Campeones: una lección de humanidad
El cine, más allá de hacernos pasar un buen rato, puede convertirse en un arma de gran alcance, capaz de crear mensajes poderosos, de denunciar, criticar y, en definitiva, reivindicar. El pensador Marshall McLuhan sentenció: “el medio es el mensaje”; y en este sentido, el cine es un gran medio. Campeones (Javier Fesser, 2018) se ha convertido en la gran ganadora de la última gala de los Goya.
Con un tono alegre e inocente, Campeones lanza un mensaje claro y contundente, pretende visibilizar a algunas personas que, con frecuencia, son excluidas de la sociedad. Tres Premios Goya bajo el brazo acompañan su éxito en taquilla: mejor canción original, mejor película y mejor actor revelación para Jesús Vidal.
No es fácil hacer una película que aporte algo de luz a la discapacidad intelectual sin caer en el melodrama o en lo excesivamente edulcorado, y aunque Campeones es tremendamente optimista, abraza las diferencias con una sonrisa, desde el respeto y la inclusión.
Apuesta por la valía de estas personas que, día tras día, luchan por su integración en una sociedad cada vez más competitiva y exigente.
Al margen de su mensaje positivo, el filme deja espacio también a la crítica, que va más allá de lo obvio. En un mundo totalmente deshumanizado, lo que necesitamos son sonrisas y una buena dosis de humanidad.
Campeones, una campaña de sensibilización
Marco Montes es el segundo entrenador de un equipo de baloncesto, está acostumbrado a la competitividad de alto voltaje. Su vida personal no se encuentra en su mejor momento y, en lo profesional, comienza a tambalearse. Montes pierde su empleo y, tras una serie de altercados consecuencia de conducir bajo los efectos del alcohol, se encuentra entre la espada y la pared.
Deberá elegir entre pasar un periodo en prisión o entrenar a un equipo de baloncesto formado por personas con discapacidad intelectual. Obviamente, la elección, aunque a regañadientes, es clara. Pronto conocemos a los integrantes del equipo “Los Amigos” y la situación, para Marco, se torna desesperada.
La sensibilización se produce de forma progresiva, Marco va conociendo un poco más acerca de la situación personal de cada uno de los jugadores. Todos ellos luchan, día a día, como cualquiera de nosotros. Conseguir un empleo es algo que tenemos totalmente normalizado, lo damos por hecho aunque, cada vez, sea más complicado para todos. Sin embargo, la situación se agrava notablemente cuando hablamos de personas con alguna discapacidad.
La película muestra, a su vez, cierta denuncia. Hay infinidad de cosas que damos por sentadas, son normales y ya no las cuestionamos. Pero la realidad es distinta para cada uno de los individuos que conformamos una sociedad. Ni siquiera el propio Marco pudo desempeñarse como jugador de baloncesto, pues no cuenta con una característica indispensable para este deporte: ser alto.
Igualmente, Campeones nos muestra la cara más oscura de algunas empresas que aprovechan las subvenciones por contratar a personas con discapacidad, infravalorándolas, despreciándolas y dándoles un trato distinto y despectivo.
Además, aprovecha para recordarnos que nuestros actos pueden sumar un valor enorme a la vida de los demás. Marco conduce bajo los efectos del alcohol y este es un hecho que, además de cobrarse infinidad de vidas, puede acarrear otro tipo de daños irreversibles.
Como hemos anticipado, una película de este tipo puede caer en los tópicos, en la pena y en la sensiblería. Campeones no escapa del todo de los tópicos, pero va sorteando el melodrama acercándonos a una visión mucho más humana.
Humor y deporte como nexos de unión
El deporte debería ser disfrute, superación y esfuerzo. Por desgracia, en algunos casos, esta visión está muy lejos de la realidad. Y ya no hablo únicamente de deportes de élite, sino de nuestro día a día. ¿Cuántas noticias en torno a peleas deportivas escuchamos? ¿Cuántas competiciones infantiles se ven ensuciadas por una competitividad enfermiza? No pretendo descalificar todo el deporte, ni decir que no debamos dar lo mejor de nosotros. Competitividad sí, pero en su justa medida.
