4 claves para reconocer si una amistad merece la pena
¿Alguna vez te has preguntado si la amistad que mantienes con alguien es realmente positiva y beneficiosa para ti? ¿Has llegado a cuestionarte si eres demasiado exigente o si, realmente, la conducta de esa persona es tóxica y nociva? No siempre es sencillo aceptar que ha llegado el momento de finalizar una relación importante. Por ello, queremos proporcionarte algunas claves que te ayudarán a reconocer si una amistad merece la pena.
Somos eres sociales por naturaleza. Por ello, establecer y mantener vínculos significativos y profundos, como la amistad, puede beneficiarnos enormemente. Sin embargo, no todas las amistades son positivas; algunas pueden dañarnos de manera seria.
A pesar de esto, no nos resulta sencillo reconocerlo. Y mucho menos actuar en consecuencia. Con frecuencia, mantenemos relaciones de amistad dañinas por inercia, por respeto a los años compartidos o por temor. Así, podemos llegar a justificar al otro hasta límites insospechados con el fin de evitar tener que finalizar esa amistad. No obstante, las siguientes pautas pueden ayudarte a aclarar tu mente al respecto.
Claves para reconocer si una amistad merece la pena
Es recíproco
La reciprocidad es un elemento esencial en cualquier relación humana. Cuando nos vinculamos con alguien emocionalmente es importante dar y recibir al mismo nivel, o al menos en proporciones similares. Si esto no ocurre, se establecen relaciones desequilibradas en las que uno parece ostentar poder sobre el otro.
Así, si en una amistad eres tú la única persona que invierte su tiempo, energía y recursos en la relación, presta atención. Todos tenemos ocupaciones y obligaciones y no resulta sano exigir una disponibilidad absoluta a quienes nos rodean. Sin embargo, cuando alguien demuestra de forma reiterada que nuestra amistad no es una prioridad, tal vez debamos replantearnos el vínculo.
Es leal
Las personas vamos evolucionando y formando parte de ambientes diversos a medida que cambian nuestras circunstancias vitales. Podemos entablar nuevas conexiones en muchos contextos. Sin embargo, esto no implica que debamos desentendernos de quienes venían formando parte de nuestra vida con anterioridad.
A este respecto, hay quienes dejan de cuidar y cultivar una amistad cuando encuentran otra que les resulta más adecuada o beneficiosa en ese momento. Y, de la misma manera, cuando este otro les falla o sus circunstancias cambian, regresan a quien dejaron en el tintero. Si eres víctima de este tipo de comportamientos por parte de una amistad, no temas poner límites.
Es confiable
La confianza es la base de cualquier amistad; es el pilar sobre el que se sustenta la intimidad, las confidencias y el apoyo mutuo. Cuando descubrimos que un amigo ha compartido con otros lo que compartimos en intimidad y pensamos que no compartiría, que ha hablado mal de nosotros a nuestras espaldas o nos ha mentido, esa confianza se quebrante de forma irremediable. Pregúntate: ¿merece la pena mantener en tu vida a alguien en quien no puedes confiar?
Es sano
Ante todo, para reconocer si una amistad merece la pena hemos de fijarnos en si la relación es sana. Esto implica, por un lado, que el vínculo esté libre de manipulaciones, coacciones y chantajes emocionales. Una buena amistad te quiere libre, respeta tus tiempos y decisiones y no trata de manipularte.
Por otro lado, una relación sana es aquella que no está contaminada con envidia. Aquella en que ambos miembros se apoyan, animan y alientan hacia la consecución de objetivos personales. Si la otra persona trata de sabotearte, resta importancia a tus logros o intenta convencerte de que no eres capaz de alcanzar tus metas, es preferible alejarse.
¿Qué hacer tras reconocer si una amistad merece la pena?
Si tomas conciencia de que alguna de tus amistades no cumple los anteriores puntos dedica un tiempo a reflexionar al respecto. Es importante ser asertivos y capaces de dialogar con el otro y expresarle lo que está ocurriendo. Es lícito dar oportunidad para que esa persona modifique su conducta, pues tal vez no era consciente del daño que estaba generando.
No obstante, si tras habernos expresado estas actitudes continúan, hemos de priorizar nuestro bienestar y nuestra salud mental y emocional. Somos el reflejo de las personas con quienes más tiempo pasamos y, por ello, hemos de ser cuidadosos con esta selección.
Puede resultar duro terminar con una amistad de años, pero si ahora hemos sido capaces de ver algo que antes no percibíamos, no hemos de sentirnos culpables por cuidar nuestro espacio.
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