5 características de una relación de pareja sana
Las relaciones de pareja sanas gozan de una aureola de felicidad permanente, de enamoramiento constante, de falta de conflictos… Sin embargo, nada de esto es cierto. En una relación de pareja sana lo que predomina es el amor y no el enamoramiento. Los conflictos, que los hay, se hablan. Y no siempre es todo felicidad. Existen momentos mejores y momentos peores.
Dijo una vez Friedrich Nietzsche que “en el amor hay algo de locura, pero a la vez en la locura hay siempre algo de razón”. ¿Será en ese algo de razón donde podemos encontrar las características de una relación de pareja sana?
Se dice popularmente que cuando encontramos a la persona amada nos volvemos “locos de amor”. Pero parece evidente que en toda relación tiene que haber algo de cordura. Se le puede llamar pareja sana, personas que se entienden, o de mil maneras. Pero ante todo diríamos que es posible encontrar el equilibrio, o al menos, así lo creen algunos expertos.
Para realizar este listado nos basaremos en las teorías de la psicóloga catalana Encarni Muñoz. Esta experta en relaciones de pareja considera que, para tener una relación sana, lo primero que hay que hacer es escuchar el criterio propio. ¿Qué necesitas de una relación? ¿Te lo puede aportar la persona que está a tu lado? Veamos.
Asume la responsabilidad de tu estado emocional
Un punto importante para tener una relación de pareja sana es que cada miembro se responsabilice de su felicidad. Así, es básico que el amor hacia el otro parta de sólido amor propio y de tener una autoestima con un buen tono que refuerce la idea de que tenemos muchas cosas valiosas que aportar a la relación.
Recuerda que si eres una persona que se infravalora a sí misma, puedes terminar por culpar o depender en exceso de tu pareja. Por eso la relación ha de ser de igual a igual, donde ambos encontréis un equilibrio en el reparto de responsabilidades.
Abre los canales de comunicación para mantener el equilibrio
El segundo punto en el que incide la especialista tiene que ver con la importancia de la comunicación para establecer y mantener el equilibrio del que hemos hablado antes. Para ello es clave hacer el uso de la empatía y saber abrir canales de escucha activa.
No siempre será fácil, pero es necesario mantener una capacidad de entendimiento de la otra persona siempre. Así pues, hay que comprender sus puntos de vista y por qué hace lo que hace. Hemos de ser flexibles y tolerantes, pese a no estar de acuerdo. Estáis del mismo bando y vuestro fin es común.
Practica la asertividad como la mejor forma de sinceridad
Una relación de pareja sana jamás estará basada en la mentira. Este es un punto básico. Por eso es necesario que ambas partes sean sinceras en los puntos más importantes de anclaje de la pareja. Así pues, si hay algo que te molesta, no te lo guardes hasta que termines saturado y siendo el guardián de un montón de conductas que te han molestado.
“Cuando alguien te muestra quién es de verdad, confía”
-Maya Angelou-
Además, por más que os conozca nuestra pareja, no sabe al 100% lo que pensáis en todo momento. Si optáis por la vía de darlo todo por conocido, es fácil que muchas situaciones desemboquen en discusiones y dinámicas negativas. Así, por mucho que estéis compenetrados, intentad ser claros a la hora de expresaros. No pasa nada por mostréis vulnerables ante vuestras parejas: son personas que os quieren.
Otro aspecto de la asertividad es la forma de comunicar aquellos desacuerdos. Como menciona María Luisa Naranjo (2008) en su artículo, cuando usamos la asertividad para comunicarnos solemos usar la razón y esto significa “emplear el lenguaje, el sentido común y la capacidad para llegar a acuerdos para resolver situaciones de conflicto. El resultado es bienestar y una autoestima que no se perjudica“.
La confianza es vital
El siguiente punto que nos ocupa en un clásico en las relaciones de pareja. Si no hay confianza entre ambas partes, rara vez se podrán conseguir lugares comunes para los dos. Es importante que creéis un caldo de cultivo positivo en el que os sintáis confiados y apoyados y en el que sintáis que el otro también se siente así.
De esta manera tendréis la confianza de que cada vez que necesitéis contar con la otra persona esta va a responder, apoyando, ayudando a avanzar, andar y caminar. Además, la confianza alejará tormentas como las que traen los celos. Piensa, si tu pareja te quiere y tú la quieres, ¿qué tienes que temer?
“Amar no es mirarse el uno al otro sino más bien mirar ambos en la misma dirección”
-Antoine de Saint-Exupéry-
Vivid el presente siendo realistas
Si uno o ambos miembros se centran en lo que vendrá, en cambiar a la otra persona o en que mañana será mejor marido o mujer, poco futuro tendrá la relación. Una relación de pareja sana vive en el presente, en el aquí y ahora. Es bueno hablar del futuro, pero sin dejarse condicionar de forma férrea por las ideas y expectativas. Lo que existe es el presente y por mucho que planeemos todo está sujeto a cambio.
De la misma forma que no se puede vivir en el futuro, tampoco se debería hacer en el pasado. Prácticamente todas las parejas han tenido problemas. Sin embargo, una vez superados y perdonados, dejadlos ahí. No los saquéis cada vez que haya una discusión para usarlos en forma de arma arrojadiza o reproche. Si los problemas pasados son tan “graves” que no podemos dejarlos atrás y salen a la luz cada vez que hay tensión debemos replantearnos la relación. Muchas parejas dicen que han superado un conflicto pero lo siguen arrastrando durante meses, incluso años. Hay dos opciones: trabajar en el problema o si es tan grave, replantearse la situación.
Como dijo Walter Winchell, “nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre a tu lado”. Así que podemos considerar estas como características de una relación de pareja sana. O al menos, así lo considera la psicóloga Encarni Muñoz.