¿Cómo nos hacemos adictos?

La adicción es un proceso complejo que atraviesa diferentes fases y ciclos. Si quieres saber cómo nos volvemos adictos, ¡sigue leyendo!
¿Cómo nos hacemos adictos?
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 julio, 2023

Cuando hablamos de adictos y adicciones, es posible que se nos venga a la cabeza el consumo de drogas como la heroína, el alcohol, los fármacos o el tabaco. Pero es algo más.

Al hablar de adicción nos estamos refiriendo a una dependencia hacia cualquier sustancia o actividad. Existe la dependencia al juego, a las redes sociales, al chocolate, a las compras, etc. En este artículo entenderemos qué significa la adicción, cómo se desarrolla y cuál es su sustrato neurobiológico.

¿Qué es una adicción?

¿Solo existe la adicción a las sustancias psicoactivas? Nada más lejos de la realidad. También, se dan conductas que pueden ser adictivas sin que haya una sustancia de por medio. Un ejemplo de ello son los juegos de azar, el internet, el sexo o las compras.

Entonces, ¿qué es una adicción? Es una conducta sobre la que hemos perdido el control al punto que podría causarnos daño, de acuerdo a una publicación en National Health Service . Es decir, no somos capaces de manejarla, ni de renunciar a ella con facilidad. Nos tiene enganchado a la satisfacción que produce. Así pues, es todo aquello que genera dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y, en especial, que perjudica nuestra vida de forma muy significativa.

Sentimos un deseo fuerte por consumir y nos sentimos mal cuando es imposible hacerlo. Además, persistimos en llevarla a cabo a pesar de sus consecuencias para la salud, tanto a corto como a medio y a largo plazo.

«Según las cosas que a uno le proporcionen la felicidad, estas conducirán a un juego en el que la suma siempre será cero: como una adicción, que requiere constantes dosis de adquisiciones»

-Mihály Csíkszentmihályi-

¿Cómo se desarrolla una adicción?

Desde luego, el paso de una conducta ocasional a una dependencia como la que acabamos de describir no se produce en un instante. La realidad es que es un proceso complejo que pasa por cinco fases, según el libro Drug Addiction (2022). 

  1. Primer uso: como su nombre lo indica, es la etapa en la que probamos por primera vez. De acuerdo con una revisión sobre el tema en el National Institute on Drug Abuse, hacemos esto por diferentes razones: para sentirnos menos ansiosos, para experimentar sensaciones agradables o para ser aceptados por un grupo (presión social).
  2. Uso continuado: en esta fase, el consumo se vuelve regular. Volvemos una y otra vez a la droga o la conducta adictiva para sentir sus efectos agradables o el alivio que le produce.
  3. Tolerancia: llegados a esta fase, necesitamos ingerir una dosis más alta para experimentar lo que antes sentíamos con una porción menor. La American Addiction Centers sostiene que: «La tolerancia es una indicación de que el cerebro ha cambiado en respuesta a la droga».
  4. Dependencia: en esta fase empezamos a experimentar el síndrome de abstinencia cuando se interrumpe el consumo. En este contexto, la reiteración de la droga o conducta adictiva se vuelve necesaria para evitar los síntomas desagradables del síndrome.
  5. Adicción: a pesar de las consecuencias negativas, no podemos dejar la conducta adictiva y perdemos el control sobre ella. Ante esa situación, nos podemos sentir angustiados por el abuso o negar que tenemos una adicción.

En el desarrollo de una adicción intervienen una serie de factores biológicos, ambientales y evolutivos (o del desarrollo) que elevan o reducen su probabilidad. Los genes y la predisposición genética, el género, el contexto social y económico o las situaciones de abuso son solo algunos de los que se pueden mencionar. Por ende, no se puede hablar de una sola causa.



Tipos de dependencia

Volviendo un poco a la fase de la dependencia, queremos destacar que esta puede ser dos tipos: física o bioquímica y psicológica. Pasemos a definirlas.

Dependencia física

Es un estado en el que el cerebro se ha acostumbrado a recibir ciertas dosis diarias de una sustancia y ya no puede prescindir de ella. Adicional, cuanto más se consume, más sustancia se necesita. Vamos desarrollando una tolerancia a esa sustancia y, si no aumentamos la dosis, no obtendremos el placer esperado. Por lo tanto, cada vez necesitaremos más.

El cerebro ya no puede prescindir de la droga, ya que esto generaría ciertas reacciones fisiológicas muy desagradables, lo que se conoce como el síndrome de abstinencia. Este es percibido por los adictos como algo tan aversivo que enseguida necesitan suprimirlo, volviendo a consumir. Es un círculo vicioso.

Dependencia psicológica

Se produce cuando la sustancia se asocia con el placer o el refuerzo positivo, o bien cuando nos libra de algo desagradable o negativo, constituyendo también un refuerzo. En este sentido, nuestro organismo no necesita la sustancia, pero sí disfruta mucho con ella o en las situaciones en las que está presente.

