Bioética: la importancia de la relación médico-paciente
La bioética hace referencia directamente a la dignidad de la persona, al respeto al ser humano y a sus derechos. ¿Cuántas veces hemos acudido al médico y hemos salido de allí con la sensación de que no nos estaban escuchando realmente? ¿Quién no ha echado de menos algo de afecto en un momento tan complicado como el diagnóstico?
Pues bien, una parte de la bioética se encarga de estudiar estos temas. Y no sólo de someterlos a estudio, sino también tratar de encontrar una solución efectiva que pueda satisfacer tanto al enfermo como a quien lo atiende. No se puede entender la bioética sin englobar las dos partes de la relación médico-paciente.
Los cuatro principios fundamentales de la bioética
Los cuatro principios fundamentales de la bioética serían los siguientes:
- Principio de autonomía: consiste en respetar el derecho de cada paciente de decidir por sí mismo y sobre su enfermedad. El médico debe respetar los valores y las preferencias que tenga el enfermo. Una de las partes importantes de este principio pasa por dar toda la información que el paciente pida, sin ocultar nada. Y del mismo modo, si el paciente prefiere no conocer ciertas partes de información, seguir sus deseos.
- Principio de no maleficiencia: tratar de no agravar el problema con el que el paciente acude a consulta. En el entorno médico, por lo tanto, se debe intentar estar al día sobre los tratamientos más efectivos y menos dolorosos; el objetivo es que el paciente no tenga que pasar por un sufrimiento innecesario. Por otro lado, el paciente no es un sujeto con el que experimentar por lo tanto, si el especialista no sabe aplicar el tratamiento que necesita, lo que recomienda la bioética es que lo derive a otro especialista.
- Principio de beneficiencia: directamente relacionado con el principio anterior. El principio de beneficiencia no está exento de críticas, pues promueve lo mejor para el paciente pero sin contar con él. Se entiende que el especialista es el que ha estudiado y sabe lo que es mejor en cada momento, pero esto afecta en el principio de autonomía.
- Principio de justicia: según este principio, el médico debe tener en cuenta los recursos de cada paciente (económicos, culturales, sociales) para actuar en base a ellos. Se trata de entender que no todos los pacientes son iguales y tratarlos de la misma manera sería injusto. Es decir, lo ideal sería tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales.
“Gran parte del sufrimiento en los hospitales se podría evitar con sencillos cambios en las actitudes del personal sanitario”
La bioética según Ramón Bayés
Ramón Bayés, psicooncólogo y catedrático de Psicología Básica en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha dedicado parte de su carrera profesional a estudiar cómo se podría mejorar esta relación médico-paciente. Ha intentado demostrar que es posible seguir ayudando al enfermo cuando la medicina ya no puede hacer más por él. Y no se cansa de repetir que los pacientes son personas: mucho más que la enfermedad que puedan padecer.
Bayés relata en cierta revista de bioética como una de las soluciones más efectivas y generales para el problema de cualquier paciente puede ser simplemente una escucha activa. En 2007 se llevó a cabo un ensayo clínico en el que se intentaban demostrar los efectos de la escucha clínica. Para ello, se partía de una situación en la que se debía comunicar la noticia de “desconectar” al paciente porque ya no se podía hacer más por él.
En dicho estudio se pidió a la mitad del personal médico que actuara como lo venía haciendo normalmente y a la otra mitad se le pidió que siguiera un protocolo específico. Este protocolo consistía básicamente en escuchar más y hablar menos. Los resultados mostraron una diferencia de diez minutos entre un método y otro. Al cabo de un mes se evalúo a unos familiares y a otros, y se observaron diferencias significativas.
Bioética versus Medicina alternativa
Uno de los peligros más graves que corremos como sociedad cuando la relación entre el personal médico y el paciente no es buena es que el paciente acuda a otros métodos que puedan aliviar su ansiedad o su preocupación. Si un médico no se para a escuchar al enfermo o a sus familiares y se limita a dar información, hay cierto “dolor de alma” no resuelto.
Ante esto, no es raro que los pacientes empiecen a interesarse por medicinas alternativas. El problema viene cuando dejan de llevarse de manera complementaria con el tratamiento médico. Si se abandona el protocolo que nuestro médico nos ha recomendado, la medicina alternativa se convierte en un riesgo para la salud.