Agamia, una nueva forma de vivir las relaciones

Agamia, una nueva forma de vivir las relaciones
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 mayo, 2020

Nuevos tipos de relaciones inundan la esfera social. Poliamor, relaciones abiertas y anarquía relacional son solo algunas de las definiciones más novedosas. Aun así, ha surgido un nuevo término que adelanta a los ya mencionados y que promete darnos qué pensar: agamia.

Este concepto, que surge por primera vez en 2014, abandona la idea del gamos (unión, matrimonio) para centrarse en un nuevo modelo social y relacional. Aquellos que profesan esta idea abogan por una defensa que va más allá del amor libre (pero sin un sentimiento de necesidad exclusivo y castrante).

La agamia es la evitación de que un determinado estereotipo de relación, aquella que denominamos como romántica o amorosa, subsuma al resto bajo su patrón. Por lo tanto, defiende el no establecimiento de modelos de relación.

Desde esta perspectiva el concepto de amor que impera en nuestra sociedad se entiende como un subsubsistema ideológico que sirve a los intereses patriarcales y de clase. Esto quiere decir que este sentimiento nos ha sido impuesto como una forma de alienación por parte del sistema para tenernos controlados. Se espera que todos deseemos lo mismo, que sintamos como lógicas unas definiciones, según ellos, anticuadas que muchas veces nos esclavizan y nos hacen infelices.

Muchos de los practicantes de la agamia lo hacen por desencanto. Algunos de ellos huyen de las relaciones debido a la gran toxicidad que, lamentablemente, han experimentado. Los celos, la posesión, los abusos y la dependencia asfixiante son muchas veces síntomas peligrosos de un amor que no es tal.

Por otro lado, los hay que prefieren gozar de una autonomía total y de la libertad para vivir su sexualidad como quieran. Los críticos afirman que esto hace peligrar la pervivencia del amor tradicional. Analizar los principios básicos de la agamia puede ayudarnos a entender este nuevo modelo social.

Corazón con flechas

La sustitución de la sexualidad por el erotismo

Desde la agamia, el sexo no se ve como algo sagrado, exclusivo de las relaciones (ya sean monógamas o polígamas). Es una parte natural y sana que debe experimentarse, eso sí, ensalzándose como una forma de libertad y amor propio.

La agamia sustituye la sexualidad por el erotismo, convocando así la germinación de nuevos tipos de relaciones inespecíficas que traspasan la heterosexualidad. En este sentido, jamas se deber hacer algo que no se quiera, y mucho menos, sintiéndose obligados.

La renuncia al amor y a la opresión causada

Desde esta perspectiva, el amor romántico y su idealización son una quimera. Los celos, la posesividad y la obsesión no tienen cabida en seres humanos racionales. Estos sentimientos negativos nos hacen daño y disminuyen nuestro bienestar. La agamia apuesta por el desapego de las emociones de exclusividad a cambio de una sociabilidad armónica.

Así, la opresión no debería ir nunca ligada al concepto de amor. La razón, la sensatez y los impulsos naturales priman por encima de los cantos de sirena y su correspondiente drama.

Personas tumbadas en el suelo para representar la anarquía relacional

Alternativas a la familia tradicional

La agamia propone hacer una redefinición de la idea de familia, considerando esta como ‘la conformación de una agrupación de individuos con relaciones consensuales de erotismo, compañía y confluencia de intereses’. Además, desde la agamia la paternidad es mucho más que tener un hijo. El amor, el respeto y el cariño deben ser lo único que se debe juzgar a la hora de valorar la capacidad de un padre.

Los seguidores de esta filosofía huyen de los convencionalismos sociales y desean formar una familia que se adapte a sus necesidades.

“Nadie puede pertenecer jamás a otro. El amor es un contrato libre que se inicia con un chispazo y puede concluir del mismo modo”.

-Isabel Allende-

No es poliamor

El poliamor defiende la idea de tener dos o varias parejas, algunas más estables que otras. La agamia huye del concepto de pareja porque lo considera vacío y carente de realismo. Tampoco tiene nada que ver con el poliamor, el sexo sin compromiso o las relaciones esporádicas: es mucho más complejo.

A medida que vivimos, las relaciones con las personas que vamos conociendo son determinantes. Esta filosofía nos permite establecer cualquier tipo de lazo con los individuos que nos rodean, sin que sea necesaria una etiqueta o una definición.

La agamia, más que una ideología o una forma de vida, pone sobre la mesa un tema recurrente: la forma de vivir las relaciones. Ahora bien, aunque se evite este término, cualquier tipo de contacto con otros supone el establecimiento de una relación. Negarlo no hará que desaparezca, pero siempre podemos respetar cómo se definen y relacionan los demás.

 


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