¿Cómo dejar de sufrir por los hijos adultos?

Ofrecer tu apoyo sin sacrificar tu bienestar, aceptar su autonomía y mantener un diálogo abierto es clave para liberarse del sufrimiento relacionado con los hijos mayores.
¿Cómo dejar de sufrir por los hijos adultos?
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Última actualización: 20 octubre, 2024

Como padres, puede que estemos acostumbrados a desempeñar un papel protector y orientador. Es natural desear lo mejor para nuestros hijos, que no los queramos dejar sufrir aunque sean adultos. Pero debemos aceptar que sus decisiones y elecciones pueden no coincidir con nuestras expectativas. Y eso está bien. Cuando crecen, nuestra función cambia: en lugar de guiar, debemos acompañar.

A medida que se avanza a la adultez, el vínculo se transforma, y adaptarse a este nuevo lazo puede ser desafiante. Tal vez, su estilo de vida no coincide con lo que esperabas o no estás a gusto con la relación que hoy tienen.

Para liberar el peso emocional por los hijos mayores, es necesario no asumir responsabilidades que ya no corresponden, establecer límites de forma asertiva y dedicar tiempo y atención a nuestro propio bienestar. Veamos más consejos.

1. Acepta que crecieron y son personas autónomas

Es natural, como padres, sentir el impulso de proteger y guiar a tus hijos. Quieres lo mejor para ellos y deseas que tengan una vida plena, saludable y satisfactoria. Sin embargo, es fundamental dejarlos volar.

Reconoce que ya son personas independientes, con su propia vida, opiniones y valores. Al aceptar esta realidad, empezarás a liberarte del sufrimiento por lo que no compartes o no entiendes. La autonomía de los hijos adultos es algo para celebrar.



2. Deja de asumir responsabilidades que ya no te corresponden

A veces, sin darnos cuenta, asumimos cosas que ya no son nuestras. Identifica las áreas en las que sueles intervenir o en las que sientes la tentación de hacerlo. ¿Te haces cargo de algunos de sus gastos? ¿Le llenas el congelador de comidas caseras para que no vivan de domicilios? ¿Resuelves sus trámites?

Es momento de soltar un poco las riendas, recuerda que ayudar no significa resolver. A menudo, lo mejor que puedes hacer es estar presente y ofrecer tu apoyo emocional sin interferir en exceso.

3. Establece y comunica límites de forma asertiva

La asertividad es esencial para una comunicación efectiva. Tómate un tiempo para pensar en tus límites. ¿Qué comportamientos no te dispones a tolerar? ¿Qué actitudes te lastiman? Quizás te incomoda algún mal trato o sientes angustia porque tus hijos no te visitan con frecuencia.

Es importante expresar estos límites de manera clara y respetuosa. Usa frases como «me siento mal cuando…», para comunicar tus sentimientos sin acusar. Hazlo en un momento de calma, no en medio de un conflicto, para que la conversación sea más provechosa.

4. Permite que tomen decisiones y cometan errores

En ocasiones, el sufrimiento por los hijos adultos surge de los errores que cometen. Tu hijo se equivocará y, por más que te esfuerces por protegerlo, no podrás evitarlo. Es un ser humano y necesita experimentar las consecuencias de sus decisiones para crecer.

Aunque sean mayores, permíteles caerse y aprender por ellos mismos, incluso si eso significa que pasarán por momentos difíciles.

5. Mantén un diálogo abierto, pero no esperes que te lo cuenten todo

Fomenta un ambiente de confianza donde se sientan cómodos compartiendo lo que quieran, pero entiende que sus vidas son suyas y no siempre compartirán cada detalle. Escucha sin juzgar y respeta su privacidad: es esencial para construir una relación sólida.

6. Dedica tiempo a tu bienestar

Para dejar de sufrir por los hijos adultos debes empezar a cuidar de ti. A veces nos olvidamos de nuestras propias necesidades, mientras nos preocupamos por los demás. Es momento de volcar la atención hacia adentro y reconocer que tu bienestar es igual de importante; debes darle prioridad.

Dedica tiempo a hacer cosas que disfrutes y te hagan bien, ya sea pasear, leer, hacer ejercicio o pasar tiempo con amigos. ¡Practica el autocuidado!

7. Conversa con otros padres de hijos adultos

Hablar con otros papás en situaciones similares resulta muy útil. Compartir experiencias, preocupaciones y consejos ayudará a sentirte menos solo/a. Descubrirás que otros enfrentan desafíos parecidos y esto puede ofrecerte nuevas perspectivas, además de apoyo emocional.

8. Busca actividades en común

Tener actividades en común con tus hijos mayores es una gran manera de fortalecer el vínculo entre ustedes. Piensa en hobbies que puedan disfrutar, como cocinar juntos, hacer una caminata o ver series. La clave es pasar tiempo de calidad y disfrutarse, lo que les permitirá hablar, reír y compartir experiencias.

9. Practica la empatía

Trata de ponerte en los zapatos de tus hijos. Comprender sus desafíos y decisiones te ayudará a ver las cosas desde sus perspectivas. La empatía puede aliviar la frustración y contribuye a un apoyo más efectivo.

No me gusta la relación que tengo con mi hijo, ¿qué hago?

Pensar «mi hijo no me habla», «mi hijo me rechaza» o «mi hijo no me quiere ver» es muy doloroso. Las relaciones familiares son complejas y, en ocasiones, están marcadas por malentendidos, heridas y expectativas no cumplidas.

Muchos padres atraviesan momentos de desconexión con sus hijos adultos. A veces, estas distancias nacen de diferencias en las perspectivas de vida o incluso de conflictos que quedaron sin resolver. Tómate un momento para reflexionar cómo llegaron a este punto.

Si tienes la oportunidad de comunicarte con tu hijo o hija, hazlo desde un lugar de empatía. Escuchar sus sentimientos sin juzgar puede ser un paso fundamental para abrir el diálogo. En ocasiones, lo que se necesita es un espacio donde expresen sus emociones sin temor a ser juzgados. Pero también es importante poner límites saludables en la relación, para cuidar tu bienestar emocional y fomentar un vínculo más sano.

Por otra parte, si sientes que la situación es muy difícil de manejar, considera la opción de buscar ayuda profesional. Por ejemplo, un terapeuta de familia brinda un entorno seguro para abordar los conflictos y mejorar la comunicación. A su vez, puedes acudir a una psicoterapia individual para procesar tus emociones y adquirir herramientas que las gestionen.



Tiempo, aceptación y comunicación

Dejar de sufrir por los hijos adultos es un proceso que requiere de paciencia, comprensión y diálogo. A medida que aprendemos a soltar el control y a celebrar que son autónomos, también nos liberamos de una carga pesada.

Fomentar una relación basada en el respeto quizás lleva tiempo y esfuerzo, pero cada pequeño paso cuenta. No dudes en buscar ayuda especializada si sientes que la necesitas, no hay razón para abordar este problema en soledad.


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