Aprende a respirar cuando las emociones te desbordan
Las emociones son como brújulas que nos guían, empujándonos a la acción en la mayoría de los casos (no en todos, piensa por ejemplo, que el miedo puede tener un efecto paralizante). Ahora bien, ¿qué pasa cuando dejamos que las emociones tomen el mando, con toda su energía, sin control ninguno? En primer lugar, lo más probable es que nos pasemos de intensidad a la hora de actuar, algo que puede llegar a influir en nuestra autoestima, especialmente en la seguridad que mostramos en nosotros mismos.
Lograr un equilibro emocional es un proceso que requiere práctica y entrenamiento. Imagina que necesitas subirte a una montaña rusa diariamente, para sentirte descargado y motivado. Aunque en el momento puede ser que te siente bien la intensidad emocional, luego es posible que termines agotado de tanta subida y bajada emocional. Es más, lo más probable es que termines desorientado y poniendo en cuestión todos los proyectos de tu vida.
“Toma control de tus emociones de manera consistente y conscientemente y deliberadamente transforma las experiencias de tu vida diaria”.
–Anthony Robbins-
¿Por qué las emociones te desbordan?
¿Necesitas expresar las emociones intensamente para sentir que estás vivo? El desborde emocional a menudo va asociado con el dramatismo o la exageración. Pero no siempre tiene por qué ser así. Puede que necesites sentir las emociones y expresarlas con mucha intensidad, que sea tu manera de mostrar lo que sientes y/o que no sepas hacerlo de otra forma.
La intensidad emocional también se ha relacionado a personas que son altamente sensibles, con gran empatía y capacidad para ponerse en la piel de los demás. Las personas a las que les afecta todo de una manera muy grande, pueden experimentar culpa o autoexigencia. Piensa que no es fácil gestionar la propia emoción que produce sentirse sobrepasado por las emociones todo el tiempo.
Las emociones son como olas, que vienen y se van
Todas las emociones son válidas y necesarias para tu desarrollo: todas ellas tienen una función adaptativa. No hay emociones buenas o malas, y tampoco maneras de sentir mejores ni peores. Es importante que te permitas sentir todas las emociones, encontrando una manera para que te sean más llevaderas.
Toda emoción, por muy intensa que sea, al final, se va si la dejas salir. Las emociones son como olas, que vienen y se van, pero es importante que no te dejes arrastrar por ellas. No permitas que te inunden y para ello intenta buscar la manera más sana para que se expresen .
“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”.
-Daniel Goleman –
La respiración es la base para que tus emociones cambien
La respiración es el pilar que sustenta todas nuestras emociones. Según como respiremos, vamos a sentir la emoción con una intensidad u otra e incluso puede condicionar el tipo de emoción que predomine en nosotros. Por ejemplo, si respiras de forma más agitada y rápida, es posible que puedas conectar con la angustia, la ansiedad o el enfado. En cambio, si puedes pausar tu respiración y centrarte en expulsar más aire del que entra por tus fosas nasales, seguramente vas a poder estar más tranquilo mismo.
La ansiedad, el miedo, el estrés que sientes pueden producirte falta de aire o respiraciones rápidas y superficiales. Por otro lado, respirar más lento ayuda a tu cuerpo a permanecer en un estado más relajado.
Aprende a respirar cuando tus emociones te desbordan
Para aprender a respirar las emociones que te desbordan, primero, va a ser necesario:
Identificar tus sensaciones físicas
Observa si está sintiendo un nudo en la garganta, una bola en el estómago, una sensación de cosquilleo en la espalda…
Observar qué emoción básica hay detrás de tu sensación física
Tenemos 4 emociones básicas que surgen detrás de cualquier sensación corporal que experimentemos. Ponerle nombre a lo que te pasa, te ayudará a dar sentido a tu experiencia.
Respirar la emoción y expresarla
Dale espacio a la emoción en toda su intensidad, no intentes controlar tus emociones. El control te lleva a la represión emocional. Si puedes simplemente respirar, ya la estarás gestionando de forma diferente.
Si te encuentras con el enfado déjalo enfriar o suéltalo sin dañarte
En vez de acumular y después expresar tu enfado, como una bomba hacia los demás, puedes esperar a que la emoción se enfríe y luego buscar una manera más asertiva de expresar lo que sientes.
Si aún así necesitas soltar tu enfado para que no te desborde, puedes, sin hacerte daño, buscar una manera de canalizarlo. Por ejemplo, un cojín, una toalla que retuerzas, una botella de plástico que puedas aplastar siempre pensando en aquello que te enfada, cuanto más concreto seas al expresar la emoción, mejor. Se trata de liberar la propia energía física que tiene la propia emoción.
Un ejercicio práctico para trabajar con tu respiración y las emociones
Exhalar (dejar salir el aire lentamente) es lo que se asocia con la relajación. En cambio, la inhalación (meter aire), se asocia más con el estrés o ansiedad. Por otro lado, piensa que aprender respirar con tranquilidad requiere práctica diaria. Podemos dividir dicha práctica en cinco pasos:
- Respira con normalidad por la nariz con la boca cerrada.
- Deje salir el aire lentamente por la nariz con la boca cerrada.
- Al dejar salir el aire, repite mentalmente la palabra “calma” o “relajado” (o alguna otra palabra que encuentres relajante), muy lentamente.
- Cuenta lentamente hasta cuatro y luego vuelve a inhalar aire.
- Practica este ejercicio varias veces al día, realizando entre 10 a 15 respiraciones cada vez.
Cuanto más practiques tu respiración más fácil a va a ser que puedas gestionar tus emociones, en vez de que ellas te inunden o sobrepasen. El equilibrio emocional está directamente relacionado con que puedas aprender a usar tus emociones para comunicarte contigo y con los demás de una forma sana.