Anestesiólogos descubren un tercer estado de consciencia
Según el profesor Pandit, anestesiólogo en los Hospitales Universitarios de Oxford, existe un tercer estado de consciencia que algunos pacientes pueden experimentar cuando se les somete a una anestesia general.
“Respira hondo, piensa en algo agradable, ya te vas a dormir…” Noto una sensación rara que sube por mi brazo y luego paz. No estoy, me encuentro en un coma inducido.
Según Pandit, la posibilidad de una tercera dimensión de la consciencia deriva sobre todo de la complejidad de la anestesia. Nadie puede considerarse jamás completamente seguro de que los fármacos suministrados hayan tenido el efecto esperado.
Es muy complicado suministrar el fármaco justo y la cantidad precisa para cada paciente, incluso después de años de formación y experiencia en los quirófanos.
¿Es posible despertar durante una anestesia general?
Sí, es posible despertar durante una operación quirúrgica, aunque no por completo. Nos encontramos en ese tercer estado de consciencia que describe el profesor Pandit en sus estudios. Claramente no estamos despiertos, no podemos movernos ni comunicarnos, pero no somos completamente insensibles a los impulsos externos.“De repente algo sucede, oigo voces, ¿se trata de un sueño? No, son reales, puedo oír al personal de quirófano conversar sobre de la operación, ¡de mi operación! ¿He muerto? Tampoco, aunque el infierno puede parecerse mucho a esto.”
A este estado se le ha denominado disanestesia. Se trata de un estado en el que el paciente no se encuentra ni consciente, ni tampoco completamente inconsciente. Afecta a un muy escaso porcentaje de los pacientes que entran en un quirófano y que se someten a una anestesia general.
Aun así, es un hecho que preocupa a los profesionales. El paciente es consciente de la operación y de todo lo que sucede a su alrededor, pero no puede hacer nada al respecto.
Puedo sentir sus manos en mi cuerpo, los instrumentos quirúrgicos abriéndose paso dentro de mi. Tengo miedo. No puedo respirar bien. ¡Quiero gritar! Pero no puedo articular palabra, noto un tubo que recorre mi garganta. ¡No puedo moverme! Estoy paralizada. Solo me queda esperar a que termine la operación, así, inmóvil, sufriendo cada segundo, deseando que ese pitido intermitente que oigo a lo lejos no deje de sonar.
Pero no nos alarmemos, según las estadísticas, solo un paciente entre 15.000 dice recordar algún episodio relativo a la operación después de haber despertado. Son aquellos pacientes que después de recibir la anestesia no llegan nunca a alcanzar la completa inconsciencia.
Se ha demostrado que el tercer estado de consciencia existe
El Dr. Padit ha centrado sus investigaciones en estudiar la disanestesia. Este descubrimiento deja claramente en evidencia los actuales métodos de monitorización durante la intervención.
Los anestesiólogos controlan la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea, la respiración, la concentración de fármacos en sangre, etc, pero todo esto parece no ser suficiente para asegurar el estado de completa inconsciencia del paciente durante la intervención quirúrgica.
Algunos signos de consciencia pueden detectarse a través de los instrumentos, como un aumento de la frecuencia cardíaca o de la presión sanguínea. Pero, con frecuencia, estas señales fisiológicas pueden encontrarse atenuadas por los fármacos que se suministran durante la operación.
La demostración empírica
El prestigioso anestesiólogo recurrió a una vieja técnica que permite paralizar todo el cuerpo, menos uno de los antebrazos, para demostrar que es posible. Un tercio de los pacientes, aparentemente inconscientes durante la intervención, movieron los dedos del brazo como respuesta a órdenes directas que emanaban del experimentador.“A todos los efectos, estos pacientes se encuentran en un estado de inconsciencia. Sin embargo, pueden responder a algunos estímulos externos, como órdenes verbales”- aclaró el Dr. Pandit- “Lo que es extraordinario es que mueven los dedos solo si se les ordena. Ningún paciente reaccionó ante la operación quirúrgica. Probablemente no sienten dolor“.
Han pasado ya 3 semanas desde la operación, pero no consigo dormir. Me despierto en mitad de la noche sudando, con el corazón a mil. No olvidaré jamás la sensación de asfixia y muerte que sentí durante aquellos interminables minutos.
Aunque en realidad se trata de una posibilidad bastante rara, una experiencia de este calibre puede volverse traumática. De hecho, los pacientes que experimentan ese estado de consciencia, sufren normalmente de estrés postraumático, ansiedad y ataques de pánico.
En conclusión, hay que señalar que experimentar el tercer estado de consciencia es extremadamente raro, y que no debemos preocuparnos. Sin embargo, este descubrimiento pone de relieve que aún nos queda un largo camino por recorrer en nuestro conocimiento de la anestesia y la consciencia humana.
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