El amor no es sufrimiento
El sufrimiento, es una de las ideas que tenemos más arraigadas al amor. Nos hemos creído que sufrir en una relación es inevitable y está relacionado con la intensidad y la profundidad del amor. Hemos aprendido a su vez a amar así, desde el sufrimiento, creando relaciones tóxicas.
El amor puede implicar dolor, que es algo inevitable, sin embargo, el sufrimiento sí es algo de lo que poder prescindir y además es necesario desvincularlo de la ecuación. Puesto que este sentimiento en el que dos personas se vinculan para compartir su felicidad, no tiene cabida el tener que estar pasándolo mal habitualmente.
Siendo así, ¿por qué tenemos tan arraigado el sufrimiento al amor? Esto ha sido aprendido cultural y socialmente a través de la redención o “salvación”, con la creencia de que el sufrimiento es una prueba de amor. Una ideología que puede llegar a ser algo sadomasoquista incluso.
“Cuando hay sufrimiento, ¿puede de algún modo haber amor? El amor, ¿es acaso deseo, es placer, de modo que cuando ese deseo, ese placer se nos niega, hay sufrimiento? Decimos que el sufrimiento como celos, apego y posesión, forma parte del amor, ése es nuestro condicionamiento, así se nos educa, eso integra nuestra herencia, nuestra tradición”
-Krishnamurti-
¿En qué consiste amar sin sufrimiento?
En esta cultura que, como ya hemos indicado, se tiene la idea de que cuanto más sufrimiento pasamos más estamos amando. Así, resulta necesario hacer un re-aprendizaje, y sobre todo preguntarse qué significa para uno mismo amar.
Cuando el sufrimiento aparece en nuestras relaciones de amor es porque algo está fallando. Nuestro desarrollo personal, la madurez, la honestidad y la armonía de la pareja; son factores que cuando se consolidan deja de tener cabida el sufrimiento en nuestro vínculo.
Amar sin sufrir significa desprenderse de la posesión que genera celos, dependencia y apego. Situarse ante la relación de una forma equitativa, mediante el respeto y la valoración personal tanto a uno mismo como a la otra persona.
Cuando amamos de una forma sana, nos vinculamos sin sufrimiento, sin miedos que nos impidan perder nuestra libertad individual, sin necesidad de estar con alguien para no sentirnos solos. Es saludable vincularse desde lo que somos compartiendo nuestra felicidad con la otra persona.
Apartarnos de la posesión y la dependencia
La unión de nuestro vínculo amoroso no debería estar contaminada por la posesión y la dependencia. Alejarse de estas dos prácticas tan habituales requiere de mucha madurez y sobre todo de un buen autoconcepto y valoración personal.
“Donde hay apego, no hay amor, y como no sabemos amar dependemos, y… si hay dependencia, hay miedo. Uno no puede liberarse del miedo mientras no comprenda la relación y la relación solo puede comprenderse cuando la mente se observa en todas su relaciones, lo cual es el principio del conocimiento propio”
-Krishnamurti-
Recordemos que la dependencia y la posesión son ingredientes inevitables del sufrimiento. No resulta posible armonizar y estar en paz cuando se está pendiente constantemente del miedo a perder lo que creemos poseer.
El amor es apreciación y agradecimiento
Como hemos visto, el sufrimiento no tiene cabida en el amor, puesto que lo intoxica y lo acaba matando. Hay valores que podemos introducir en nuestros vínculos para no caer en la trampa del apego, que son sobre todo la apreciación y el agradecimiento.
Mantener un vínculo desde el respeto, el mutuo aprecio, compartiendo lo que somos y comprendiendo que es importante la reciprocidad, al igual que el intercambio de mensajes positivos. Estos son aspectos que nos alejan del sufrimiento y los que configuran motivos para sentimos agradecidos por el vínculo que compartimos.
En esto consiste un vínculo de amor: en una relación donde compartir gustos e intereses esté por encima de la represión y el miedo a perder lo que nos une. Se trata del cuidado, la apreciación, el agradecimiento y la tranquilidad de que seguiremos creciendo juntos ante las dificultades.
“Si amas una flor, no la recojas porque si lo haces esta morirá y dejará de ser lo que amas. Entonces si amas una flor, déjala ser. El amor no se trata de posesión, el amor se trata de apreciación”
-Osho-