Aplazar las cosas importantes
Muchas personas tienen la habilidad y las capacidades para triunfar en cualquier ámbito de la vida, sin embargo, no logran el éxito porque dejan “todo para después”. Son una sinfonía inconclusa, como la de Schubert (valga la comparación). Por el simple o complejo hecho de aplazar las cosas día tras día, no se alcanzan las metas en tiempo y forma.
Cerca del 20% de los trabajadores en la actualidad reconocen que se retrasan siempre en sus tareas por diversas razones, entre ellas, la falta de energía o motivación o las interrupciones de todo tipo. Otro gran porcentaje indica que prefiere dejar todo para último momento porque actúan mejor bajo presión y están también los que se confían en poder finalizar la tarea cinco minutos antes de la entrega, sin tener en cuenta los imprevistos que esto puede ocasionar.
Procrastinar (retrasar las tareas) no es sinónimo de no hacer, sino de realizar otras actividades (que no siempre son más importantes) en su lugar. Ya sea en el trabajo, en casa o en la Universidad, se pospone bastante lo urgente y se da espacio a lo irrelevante. Desde jugar con el móvil a mirar televisión, pasando por chequear el correo electrónico a beber café varias veces por día, muchas son las cosas que hacemos para, valga la redundancia, no “hacer” lo que debemos.
Es preciso entonces realizar una lista con las tareas y como si fuera un “ránking”, anotar con un número las más urgentes a las menos importantes (del 1 al 10 por ejemplo). Para aquellos que sufren de dilación hacaer las tareas que son irrelevantes o que no “suman” al objetivo es igual a no terminar o siquiera comenzar con lo que es debido.
La desidia no es beneficiosa para la salud. Y el problema es que está presente en todos los ámbitos, no sólo en el profesional. Por ejemplo, alguien que espera al último día para pagar una factura aunque tenga el dinero hace una semana o bien el que tiene que hacer un trámite y llega a la oficina cinco minutos antes de que cierre. En algunos sectores tiene mayores incidencias, aunque mayormente trae problemas con el entorno, sobre todo si se tiene al lado a alguien pro activo, organizado y que nunca deja nada para después.
Retrasar las tareas que se tienen en la columna de pendientes genera más cantidades de estrés. Además, es muy probable que estas personas protagonicen discusiones o peleas con la esposa, los padres, los compañeros de trabajo, el jefe, los amigos, etc. El estrés, como ya sabemos, afecta a nuestra salud y sus consecuencias. En el caso de la desidia, la incrementa porque la persona tiene más sueño, le duele la cabeza, no tiene energías para trabajar, etc.
Si sueles decir alguna (o todas) de estas mentiras, es porque tienes un problema de dilación:
-Sobreestimas la motivación que tendrás al otro día o la próxima semana, cuando se cree se realizará aquella tarea
–Estimas de más el tiempo que te queda disponible para hacer ciertas tareas
-Subestimas las horas que necesitas para finalizar una actividad
–Piensas erróneamente que el éxito depende de tener voluntad o ganas de hacer las cosas
-Crees de manera incorrecta que el trabajo no es óptimo cuando no se está motivado
La buena noticia es que la dilación se puede modificar, por más de que se trate de un hábito muy arraigado, es decir, desde hace mucho tiempo. Si tienes tendencia a dilatar los compromisos o a dejar todo para último momento, recuerda que no has nacido así. Pueden haber ciertos comportamientos en la familia que te hayan permitido moldear tu personalidad de esa manera, pero nada que no pueda ser “re hecho” o “deshecho”. Tienes la capacidad de aprender nuevas pautas de comportamiento.
Ten en cuenta que este hábito no será eliminado de la noche a la mañana, requerirá práctica y sobre todo, compromiso. Algunas estrategias interesantes:
*Realiza una lista de tareas diarias
*Escribe una declaración de intensiones, con la premisa de “sólo por hoy”
*Sé realista en tus objetivos
*Divide las tareas y metas para hacerlas de forma más eficiente
*Promete una recompensa por cumplir
*Determina el tiempo justo o más exacto posible que necesitas para hacer las tarea.
Foto cortesía de Soloviova Liudmyla