Alopecia nerviosa: síntomas, causas y tratamientos
La caída del cabello puede producirse por multitud de causas: enfermedades, genética, mala alimentación, carencias nutricionales como la anemia… y sobre todo, por estrés. Es decir, el estrés es un elemento que se suma a todas estas condiciones, y es una de las principales causas que explicarían por qué se nos cae, en mayor o menor medida, el pelo. En estos casos, hablamos de alopecia nerviosa.
La alopecia nerviosa aparece como consecuencia de una época especialmente estresante y se manifiesta a través de la caída del cabello. En este artículo te contamos sus síntomas, causas y posibles tratamientos.
Alopecia nerviosa: ¿en qué consiste?
La alopecia nerviosa consiste en la caída del cabello que aparece por condiciones de estrés, ansiedad o nerviosismo intenso. Puede aparecer en personas sanas, con un pelo sano, que de repente empieza a caer. También puede ser que empeoren los problemas previos de caída del cabello.
En realidad, la ansiedad y el estrés constituyen dos de los elementos que más influyen en la caída del pelo y, según el Instituto del Pelo, hasta un 70 % de la totalidad de los folículos del cuero cabelludo puede verse afectado por situaciones de estrés intensas o crónicas.
Síntomas
El síntoma fundamental de la alopecia nerviosa es la caída del cabello debido al estrés. Esta caída puede manifestarse de diferentes formas y en diferentes intensidades, dependiendo de la gravedad del cuadro. Más adelante veremos algunos de los tipos de caída de cabello debidos al estrés.
Por otro lado, síntomas derivados de esta caída del cabello son: malestar, más ansiedad y estrés, alteraciones de la imagen corporal, inseguridades, baja autoestima, preocupaciones, pensamientos rumiativos, etc. Todo depende de la gravedad del cuadro y de las características del paciente (personalidad, estrategias de afrontamiento, recursos, etc.).
Causas
Así, hay personas que, cuando pasan por una situación (o época) emocionalmente intensa y estresante, empiezan a perder cabello. A raíz de la ansiedad o del estrés producido por dicha situación, nuestro cuerpo se resiente de diferentes formas; una de ellas, a través de la alopecia nerviosa. ¿De qué manera?
El organismo, como respuesta al estrés, genera una hormona llamada cortisol (la hormona del estrés). El cortisol, cuando es segregado en niveles elevados, afecta al funcionamiento normal del cuerpo, provocando, entre otros síntomas, malestar y agotamiento físico y mental.
¿Cómo llega el cortisol a “producir” la alopecia nerviosa? El exceso de cortisol en el organismo provoca una ralentización de la circulación sanguínea y también impide que nuestro cabello absorba de forma adecuada el agua y los nutrientes que necesita para mantenerse fuerte y sano. Todo esto acaba afectando al funcionamiento normal de los folículos pilosos, y a raíz de ello, nuestro pelo se debilita y acaba cayendo.
Diferentes tipos de caída
El estrés, como decíamos, puede provocar la caída del cabello. Sin embargo, existen diferentes tipos de caída del cabello:
- Efluvio telógeno: alteración del ciclo de crecimiento del pelo que produce una caída del cabello superior a la corriente.
- Alopecia areata: el estrés origina esta repentina caída de cabello (en este caso, de mechones de pelo) en determinados puntos de la cabeza.
- Tricotilomanía: la persona, debido a la ansiedad y el estrés, acaba arrancándose el pelo de forma compulsiva (e incluso inconsciente). En este caso, hablamos de un trastorno del espectro obsesivo compulsivo (TOC).
Tratamiento
¿Existe algún tratamiento para la alopecia nerviosa? La buena noticia es que sí, y es que la alopecia nerviosa es tratable, es decir, tiene fin (es un cuadro temporal). Así, cuando la fuente de estrés y/o ansiedad desaparece, y la persona vuelve a un estado de calma y tranquilidad, los síntomas de la alopecia nerviosa desaparecen.
Por ello, resultará esencial ahondar en ese estrés y poner en práctica los tratamientos necesarios para combatirlo; una buena opción para ello es una intervención psicoterapéutica, orientada a enseñarle al paciente estrategias para reducir su activación fisiológica y emocional; por ejemplo, a través de técnicas de relajación, respiración, mindfulness…
Revisar los hábitos de vida
Por otro lado, es importante revisar los hábitos de vida: la alimentación, las horas de sueño, los horarios… Unos horarios alterados o caóticos pueden repercutir negativamente en nuestra salud física, lo que incluye nuestra salud capilar.
Por ejemplo, una nutrición inadecuada puede afectar de forma negativa al pelo, ya que éste se vuelve más seco y apagado, y también puede caer con más facilidad. Finalmente, practicar deporte también puede beneficiar a la hora de potenciar hábitos de vida saludables.
Tratamientos médicos
En cuanto a tratamientos más médicos, lo mejor siempre será acudir a un profesional en salud capilar. Lo que más se utiliza en estos casos son los complementos vitamínicos y el Minoxidil, un medicamento utilizado para estimular el crecimiento del cabello y frenar su caída.
Como vemos, los hábitos de vida, la manera de ser, nuestras circunstancias vitales… también pueden afectar a nuestra salud, lo que incluye la salud capilar. La alopecia nerviosa es un claro ejemplo de ello, que además puede haberse acentuado por la situación actual del covid (más estrés, incertidumbre, sufrimiento, cambios…).
Precisamente, en este artículo se habla de esto último. Por suerte, tiene solución, y para ello deberíamos empezar a invertir en nosotros y en fomentar prácticas que nos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida y a reducir síntomas ansiosos desencadenados por determinadas circunstancias vitales.
“Una mente en calma trae fuerza interior y confianza en uno mismo, por eso es muy importante para la buena salud”.
-Dalai Lama-
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- American Psychiatric Association -APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid. Panamericana.