Pero… ¿Cómo una sustancia nos llega a producir tanto placer que hace que nos enganchemos? El mecanismo es bastante curioso. Existen en el cerebro diversas regiones asociadas a la adicción.

La neurobiología de la adicción

La adicción es un problema complejo que se caracteriza por tener un ciclo repetitivo de tres etapas: intoxicación, afecto negativo y anticipación. A continuación, analizaremos el sustrato neuronal de cada una, a partir de las investigaciones contenidas en el libro Facing Addiction in America, del US Department of Health and Human Services (2018).

Intoxicación o atracón: ganglios basales 

Esta parte del ciclo es aquella en la que consumimos la sustancia adictiva. En ella están involucrados los ganglios basales y dos regiones claves: el núcleo accumbens y el cuerpo estriado dorsal. Estas estructuras son fundamentales para la motivación, las recompensas y la formación de hábitos.

Las sustancias adictivas activan el sistema de dopamina y opioides en el núcleo accumbens, lo que produce sensaciones placenteras. Además, los estímulos vinculados con ellas pueden activar el sistema dopaminérgico por sí mismos. Esto hace que el impulso de ingerir la droga incremente.

Todos estos circuitos de gratificación explican el intenso deseo de volver a consumir y la compulsión de buscar la sustancia que está relacionados con la adicción. Es por eso que los adictos no se pueden contener.

Afecto negativo o retraimiento: amígdala extendida

Esta etapa del ciclo de la adicción se caracteriza por la proliferación de emociones desagradables asociadas a la abstinencia. Se cree que estos sentimientos provienen de: la reducción de la actividad del circuito de recompensa de los ganglios basales y el aumento de la actividad de los sistemas de estrés.

A largo plazo, el abuso de las drogas alteran el funcionamiento de los sistemas dopaminérgicos del cerebro. En consecuencia, la sensibilidad al placer y la recompensa disminuyen. Esta es la razón por la que se produce la tolerancia.

En paralelo a todo lo anterior, se eleva la activación de distintos neurotransmisores asociados al estrés en la amígdala. Entre estos destacan: el factor liberador de corticotropina (CRF), la norepinefrina y la dinorfina.

En el ya mencionado libro del US Department of Health and Human Services, se destaca que estos cambios «proporcionan una poderosa base neuroquímica para el estado emocional negativo asociado con la abstinencia». Así pues, es el deseo de aliviar este malestar lo que propicia el consumo compulsivo.

Anticipación o preocupación: corteza prefrontal

La anticipación es ese momento en el que el deseo de consumir aparece otra vez después de haber pasado un periodo breve o largo de abstinencia. Se le conoce como «antojo». En humanos, el anhelo inducido de la droga parece implicar la activación de la corteza prefrontal.

Esta parte del lóbulo frontal se encarga de controlar y regular las diferentes funciones ejecutivas:

  • regular acciones, emociones e impulsos
  • organizar pensamientos
  • tomar decisiones
  • priorizar tareas
  • gestionar el tiempo

En este ciclo de la adicción, la función ejecutiva se interrumpe, bloqueando el raciocinio, intelecto y procesamiento lógico de la información. Por su parte, la actividad del glutamato se eleva, esto aumenta el deseo de consumir e interrumpe la influencia de la dopamina en la región frontal, la cual es necesaria para el funcionamiento ejecutivo.

En síntesis, hay tres circuitos principales que se ocupan de la neurobiología de la adicción: los ganglios basales, la amígdala y la corteza prefrontal. La alteración de estas áreas permite que:

  1. Incrementen las señales vinculadas a la droga.
  2. Aumente la sensibilidad de los sistemas corticales asociados al placer y la recompensa, por ello, el estrés se intensifica.
  3. Disminuya la activación de los sistemas de control y toma de decisiones del cerebro.

A todo esto se suman otros microcircuitos neuroquímicos que tienen que ver con el ansia y recaída. Aunque en la actualidad se han realizado diferentes estudios neurocientíficos sobre la adicción, aún se necesitan más investigaciones al respecto.



Conclusión

La adicción no se reduce solo a sustancias psicoactivas, sino que también puede ser a una conducta. Su desarrollo es complejo y pasa por cinco fases principales. Además, es resultado de la interacción de factores biológicos, ambientales y evolutivos.

Este problema de salud involucra diferentes áreas cerebro, en especial, los ganglios basales, la amígdala y la corteza prefrontal, y se caracteriza por un ciclo repetitivo de intoxicación, afecto negativo y anticipación. El conocimiento de las fases de la adicción y su neurobiología subyacente nos permite entender mejor este trastorno y buscar soluciones efectivas para ayudar a las personas a superar su dependencia

 


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