Abuelos, volveremos a abrazarnos (vínculos en la distancia)
En la sociedad actual, los vínculos en la distancia nos son del todo extraños, sino cada vez más comunes, y menos fríos y desafinados de lo que se pueda pensar. Las familias ya no viven en una zona con el mismo código postal, sino que cada vez están más dispersas por distintos sitios. Algunas están separadas por unos cuantos kilómetros y otras por distancias tan grandes como un océano.
Para no perder el contacto y la calidez afectiva a pesar de la distancia física, muchas familias recurren a lo digital y a las redes sociales a menudo. Esto llama mucho la atención en el caso de las personas mayores, quienes no siempre pueden desplazarse para ir a visitar a sus familias, pero consiguen hacer el esfuerzo por adaptarse a los tiempos que corren.
Aunque hay abuelos que controlan poco o apenas lo justo, otros ya han vuelto expertos en tecnología, y se expresan como auténticos gurús de lo digital y hasta se animan a compartir con sus nietos de maneras muy divertidas que van más allá del intercambio de fotos, audios y vídeos. Sí, hay abuelos que juegan partidas de videojuegos en línea e incluso se animan a grabar tiktoks en simultáneo con sus hijos, nietos o incluso amistades.
Los abuelos aprenden (a su ritmo) a entenderse con los dispositivos y las aplicaciones y una vez lo consiguen, les motiva mucho pautar fecha y hora para hacer videollamadas a sus seres queridos.
Abuelos en el mundo digital, vínculos en la distancia
Hay distintos tipos de realidades que afectan a los abuelos. Los hay que viven en compañía, los que viven solos, los hay con familia y sin familia y tampoco podemos olvidar a quienes están en las residencias. Sea cual sea su situación, debemos crear con ellos vínculos en la distancia para que la soledad no sea su única compañía a diario, tanto en lo físico como en lo emocional.
Puede que tengamos como vecina a esa viuda octogenaria que siempre nos saluda al coger al ascensor. Puede que al lado de nuestros padres, viva ese señor cuyos hijos están en otra provincia. Nunca está de más saludarlos, preguntarles qué tal están y si es posible, crear una red de apoyo para que no les falten recursos, esa compra pequeña semanal que tanto les cuesta traer a casa, esa llamada de teléfono para que se acuerden cómo suena su propia voz y articulen sus pensamientos en voz alta…
No hace falta esperar una situación extraordinaria para darle un poco de atención a las personas mayores y reconfortarlas a través de las facilidades que ofrecen la tecnología y el mundo digital. Los gestos a diario hacen mucho y los motivan a seguir adelante con su vida.
Cuando tenemos un familiar en una residencia
En la actualidad, muchas residencias ofrecen vías de comunicación para que los familiares puedan estar en contacto con sus seres queridos, aún en la distancia. Antes, lo típico era la llamada telefónica en un punto concreto de la residencia, pero hoy en día, cuando cada quien puede tener consigo un dispositivo móvil y acceso a wifi, las videollamadas no tienen por qué escasear ni hacerse esperar demasiado.
Hay que tener presente que, no por el hecho de que los abuelos estén en una residencia quiere decir que “están cubiertos” y no necesitan una videollamada de sus seres queridos para ver cómo están, conversar y ponerse al día de lo que pasa en sus vidas. Al contrario, lo necesitan, lo esperan y lo agradecen.
Las videollamadas resultan muy enriquecedoras para los abuelos que viven en residencia pues no solo permiten oír, sino ver e interactuar de una forma más cercana y tener una “ventana” hacia el mundo fura del lugar donde se encuentran.
Vínculos en la distancia entre nietos y abuelos
Los vínculos en la distancia deben atenderse a diario, y más entre los niños y sus abuelos. Es necesario para unos y algo realmente saludable para los otros, una práctica que debemos promover cada día para que las emociones sigan vivas, el amor sea indestructible y los miedos se disuelvan al instante. Aunque esto también aplica en otras relaciones familiares, como entre padres e hijos, por ejemplo.
- Durante las videollamadas hay que atender diversos aspectos. El primero es preguntar a nuestros mayores cómo están, qué han comido o qué van a comer. Es necesario estar al tanto de su bienestar y de su estado de ánimo.
- Por otro lado, hay que focalizar su atención y su memoria a través de preguntas que les inviten a recordar tanto instantes agradables del ayer como esas tareas que han podido realizar hoy. Todo ello les permite ubicarse, aferrarse más al aquí y ahora en un escenario en el que el confinamiento hace del tiempo una dimensión más difusa.
- Es altamente positivo, tanto para los niños como para nuestros mayores, fomentar la esperanza. Debemos alimentar su ilusión haciendo planes, ideando actividades para cuando todo termine y se pueda nuevamente, retomar la cotidianidad.
Los mayores nos lo dieron todo en su momento y si no podemos verlos en persona, porque vivimos lejos en otra ciudad, provincia, región, país o continente… debemos procurar cuidar y fortalecer los vínculos en la distancia.
Aunque exista una distancia física, no hay por qué olvidarse de la cercanía emocional.