Anna O, el caso que inspiró la creación del psicoanálisis
Sigmund Freud era un médico de ingenio agudo que se sentía fascinado por los enigmas de la mente humana. Fue el creador del psicoanálisis y esto modificó por completo lo que se conocía hasta entonces sobre la razón y la sinrazón. Sin embargo, dentro de su trabajo tuvo una gran importancia la paciente que pasó a la historia con el nombre de Anna O.
Freud sentía especial curiosidad por los casos que la medicina de entonces llamaba “inexplicables”. Había varios pacientes de esa naturaleza en el famoso Hospital de la Salpetriére. Personas que estaban ciegas o paralíticas sin que esta discapacidad tuviera un origen físico identificado y casos similares.
“El tratamiento catártico de la histeria, precursor del psicoanálisis, fue el descubrimiento común de una paciente genial y de un médico de espíritu amplio”.
-Sandor Ferenczi-
En ese entonces, varios de estos casos se trataban a través de la hipnosis. Freud hizo lo mismo. Aprendió las técnicas necesarias para llevarla a cabo y la practicó en su consulta. Sin embargo, notó que sus pacientes se curaban, pero reincidían en el síntoma luego. O desarrollaban otros síntomas sustitutos. Para él y para Josef Breuer , su maestro, todo parecía una encrucijada hasta que se encontraron en el camino con el caso Anna O.
Anna O, Breuer y Freud
Josef Breuer era experto en el tema de la histeria. También era la figura más destacada de la hipnosis clínica por aquella época. Freud se hizo su aprendiz y lo admiraba profundamente. Juntos escribieron las primeras líneas en lo que sería la historia del psicoanálisis. Anna O fue un caso decisivo para que ambos avanzaran en la comprensión de la mente humana.
En aquel entonces la histeria era vista como una enfermedad de mujeres. Se suponía que ellas a veces fingían tener problemas físicos, solo con el objetivo de llamar la atención. Breuer estaba convencido de que ellas no mentían y Freud pensaba lo mismo. Es decir, ninguno de los dos pensaba que se trataba de una simulación.
Anna O era una joven de 21 años, austriaca y proveniente de una familia acomodada. Se trataba de una chica especialmente inteligente y culta. Sin embargo, llegó a presentar muchos síntomas extravagantes. Entraba en una suerte de “trances” que ella llamaba “nubes”. Sufría alucinaciones en las que veía serpientes y calaveras. Se quedaba muda. Se paralizaba. No podía beber líquidos. A veces olvidaba su lengua materna, el alemán, y solo podía hablar en inglés o francés.
Breuer comenzó a tratarla cuando tenía una tos persistente que la dejaba exhausta. También tenía parálisis en su rostro, un brazo y una pierna. Su padre sufría de un absceso tuberculoso y ella era quien lo había atendido durante la enfermedad. Sin embargo, ella misma comenzó a enfermar.
Anna O y la cura por la palabra
Joseph Breuer la hipnotizó, pero notó que solo obtenía relatos muy caóticos. La segunda vez que la hipnotizó, le preguntó si algo le molestaba. Anna O respondió con esta frase: “ajamáis acht nobody bella mió please lieboehn nuit”. Se trataba de algo disparatado. Una oración dicha en cinco idiomas. Breuer decidió, de manera intuitiva, que trataría a Anna O sin hipnosis.
Desde entonces, Breuer enfocó el tratamiento empleando la escucha como principal herramienta. Animaba a Anna O para que hablara y dijera cualquier cosa que viniera a su mente. Los síntomas mejoraron y aparecían las bases de lo que sería el método de libre asociación o asociación libre.
Ella comenzó a llamar a esas sesiones “limpieza de chimenea” o “cura por la palabra”. Bajo esta última acepción quedó identificado el psicoanálisis en la historia. Breuer, por su parte, llamó a este procedimiento “método catártico”.
La cura de Anna O y el comienzo del psicoanálisis
El proceso terapéutico con Anna O tuvo muchos altos y bajos. Finalmente, ella se enamoró de Breuer y desarrolló una fuerte dependencia de él. Este también sentía atracción por ella. Como era casado, decidió dar por terminado el tratamiento. Tiempo después, Freud descubrió en estos hechos el fenómeno de la “transferencia” y el deseo sexual que estaba en el trasfondo de la histeria.
Anna O tuvo dos internamientos y varias recaídas. Aun así, hubo un punto en el que logró tener bajo control todos los síntomas que la aquejaban. Se convirtió en una activista por los derechos de la mujer y de los niños. También fue escritora y traductora de cierta importancia. Su vida tomó un rumbo que podría llamarse “normal”.
Once años después, Joseph Breuer y Sigmund Freud publicaron una de las obras en donde el psicoanálisis ya aparece como un enfoque diferenciado. Se trata del libro “Estudios sobre la histeria”. El caso Anna O es, finalmente, el más ilustrativo de esta obra. Muchos llegan a decir, de forma simbólica, por supuesto, que fueron la histeria y Anna O quienes inventaron el psicoanálisis.