La baja tolerancia a la frustración, una bomba de tiempo emocional

Tolerar la frustración es aceptar que no siempre podremos obtener lo que deseamos, pero esto no ha de generarnos sufrimiento.
La baja tolerancia a la frustración, una bomba de tiempo emocional
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 01 febrero, 2022

La vida no es perfecta, y tampoco es controlable. Está repleta de situaciones y desenlaces que se alejan, en gran medida, de nuestras expectativas. Forma parte de nuestro proceso madurativo aprender a aceptar y gestionar esta realidad. No obstante, cuando esto no se logra y crecemos con una baja tolerancia a la frustración, habremos de hacer frente a mucho sufrimiento.

Cuando algo no sucede del modo esperado tenemos dos opciones: aceptarlo y seguir adelante o estancarnos en la negatividad y el rol de víctima. En ningún caso cambiar lo sucedido es una opción. Entonces, ¿qué decides?. La rigidez trae malestar, la flexibilidad oportunidades.

La tolerancia a la frustración en la infancia

Durante la infancia aún no hemos desarrollado por completo nuestras capacidades cognitivas, lo que nos lleva a ser impulsivos e impacientes. Para los niños es complicado demorar la gratificación, desean algo y lo quieren cuanto antes. Ante una negativa a sus anhelos pueden reaccionar con rabia, llanto, gritos y malos comportamientos.

Enseñar a los niños a tolerar la frustración es una de las tareas más complicadas de la educación, pero es completamente necesaria. No siempre es posible obtener lo que queremos y esto no debe generarnos sufrimiento. Cuando a un niño no se le niega nada durante la infancia, se le priva de la posibilidad de desarrollar esta capacidad.

Algunos padres, en su afán por proteger a sus hijos del dolor y la decepción, les conceden todas sus peticiones. Ceden y tratan de resolver, por anticipado, cada necesidad y deseo del niño. De forma que este no haya de enfrentarse a ningún tipo de incomodidad.

Se trata de actos que parten de la buena intención, de un pensamiento amoroso: “ya tendrá tiempo de sufrir cuando crezca”. Sin embargo, es necesario enfrentar la frustración en la infancia para aprender a tolerarla. De lo contrario, en la vida adulta está se presentará en un grado mucho mayor y no contaremos con las herramientas necesarias para hacerle frente.

Superar las dificultades

¿Cómo trabajar la baja tolerancia a la frustración?

Haber crecido con unos progenitores sobreprotectores marca nuestro punto de partida, pero no nos condena. En todo momento podemos tomar la decisión, como adultos, de modificar nuestra actitud y trabajar nuestras áreas carentes. Así, si te resulta difícil enfrentar las adversidades, si las percibes como una enorme injusticia, si sientes un gran malestar cuando tus deseos no se cumplen, recuerda que puedes cambiar.

  1. Deja de querer controlarlo todo. No intentes predecir cada pequeño suceso de tu vida, no trates de controlar lo que ocurre. No le temas a la incertidumbre ni al cambio. Permite que todo siga su curso sin apegarte al resultado. La necesidad de control no te otorga la capacidad de modificar lo que acontece, pero te priva de tu tranquilidad.
  2. Establece expectativas realistas. Es ingenuo creer que podemos obtener todo lo que deseamos en cada momento, que nunca enfrentaremos una adversidad. Ni las personas ni los acontecimientos giran alrededor de nuestra persona y hemos de tener la suficiente madurez para aceptar este hecho. Por ello, al generar tus expectativas, trata de adoptar una perspectiva más amplia, que tenga en cuenta la realidad y no solo tu ideal de la misma. 
  3. Sé flexible. Es completamente lícito tener sueños y anhelos, desear que se cumplan y trabajar para lograrlo. Pero también hay que comprender que las circunstancias son cambiantes y que es necesario saber adaptarse a dichos cambios. Si el escenario se modifica, es importante que seas capaz de modificar también tus pensamientos y acciones. No te mantengas rígidamente estancado en cómo pensabas que todo sucedería, encuentra una alternativa a la luz de la nueva información que te ofrezca el entorno.
Mujer respirando en su lugar de trabajo

Una cuestión de confianza

Por último, ante cualquier adversidad o contratiempo acepta y confía. La baja tolerancia a la frustración esconde inseguridad, el temor a no ser capaz de afrontar la negativa que nos pone la vida. Por ello confía en ti, en tu capacidad para gestionar la incomodidad emocional y salir adelante. Y confía, también, en el proceso. Quizá no todo marche como esperabas, pero tal vez se esté encaminando hacia un rumbo mucho mejor. Entonces, recuerda: acepta lo que es, adáptate al cambio y confía. No eres una víctima, tienes el poder de decidir cómo reaccionar.

 


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  • Muñoz, A. (2005). Baja tolerancia a la frustración. Extraído el20.
  • Canet-Juric, L. (2015). “Mejor dos para después”: Herramientas para fomentar el autocontrol y la demora de la gratificación en los niños. Secretaria de Extensión y Transferencia Facultad de Psicología Universidad Nacional de Mar del PlataCONICET, 10.

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