Acércate a tus hijos, no te distancies
Con el estilo de vida que llevamos, cada vez nos encontramos mucho más ocupados y sin tiempo para dedicárnoslo a nosotros mismos y a los que más queremos. En todo esto, se encuentran nuestros hijos, los principales afectados que ven cómo sus padres se van distanciando cada vez más de ellos.
Cuando pensamos en tener hijos, valorar si les podemos dar una estabilidad económica y encontrar una respuesta afirmativa es importante a la hora de dar el paso. Pero, no olvidemos que antes de la estabilidad económica tenemos que valorar si podemos y estamos dispuestos a compartir tiempo de calidad con ellos. Podemos darles un cuarto impresionante de juguetes, lleno de cuentos con ilustraciones fantásticas, pero si no tienen con quién jugar o quién se los lea, dará lo mismo.
Un hijo da un montón de alegrías pero también nos plantea un montón de retos. Preguntas y más preguntas, para las que a veces no tenemos la respuesta pero que de alguna manera tenemos que responder con ellos. Para ello tenemos que escucharles, conocerles y trasmitirles con nuestro cariño que pueden contar con nosotros. que puedan hacerlo con los abuelos, los hermanos, los tíos o la niñera está bien, pero a los que necesita es a sus padres.
Tener hijos no lo convierte a uno en padre, al igual que tener un piano no convierte a su dueño en pianista
¿Falta de tiempo o falta de interés?
Es normal que el tiempo con los hijos disminuya cuando nos encontramos ante un proyecto importante o con mucha carga de trabajo. El problema es si cuando tenemos un espacio libre lo aprovechamos o, en realidad, lejos de aprovechar el tiempo lo tiramos a la basura.
Este es un problema bastante común. Creemos que nunca tenemos tiempo, cuando realmente deberíamos ver cómo podemos ser más productivos y aprovechar al máximo las horas que tenemos para nosotros mismos.
Bien es cierto que, como padres, nuestro trabajo también se encuentra en casa: hacer la colada, preparar la comida, bañar y vestir a los hijos… Todo esto nos ocupa tiempo, nos sentimos agotados y lo que queremos es descansar.
Pero, nuestros hijos merecen atención y debemos hacer un esfuerzo por brindarles algo de ese tiempo que ahora tenemos para centrarnos en ellos. Es complicado, ¡creemos que no tenemos tiempo! Pero, si lo pensamos bien, a veces es más bien un “no querer” que un “no poder”.
Acuérdate siempre de que el mejor regalo de los padres a sus hijos es algo llamado “tiempo”
El síndrome del padre ausente en nuestros hijos
Quizás pensar en todo lo anterior no sea tan grave o eso es lo queremos creer. La verdad es que podemos estar provocando en nuestros hijos el tan temido y acusado síndrome del padre ausente, donde aunque el padre esté presente, se encuentra inaccesible emocionalmente.
Nuestra sola presencia no basta para nuestros hijos. Debemos estar ahí para ellos, hablar, comprenderlos, compartir cosas, soñar juntos. Es muy importante tener esto en cuenta si no queremos que nuestros hijos empiecen a desarrollar conductas que no nos agradan, como pueden ser:
- Problemas para respetar las normas o la autoridad en todos los ámbitos.
- Incapacidad para hacer un trabajo hasta el final.
- Indisciplina y falta de voluntad.
- Conductas abusivas con los compañeros.
- Falta de sinceridad.
Aunque no lo creamos, todos estos problemas que intentamos solventar gritando y castigando tienen un solo origen: nosotros mismos. Estamos haciendo mal muchas cosas, pero no nos damos cuenta. No debemos ser padres ausentes, debemos ser padres presentes.
No te mates trabajando para darle todo lo mejor a tus hijos. Cuando ellos crezcan no recordarán los regalos y los juguetes, sino los buenos momentos que pasaron contigo.
El desarrollo cerebral puede verse afectado
Los problemas anteriormente descritos ya son graves y difíciles de solventar, pero ¿imaginabas que el desarrollo cerebral de nuestros hijos puede verse gravemente afectado por nuestro comportamiento distante? Esto no es una afirmación dicha al azar, es el resultado de un estudio que realizaron los investigadores de la Sichuan University.
En este estudio se llegó a la conclusión de que aquellos niños que pasan mucho tiempo sin sus padres, sin mantener un verdadero contacto, sin establecer un vínculo emocional, sin pasar tiempo juntos de verdad, manifiestan un retraso en el desarrollo cerebral.
El cerebro se vuelve inmaduro. Aquellas áreas del mismo relacionadas con las emociones no están debidamente desarrolladas y, por lo tanto, hay una respuesta deficiente en cuanto a estos estímulos al que los niños no han estado expuestos.
Pero, podemos pensar que esto solo tiene que ver con las emociones, cuando realmente va mucho más allá. El estudio también determinó que tener padres ausentes puede provocar graves problemas de aprendizaje, así como un coeficiente intelectual mucho menor.
“Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo”
-H. Jackson Brown-
En ocasiones, no hay ninguna diferencia entre unos padres que pasan tiempo con sus hijos a aquellos que casi nunca los ven. Lo importante es saber acercarnos a ellos, compartir cosas, hablar y prestarles atención. El problema de los adultos es que consideramos que nuestras preocupaciones son más importantes cuando, en realidad, no hay nada más importante que estar ahí para nuestros hijos.
No es solo los problemas que, como hemos visto, se pueden derivar, sino el valioso tiempo que estamos perdiendo y lo irresponsables que somos al no estar ahí para enseñarles a nuestros hijos cómo dar sus primeros pasos en este mundo. Pensemos un momento en cuando éramos pequeños, ¿verdad que necesitábamos unos padres presentes?