Parece que hemos perdido el respeto, que en la lucha por ser el mejor, no nos importa pisar a nadie. Y esto es algo que, de niños, no conocíamos, pero hemos ido aprendiendo con el tiempo.
Los niños, como los protagonistas del filme, practican deporte para divertirse. Por supuesto, todos queremos ganar, todos queremos que nuestro esfuerzo sea reconocido, pero no por ello debemos aplastar al rival o llorar ante una derrota.
El deporte debería funcionar como nexo de unión, capaz de eliminar barreras y fronteras. Una herramienta que nos permita disfrutar, socializar y, por qué no, también superarnos.
Hay que salir a ganar, sí, como en todas las batallas que enfrentamos a diario; pero ganar no es sinónimo de destruir al adversario. Esa lección no la va a dar Marco, esa lección la va a aprender de personas que todavía conservan la inocencia, la pureza y que son capaces de abrazar a su oponente ganen o pierdan.
El humor, a su vez, funciona perfectamente en Campeones. La nota cómica se produce en distintas situaciones, pero en ningún momento aparece la burla. Todos los personajes son capaces de hacernos reír, pero no de ellos, sino con ellos. Ahí reside la diferencia.
Campeones, lecciones para todos
De todo y de todos se aprende. Pero el mensaje de Campeones no se limita únicamente a su argumento y a su entidad como producto cinematográfico, sino que va mucho más allá. Por un lado, los actores que componen el equipo de baloncesto son personas sin experiencia en la actuación -salvo Jesús Vidal– que, además, poseen algún tipo de discapacidad.
La visibilidad se da desde dentro, brindándoles la oportunidad de protagonizar un filme en el que han demostrado con creces amoldarse perfectamente a sus personajes y exigencias. Con ilusión y trabajo, nos han regalado unas interpretaciones con las que trascienden cualquier molde social. No vemos esa etiqueta con la que en muchos casos cargan, sino que disfrutamos de la película y de sus personajes.
La inclusión se refleja en la película, pero también detrás de las cámaras. Fesser confió en personas con discapacidad intelectual para trabajar en otras secciones que no aparecen en pantalla. Igualmente, contaron con el apoyo de distintas organizaciones y ha supuesto un fuerte empuje para las mismas. Sensibilizando y reivindicando se pueden conseguir grandes cosas.
Los Goya se empaparon de esa energía y esa alegría que nos regala Campeones, pero, sobre todo, brillaron con el espectacular discurso de Jesús Vidal. Un discurso de agradecimiento con el que dio voz a todos sus compañeros y a todas las personas que, como él, poseen alguna discapacidad. Vidal sufre una discapacidad visual del 90%, pero ello no ha sido un impedimento para que pudiera licenciarse en Filología Hispánica, cursar un máster en Periodismo y, por supuesto, demostrar sus dotes interpretativas.
Sin duda, fue un discurso que todos deberíamos escuchar, que arrancó sonrisas y lágrimas de emoción en un ambiente que, en ocasiones, como en el deporte, se ve ensuciado por la superficialidad y por una excesiva competitividad. Como apunta Vidal: “inclusión, visibilidad y diversidad”, una gran lección y tres palabras muy necesarias.
Capturando toda esa inocencia y naturalidad, Campeones logra transmitir un mensaje completamente humanizador. La sensibilización puede darse de distintas formas, ya sea de la mano de la política o de los medios de comunicación. En este caso, el cine nos propone cambiar nuestra perspectiva, nuestra forma de ver a estas personas que, por desgracia, siguen siendo excluidas y silenciadas.
La propia realidad inspiró la película; gracias a una noticia en el periódico surgió la idea. Ahora, Campeones, aunque no es la primera película de la historia en tratar cuestiones de inclusión, ha abierto o hecho más ancho el camino; es divertida y supone un soplo de aire fresco.
Lecciones de vida y una visibilidad muy necesaria porque nosotros, como Marco, también tenemos mucho que aprender.
“Vamos a salir a ganar, no a humillar”.
–Campeones–
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- Monjas Casares, M. I., & Arranz Moro, F. (2010). El cine como recurso para el conocimiento de las personas con discapacidad: Veinticinco películas de la última década.