Cómo lidiar con un fanático del control
Tratar con un fanático del control te pone en una situación complicada. No importa lo buenas que sean tus intenciones, porque si te sales de lo que dicta el otro, vas a tener problemas. Los fanáticos de control son dictadores que necesitan supervisar todo y organizar todo.
Los fanáticos del control suelen ser personas tóxicas que niegan la libertad individual de aquellos que dependen de ellos de alguna u otra forma. Esto provoca situaciones llenas de tensión en las que, hagas lo que hagas, llevas las de perder.
Aplicando algunas estrategias en tu relación con una personas fanática del control lograrás mejorar mucho la situación. Ten en cuenta que los dictadores son personas difíciles de tratar, por lo que tendrás que pensar de manera diferente para poder “sobrevivir”.
Separa lo bueno de lo malo
Las personas que controlan algún aspecto de nuestra vida lo hacen por algún motivo. Algunos de ellos pueden ser lícitos. En otras ocasiones, aunque prefirieras no ser controlado, este control puede ser beneficioso para ti en algunos aspectos.
El problema real viene cuando ese control se vuelve dictatorial y agresivo, y no tiene en cuenta tus necesidades y sentimientos. En estos casos, lo primero que deberías hacer es hablar con esa persona controladora y explicarle las razones por las que no es necesario que te controle tanto o de esa manera.
No des lugar a discusiones
Discutir con un fanático del control no sirve de nada. Los dictadores son expertos en justificarse a sí mismos y en encontrar razones para hacer lo que hacer o, al menos, en creerse esas razones, por muy evidentemente estúpidas que puedan parecer a los demás.
En lugar de discutir, intentando dar a entender tus razones, habla afirmando. Un fanático del control encontrará argumentos para rebatir tus justificaciones, pero si declaras algo con contundencia le desarmarás.
No le emplees expresiones como “me gustaría esto porque…” o “estoy pensando que tal vez….” u otras parecidas. Sé contundente en tu forma de hablar. Si lo que vas a hacer escapa a su control -o debería escapar a él- no le des la oportunidad de que lo tome.
Si quieres que esta estrategia funcione mejor, prueba varias veces con aquello que sepas que es del gusto del dictador. No solo ensayarás la manera de actuar, sino que le acostumbrarás a que, cuando hablas en ese tomo y forma no es necesario tomar cartas en el asunto.
Usa la “técnica del disco rayado”
A veces, hablar con contundencia no es suficiente. Algunos fanáticos del control han desarrollado una habilidad especial para imponer su criterio en cualquier circunstancia. Usar la “técnica del disco rayado” te puede ayudar a conseguir que respete tu opinión y tu deseo.
La “técnica del disco rayado” consiste en insistir en lo mismo, respondiendo a todas sus razones con las tuyas. Con el tiempo, aprenderás a darle la vuelta a las palabras del otro y a utilizar argumentos que el dictador haya utilizado en el pasado en tu beneficio actual. Así lo confundirás e, incluso, lo aburrirás.
No trates de controlar al controlador
El secreto del éxito para lidiar con un fanático del control es no tratar de controlarlo a él. Este es un gran error, básicamente porque es incoherente. Además, te hace entrar en el juego de lucha de poder del controlador, que no suele acabar bien.
En lugar de controlar al otro, intenta afirmar tu posición. Una cuestión importante que debes hacer es no dejar que tu autoestima dependa del controlador. Solo así podrás mantenerte firme y centrarte en lo verdaderamente importante. En este sentido, tendrás que aprender a confiar más en ti mismo. Que el dictador controle tu vida no significa que controle tu mente ni tus sentimientos.
Pasa tan poco tiempo como sea posible con un fanático del control
No siempre es fácil, pero permanecer lejos o, al menos, fuera de la vista o el alcance de un controlador, es siempre una buena opción. Las personas controladoras son muy tóxicas, ya que provocan muchos estrés y pueden hacerte muy vulnerable. Mantener distancia te mantiene lejos de su control más exhaustivo.
Pero no siempre es posible alejarse. En este caso, una buena forma de actuar es evitar la conversación, responder brevemente y no dar lugar a que te digan lo que tienes que hacer. Así, el controlador perderá interés, porque en el momento que meta las narices en tus asuntos es fácil que, de paso, husmee más de la cuenta.