Asertividad: posible gracias al conocimiento de nuestros derechos
La asertividad es la capacidad que tiene cada individuo de defender sus propios derechos de manera no agresiva. Derecho a ser quien es, a expresar lo que piensa o siente y a hacerlo con el máximo respeto hacia sí mismo y hacia los demás. Además, una persona puede ser asertiva cuando conoce sus derechos y las alternativas que tiene para protegerlos.
Hoy nos vamos a centrar en tres de los derechos asertivos básicos, sin olvidar que existen muchos más. Así, en vez de abrir una lista interminable, vamos a explorar tres de ellos en profundidad: el derecho a no dar explicaciones, el derecho a triunfar y el derecho a gozar y a disfrutar.
La asertividad: un concepto poco conocido
En realidad, los derechos asertivos básicos son todos aquellos que poseen las personas por el hecho de serlas. Eso quiere decir también, que los demás gozan de los mismos derechos asertivos que tú. Un dato que conviene no olvidar cuando tenemos que elegir la forma de defender estos derechos.
La asertividad es, precisamente, la cualidad, entendida como conocimiento, valentía y saber hacer, que nos permite defender nuestros derechos cuando la situación no favorece esta defensa. Gracias a la asertividad podemos decirle que no a nuestro jefe o amigo cuando nos pide un favor o señalar una injusticia cuando la ha cometido una amigo.
Gracias a la comunicación asertiva podemos expresar opiniones, defender derechos y realizar sugerencias sin violar los derechos de los demás. Además, una comunicación honesta con el exterior, nos permitirá mantener un diálogo más sano, ya que no tendremos que inventar justificaciones para nuestra manera de actuar, evitando así la disonancia.
Hablamos de una forma de comunicación que se aprende y se entrena. Por eso, hoy os traemos los derechos asertivos más importantes.
Las explicaciones son voluntarias
Son innumerables las ocasiones en las que nos sentimos obligados a justificar las decisiones o las acciones que tomamos, incluso las opiniones que tenemos sobre un tema. Pero, lo cierto es que solo estamos obligados a dar las explicaciones que nosotros queramos.
Cada uno es su propio juez, y el derecho asertivo básico a no dar explicaciones proviene del hecho de que nadie es quién para juzgarte, más allá de que puedas o no haber cometido un delito. Si te encuentras a menudo en situaciones en las que te ves dando muchas explicaciones -cuando no quieres darlas-, puede que estés enfocando tu existencia en querer agradar a los demás para ser aceptado.
Piensa que no tienes por qué gustarle a todo el mundo; a cambio, sí mereces que cualquier persona te respete. Muchas de los pensamientos que sostienes no son lógicos, al igual que muchas de las ideas que mantienes. Soportar esa incoherencia frente a ti y frente a los demás es un logro que requiere práctica… y asertividad.
El derecho a triunfar
Aparentemente, proteger este derecho no es una tarea complicada, ¿verdad? Pues, a veces, puede serlo, y mucho. Para varios de los logros a los que aspiras hay competencia, para muchos de los que has conseguido, quizás la hayas sufrido. Hablamos de una competencia que no siempre juega limpio o que, por envidia, no duda en echar tierra sobre lo que hemos logrado.
Por otro lado, el síndrome de Procusto es la denominación dada a aquellos individuos que sienten la necesidad de cortar la cabeza o los pies de las personas que sobresalen. El miedo a ser víctimas de Procusto obliga a algunas personas a hacer todo lo posible para no destacar o diferenciarse del resto.
Derecho a gozar y disfrutar
El derecho a gozar, disfrutar y a ser feliz. Muchas personas que han trabajado duro, se esfuerzan, han pasado por una mala racha o por un evento dramático, después tienen la sensación de haber despertado. Pero, lo cierto es que se debe considerar este derecho al disfrute como algo básico.
La edad media sin duda fue un periodo oscuro. En muchos lugares estaba prohibida la alegría y la risa. La visión de la vida como un camino de sufrimiento estaba muy extendida. Así, en este escenario la celebración y la fiesta eran censuradas. Volviendo a la actualidad, es cierto que hemos dado un paso adelante en este sentido. Un paso importante. Sin embargo, todavía hay personas que se abstienen de celebrar o de manifestar alegría por miedo a resultar histriónicas.
La asertividad nos hace subir pendientes. Muchas veces las circunstancias nos ponen en una encrucijada donde no es fácil defender nuestros derechos. Sin embargo, pasado este momento de apuro, nos daremos cuenta de que, al ser asertivos, nuestra mirada se vuelve más limpia y nuestra propia compañía mucho más agradable porque somos capaces de reconocernos en quienes somos.