Si caminas acompañado, llegarás más lejos
Unos versos de Antonio Machado nos recuerdan que la vida se puede tomar como un camino propio que se debe recorrer y que tiene unos obstáculos que no se pueden evitar. Lo que sí puedes es decidir cómo superar los obstáculos y cómo enfocar el camino hacia tus metas y, en este sentido, es bueno saber que vas acompañado.
“En un viaje a Kenia le pregunté a un masái que nos acompañaba qué ocurriría si aparecía un león. Él me dijo que nada porque tenía una lanza y un cuchillo. Entonces le pregunté que si yo estuviera solo qué ocurriría. Él me dijo: si estás solo estás muerto. En ese momento, yo lo tomé como una lección de vida”
-Alberto Chicote, en el programa Al rincón de pensar–
Decía el famoso cocinero en esta entrevista que una de sus lecciones de vida había sido darse cuenta de que estar solo es estar muerto. Probablemente lo hizo al entender que el camino está lleno de leones con muchas caras y distintas formas, donde quizá seas capaz de vencer a alguno más rápido si lo haces solo, pero nunca podrás derrotarlos todos si no lo haces acompañado.
Si estás solo, estás muerto
Estar solo no es lo mismo que sentirse solo, ni lo mismo que querer estar solo. Es decir, la soledad deseada siempre es buena en determinados momentos e, incluso, necesaria. Sentirse solo es estar rodeado de gente y únicamente encontrar vacío. Estar solo es desear cruzar un río y no poder por no tener a nadie que te ayude a tirar un tronco que haga de puente.
Nadie te va a poner fácil el recorrido y será muy complicado si pretendes hacerlo solo: si quieres cruzar puede que lo consigas, pero rodearte de la gente adecuada que voluntariamente te echa una mano conseguirá que duplique la fuerza y el ingenio que eres capaz de hacer frente a un obstáculo.
Supongo que por eso el masái compartió la lección con Chicote: no porque la soledad fuera mala, sino porque viajar acompañado a veces es indispensable. Para poner de ejemplo un caso práctico imaginemos que quieres montar un negocio: es poco probable que tengas las herramientas suficientes para armarlo tú solo, por lo que será mucho más fácil si un equipo, con capacidades diversas, te ayuda y puedes compartir tu felicidad de éxito con él.
“Querido Daniel, cuanto antes usted se de cuenta de esto, mejor: nada en esta cochina vida vale dos duros si no tienes alguien con quien compartirlo”
-Carlos Ruíz Zafón, en La sombra del viento-
Llegar al final no es lo importante, sino hacerlo acompañado
Cuando hayas conseguido tirar el tronco y alcanzar la otra orilla, comprenderás el valor de estar acompañado y la virtud de saber cuándo es mejor estar solo. Entonces, también sabrás que lo bonito es tener la suerte de tener a alguien ahí, al lado, que no deje que te caigas ni que te ahogues, que te mantenga en pie y te permita descansar al menos por unos instantes.
Muchas veces nos decimos aquello de que es mejor solo que mal acompañado y olvidamos que la elección de quien nos acompaña reside en nosotros: hay tiempo y situaciones para las dos cosas, para la soledad deseada y para compartir las ilusiones con quienes nos rodean de verdad.
En este sentido, puede que te interese conocer que Albert Einstein comentó una vez que se sentía solo: había logrado conseguir sus metas y se convirtió en el científico más conocido del siglo XX, pero emocionalmente le invadía la soledad. Esto demuestra también que, en ocasiones, cultivar las relaciones afectivas es un ingrediente necesario para sentirnos completos.
El empujón tiene más efecto si te lo da alguien
Cuando un bebe comienza a dar sus primeros pasos, los padres son conscientes de que tiene que hacerlo por él mismo, aunque siempre es acertado prestarle una mano y hacerle sentir acompañado. Esto mismo ocurre cuando nos hacemos adultos: eres autosuficiente para caminar con una autoestima sana, pero nunca está de más que alguien esté dispuesto a empujarte hacia delante si es necesario.
La presencia de algunas personas en tu vida a veces puede ser el impulso que te hace falta para ir más allá de donde un día pensaste que estaban tus límites. Esas personas pueden hacer que te creas lo que te mereces, que luches por tus sueños y por tus ilusiones y que no te pares ante las dudas y los miedos.
Hacer el camino acompañado es sin duda tener la suerte de haber encontrado a gente especial, a la que le importas y cuyos retos son compartidos contigo. Si de verdad merecen la pena, además, te seguirán hasta el final y no dejarán de intentar que consigáis lo que os hayáis propuesto.
“Ir juntos es comenzar,
mantenerse juntos es progresar,
trabajar juntos es triunfar”
-Anónimo-