El amor, esa varita mágica en la crianza de los hijos
Ser padre es un reto. Ser madre es un reto. Lo es hoy y lo ha sido siempre. La fórmula para hacerlo bien no existe. Pero sí que hay un ingrediente que debería estar en todas las recetas para educar a los hijos: el amor. En realidad, cuando el amor forma parte de cualquier cóctel hay muchas más probabilidades de que las cosas salgan bien. Y cuanto más, mejor.
Pero, ¿qué diferencia una buena de una mala crianza?, ¿qué baremo utilizamos para juzgar si las cosas van bien o mal?, ¿el éxito académico?, ¿la obediencia y el buen comportamiento?, ¿el saber estar? Si hay amor no tendrás dudas, porque cuando a las relaciones les pones amor te devuelven alegría, paz y sosiego. Y si estamos hablando de tus hijos, más aún.
Puede que muchos se hayan sentido ofendidos por esto. Todos queremos a nuestros hijos, por supuesto, pero no es lo mismo amar a un hijo que criarlo con amor. Además, para criar a los hijos con amor hace falta algo que los padres de hoy en día no siempre tenemos: tiempo para conectar con ellos. Ten en cuenta que conectar no es lo mismo que estar.
Conecta con tus hijos para un crianza basada en el amor
Cuando conectas con tus hijos los ves de manera diferente. De alguna manera ellos se vuelven más humanos. Dejan de ser un proyecto para convertirse en personas con habilidades presentes. Dejan de ser una tarea para convertirse en parte de ti. Sus problemas pasan a ser tus problemas, sus inquietudes tus inquietudes, su mundo tu mundo.
¿Nunca sentiste de niño o de adolescente que eras un extraño en un lugar donde no encajabas, donde no te tenían en cuenta, donde solo eran válidas las opiniones y expectativas de tus padres? Eso es desconexión. Tus padres te querían, claro que sí, pero no estaban conectados contigo. Si no sabes qué es esto, enhorabuena. Seguramente ahora no tengas problemas para conectar con tus hijos.
En determinados momentos parece difícil eso de conectar con los hijos, pero no hay nada que no se pueda conseguir si le pones amor, mucho amor. Amor sin condiciones, sin restricciones, sin expectativas.
Supera tus inseguridades amándote a ti mismo
La paternidad suele dejar a la luz muchas de nuestras inseguridades. No es justo que proyectemos sobre ellos nuestras frustraciones, que intentemos dirigir su futuro para que ellos sean capaces de llegar allí donde nosotros no pudimos llegar. Ellos son personas distintas a nosotros y probablemente van a tener aspiraciones distintas. De esta manera, ayudarles a conseguir las suyas y no las nuestras es uno de los mayores regalos que les podemos hacer.
Piensa que si te amas como eres renovarás la tu fe en ti mismo y también en tus hijos, puesto que les regalarás la mejor versión de ti mismo, lo que de verdad eres. La relación crecerá en la sinceridad, en el orgullo y en la esperanza. Tus hijos no necesitan un superhéroe como padre o madre, solo necesitan unos padres que les quieran como son y desde lo que son.
“El amor a uno mismo es el motor de la transformación. Y el trabajo con la sombra es su programa de estudios”.
-Paul Ferrini-
El amor trae seguridad, confianza y esperanza. Si se los das a los demás, le ofreces todo lo demás. Si te lo das a ti mismo se multiplican los efectos en ti y en lo que ofreces a los otros. Solo amándote puedes amar a los demás, incluidos tus hijos.
Cómo conectar con los hijos a través del amor
El amor lo transforma todo ya que es la principal diferencia entre una crianza feliz y una crianza estresante. De toda situación difícil se puede salir airoso con amor. Y son muchas las situaciones de este tipo que pueden darse a lo largo del día.
Para empezar a aplicar el amor a la crianza de tus hijos, el primer paso es imaginar que conectas con ellos. Cierra los ojos y siente como crece ese amor profundo e intenso dentro de ti. Siente el cariño y el calor que emanan del amor. Mantén esa imagen durante un minuto. Si esto lo haces a menudo conseguirás programarte para el amor y lo integrarás dentro de ti como la forma de ver la relación con tus hijos.
Ya hablando de la relación real con tus hijos, observa la situación cada vez que se inicie una situación de tensión con ellos. Reconoce la situación y reconócete a ti mismo. Identifica cómo te sientes y analiza cómo reaccionas. ¿Crees que el amor y el cariño guían esa manera de actuar? Si no es así, intenta rememorar la imagen de la que hablamos en el párrafo anterior. Mira la situación desde esta nueva perspectiva. Siempre hay más de una forma de interpretar y afrontar una situación.
Si estás enfadado, si te sientes irritado, no intentes guiar a tu hijo en esa situación. No intervengas cuando te encuentres en medio de una tempestad de sentimientos negativos. No puedes controlar una situación si tú mismo no eres capaz de controlarte. Piensa que si quieres conectar con tu hijo, primero tendrás que conectar contigo mismo. Date amor y luego da ese amor.
Por otra parte, ten en cuenta que los seres humanos conectamos mejor desde el contacto físico. Abraza a tus hijos, acaríciales, llénales de besos. No hace falta un motivo ni una razón. Por otro lado, a medida que se hacen mayores es fácil que el contacto disminuya: tampoco entonces te des por vencido, no te olvides de conectar piel con piel.
Recuerda también que el juego es una poderosa arma para conectar que promueve no solo el contacto, sino también el diálogo, la complicidad y la interacción. Juega con tus hijos siempre que puedas. No hace falta que organices nada especial. Una simple pelea de almohadas o cualquier tipo de carrera improvisada pueden hacer mucho.