¿Cómo sanar la frustración?
No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Eso significa que vives.
Franz Kafka
Seguramente, en algún momento de tu vida te has sentido frustrado. Cuando querías alcanzar algo y no has podido lograrlo, cuando tenías un objetivo y tuviste un impedimento para llevarlo a cabo…
Es normal sentirse frustrado. Pero no debemos confundir la frustración con la derrota. ¿No sentimos enfadados por frustrarnos? ¿Nos angustiamos? ¿Estamos tristes? Es normal, pero tenemos que aprender a ver el lado positivo. Vamos a ver qué estrategias podemos seguir y qué podemos hacer nosotros mismos para sanar esa frustración que nos puede llegar a bloquear y hundir.
Identifica los objetivos que quieres alcanzar
Hay algunos objetivos o metas que aún no has conseguido. Es más duro de lo que parece, cuesta conseguir aquello que queremos. Eso no es negativo. Si algo nos cuesta, valdrá la pena. Cuando lleguemos a nuestro objetivo nos sentiremos más dichosos por haberlo conseguido.
Antes de que la frustración aparezca descubre porqué no puedes alcanzar aquello que te propones. Habla de ello y no reprimas tu frustración para ti. ¡Sácala a la luz! Quizás no estés yendo por el mejor camino para alcanzar aquello que deseas. Quizás sea algo inalcanzable y no te das cuenta. Hablarlo puede ayudarte.
Busca alternativas
Si no has logrado alcanzar una meta busca otra. Quizás te propongas sueños imposibles de cumplir por determinadas circunstancias. Busca algo que esté dentro de tus posibilidades, que puedas alcanzar. Es muy importante que te sientas motivado para ello. Si quieres algo ve a por ello y pon todo tu empeño. Si no lo logras, no pasa nada. Habrá muchos más sueños que podrás cumplir.
Sé realista con los objetivos que te plantees. No quieras imposibles. Esto solo hará que tu frustración aumente. Busca alternativas realistas y que puedas hacer realidad.
Acepta los obstáculos
Como dice el proverbio “la vida no es un camino de rosas”. No esperes que todo va a ser fácil. Es mejor que no sea así. Las dificultades y obstáculos nos ayudan a superarnos, a ser mejores. Sé positivo ante los obstáculos y no permitas que estos te frenen en tu camino hacia la meta.
Piensa que las dificultades son oportunidades que hay que aprovechar. Que no como impedimentos sino ocasiones que nos hacen crecer y progresar.
Piensa en lo que has logrado
Aunque haya cosas que se te resistan seguro que hay otras muchas que has podido conseguir. Piensa en ellas para que te den fuerzas. Tienes que ver que tampoco puedes conseguir todo, pero siempre se puede conseguir algo y eso es positivo. Tienes que tener seguridad y autoestima. Tienes que creer en ti.
Lo que has conseguido también puede darte pistas. ¿Por qué lograste aquello y esto no? ¿Qué está fallando? Quizás te pueda ayudar a abrir los ojos ante lo que es posible y lo que es imposible.
Permítete errar
Cometer errores es bueno. Permite que aprendamos de ellos y avancemos, de otra forma solo conseguiremos estancarnos. Cambia los pensamientos de derrota por pensamientos de éxito y nunca te sientas culpable de tu error. Eso solo te causará inseguridad y, sinceramente, no te conviene. La seguridad es importante para conseguir todo lo que te propongas.
Además, debemos aprender a perdonarnos por cometer errores. Creer en nosotros mismos, perdonarnos, volver a empezar. Son cosas por las que debemos pasar.
No esperes nada de nadie
No idealices a nadie y no deposites expectativas exageradas en determinadas personas. Todos somos humanos, por lo tanto, imperfectos. Nos frustrará ver cómo aquello que esperábamos de alguien no se ve cumplido. Si no esperamos nada de nadie no nos sentiremos decepcionados. Seremos más felices y, como consecuencia, más positivos.
Como hemos visto es posible superar la frustración o, al menos, entenderla. Es importante entender aquello que sentimos, pero en vez de rechazar un sentimiento negativo aprendamos a aceptarlo y a sacar lo bueno de el. Pelea por aquello que quieras lograr. Realmente solo fracasa aquel que no lo intenta. Resiste, persiste y lo lograrás.
Si no es así no pasa nada. Quizás no era tu oportunidad. No desesperes. Habrá otras ocasiones en las que sí conseguirás aquello que quieras. Y, sobre todo, nunca tengas miedo a volver a intentarlo. Piensa en que es mejor intentarlo y fracasar que arrepentirte por no haberlo intentado.