Las principales causas de la ansiedad
Si nos preguntamos por las principales causas de la ansiedad cabe señalar que son diferentes en cada persona. Cada realidad es única y partimos siempre de unos desencadenantes concretos y exclusivos. Hay quien evidencia, por ejemplo, cierta predisposición biológica. Otros, en cambio, están supeditados a unos factores estresantes muy concretos que les resulta complicado aceptar y manejar.
Decía el filósofo griego Epicteto que solo hay un camino hacia la felicidad, y es dejar de preocuparnos por esas cosas que escapan a nuestro control y voluntad. Sin embargo, ¿cómo hacerlo? El ser humano viene al mundo equipado con una mente que no cesa de imaginar su propio futuro y de poner la mirada en los riesgos como mecanismo de supervivencia.
La ansiedad es un mecanismo psicofisiológico que nos permite identificar peligros y poner la atención en variables como la incertidumbre y los miedos. Gracias a ese sistema de alerta hemos avanzado como especie en entornos complejos. Podríamos mencionar incluso que, sentirnos ansiosos de vez en cuando, es un coste básico y necesario por el simple hecho de estar vivos.
Ahora bien, el problema llega cuando dejamos de tener control sobre ella y altera por completo nuestra vida y nuestra salud. Conocer los desencadenantes nos puede permitir comprender mucho mejor la que es la psicopatología más común entre la población.
Una de las causas de la ansiedad suele estar en la predisposición genética e incluso en la estructura del cerebro. Esto hace que algunas personas sean más vulnerables a la hora de sufrirla.
¿Cuáles son las principales causas de la ansiedad?
A día de hoy no se conoce con exactitud cuáles son las principales causas de la ansiedad. Sin embargo, sí podemos identificar una serie de factores de riesgo que median en la aparición de este trastorno en cualquiera de sus formas. Porque si hay algo que debemos tener presente es que esta condición psicológica puede manifestarse diversas maneras.
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG), fobias, trastorno de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo, etc. No solo hay diversas tipologías de ansiedad, sino que a veces aparecen junto a otras afecciones de salud mental, como la depresión, las adicciones, etc. Con esto queremos evidenciar la gran complejidad de esta realidad psicológica.
Veamos cuáles suelen ser los principales desencadenantes.
El estrés persistente que deriva en ansiedad
El estrés cotidiano y mantenido en el tiempo es la fuente más común de ansiedad. Si bien son dos dimensiones diferentes, es muy frecuente que cuando alguien hace frente a experiencias muy estresantes acabe desarrollando un estado ansioso. No importa que la situación estresante ya no exista, el cerebro acaba sumiendo a la mente en un enfoque de alerta constante.
Así, trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Calgary, en Canadá, han estudiado la vinculación genética entre el estrés y la depresión. La amígdala, estructura clave en el procesamiento de estímulos amenazantes, evidencia una hiperactividad fuera de lo habitual y podría estar detrás de esta relación.
Experiencias vitales de gran complejidad
Hay quien señala que vivimos en la era de la ansiedad. No hace falta explicar el hecho de que, ahora mismo, atravesamos un momento de gran complejidad a todos los niveles: social, económico, personal, etc. Esto da forma otra de las principales causas de la ansiedad y es la que, sin duda, todos habremos pasado en más de alguna ocasión o estaremos experimentando ahora.
Podemos dar varios ejemplos:
- Pérdida de empleo.
- Incertidumbre ante el futuro.
- Problemas económicos.
- Problemas familiares o en la relación de pareja.
- Pérdidas de familiares o rupturas afectivas.
- Sufrir problemas a nivel laboral, como el acoso o las malas condiciones de trabajo, salarios bajos…
- Miedo al cambio climático (ecoansiedad), a las catástrofes naturales a nuevas pandemias, etc.
Experimentar ansiedad es una respuesta normal ante una circunstancia anormal. Todos nos sentimos preocupados y amenazados ante situaciones negativas y adversas. Es en esos momentos cuando estamos obligados a desarrollar adecuadas habilidades de afrontamiento.
La genética, un factor de riesgo
Entre las principales causas de la ansiedad está la predisposición genética. No obstante, debemos aclarar que el simple hecho de que alguno de nuestros familiares evidencie un trastorno de ansiedad, no significa que nosotros lo vayamos a desarrollar. Hay un riesgo, nunca una predisposición directa.
Trabajos de investigación como los realizados en el Instituto de Genética Humana y Antropología de la Universidad Albert Ludwigs de Friburgo (Alemania) señalan algo interesante. A medida que descifremos el genoma tendremos respuestas más claras al respecto. Ahora bien, a día de hoy se ha visto una base genética significativa con las fobias y el trastorno del pánico.
A día de hoy sabemos que la vulnerabilidad genética, combinada con ciertos factores ambientales puede dar pie a que se desarrollen determinados trastornos de ansiedad.
Los traumas de infancia y un cerebro más vulnerable
Entre las principales causas de la ansiedad hay que hablar de los traumas de infancia. Crecer en un entorno con grandes carencias socioafectivas, con falta de apego o donde fue frecuente el maltrato siempre deja secuelas. Los abusos, el abandono y la ausencia de afecto altera el correcto desarrollo cerebral.
Es común que en estas circunstancias estructuras como el hipocampo o el sistema límbico tengan un tamaño menor. Asimismo, las áreas prefrontales evidencian problemas a la hora de regular la conducta, déficits para resolver problemas, etc. En esencia, las experiencias traumáticas en la infancia dan forma un cerebro más vulnerable y que siempre está alerta, procesando amenazas donde no las hay.
Salud y estilo de vida, otra de los principales causas de la ansiedad
Sabemos que afecciones médicas como las alteraciones en la tiroides o los problemas cardiovasculares se relacionan con la aparición de la ansiedad. Es más, buena parte de las enfermedades crónicas pueden dar paso a estados de ansiedad. Este es un factor que siempre debemos considerar.
Por otro lado, tampoco podemos descartar las adicciones y también los efectos secundarios de algunos fármacos.
La personalidad y los trastornos de ansiedad
¿Tiene algo que ver la personalidad en que alguien sea más o menos ansioso? Lo cierto es que sí. Hay quien dispone de un enfoque mental y conductual más hábil para manejar estos estados psicofisiológicos. Otros en cambio evidencian una serie de características de personalidad que los hacen más tendentes a padecer esta realidad.
Hay personas muy perfeccionistas, otras que siempre miran el futuro con angustia y quienes advierten un problema en cada solución. Así, dentro de la teoría de la personalidad de los cinco grandes describen el rasgo del neuroticismo como la variable que más se asocia con la depresión y la ansiedad.
Recordemos, el neuroticismo se define por una inestabilidad emocional casi persistente que deriva en cambios de humor y pensamientos irracionales (Costa and McCrae 1985).
Para concluir, es interesante tener presentes las principales causas de la ansiedad, no solo para conocer mucho mejor este problema de salud mental. De algún modo, tomamos conciencia también de que todos podemos padecer en algún momento este trastorno. Y sufrirlo es algo perfectamente normal. Lo importante es que se puede tratar y hay terapias muy efectivas para hacerle frente.
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