Conexión emocional, el "pegamento" de las relaciones significativas
La conexión emocional es el adhesivo de las relaciones que enriquecen, alivian inseguridades y crean un tejido existencial significativo. Así, en nuestra convivencia, las personas nos nutrimos de algo más que de alimentos, necesitamos dimensiones con sabor a confianza, complicidad que no traiciona y palabras que lejos de estresar nos hacen dibujar sonrisas.
Como bien señalaba Carl Sagan, cada uno de nosotros es, desde una perspectiva cósmica, algo precioso, único e irrepetible. No obstante, a pesar de nuestra singularidad, seguimos siendo esas personas con alguna que otra dificultad para convivir con los demás en felicidad y armonía. Las emociones siguen siendo nuestra eterna cuenta pendiente y con ellas, se nos escapa la oportunidad de construir relaciones más saludables.
Conectar no es algo precisamente sencillo. No basta con la intención, no es suficiente la palabra ni tampoco tener gustos afines. La conexión auténtica parte de improntas emocionales, de una arquitectura profunda e inteligente en la que navega el respeto, la empatía, la buena comunicación, el interés y la preocupación sincera. Todo ello conforma un tejido excepcional en el que las relaciones resisten al paso del tiempo y a las adversidades.
Conozcamos un poco más este concepto.
Conexión emocional: definición y componentes
La conexión emocional es un estado de afinidad o alineación profunda establecida con una persona, con varias o con una dimensión concreta. Este tipo de experiencia es común a nivel de pareja, en una amistad e incluso con algún miembro de nuestra familia. Así, y como curiosidad, desde el mundo del neuromarketing conocen al detalle este concepto por una razón interesante.
Las personas también establecemos conexiones emocionales con productos, escenarios físicos e incluso con marcas. Un ejemplo es que en un estudio realizado en la Universidad de Nicosia (Grecia) se demostró que muchos consumidores suelen ser fieles a una marca por ese vínculo emocional establecida con ella. Es decir, el haber vivido experiencias positivas en relación a ese producto, la confianza sentida o las sensaciones agradables que generó, hacen que ese apego se mantenga con el tiempo.
De este modo, y por mucho que nos hayan hecho creer, los seres humanos no somos seres racionales que se emocionan, somos seres emocionales que razonan. Por ello, comprender, dominar y saber aplicar el buen arte de las emociones garantiza no solo bienestar, nos permite también relacionarnos mucho mejor. Comprendamos, por tanto, cuáles son las áreas que conforman esta dimensión.
La disponibilidad: cuando me necesites aquí estaré
La conexión emocional parte de un pilar fundamental: la sensación de seguridad. Saber que hay una figura que siempre está disponible para nosotros en cualquier momento nos hace sentir seguros, validados y felices. Es percibir que pase lo que pase, tenemos a una persona en quien apoyarnos.
La disponibilidad nos da un sentido de pertenencia. Somos parte de alguien y ese alguien, a su vez, es parte de nosotros.
Me preocupo por tus necesidades y deseos
Todos tenemos necesidades y deseos, somos personas en constante crecimiento y anhelamos cosas, nos faltan otras y soñamos con muchas más. Tener a nuestro lado a una figura que es consciente de todo ello y que se preocupa, además, por atenderlas, nos confiere una gran satisfacción. Porque la conexión emocional no implica solo sentir, requiere también acción y esfuerzo mutuo.
Comparto cosas contigo en libertad sabiendo que no me juzgas
Opinar y hablar sobre nuestras experiencias y pensamientos sin que nos juzguen alivia. Compartir intimidades e ideas con alguien, percibiendo que hay afinidad, emociona.
Saber que nos escuchan y, por encima de todo, que nos entienden ofrece un gran equilibrio interior. Todas estas dimensiones son decisivas para construir una buena conexión emocional.
Me intereso por conocerte mucho más cada día
Las personas no somos árboles ni rocas, somos agua y fluimos, cambiamos, nos movemos por cada tramo de nuestra existencia a un ritmo concreto. Bien es cierto que las esencias se mantienen, pero crecer también es variar algún aspecto, dejar otros atrás y aspirar a cosas más elevadas.
Cuando tenemos una auténtica conexión con alguien esa persona entiende nuestros movimientos. Es más, ese vínculo emocional significativo hace que cada día quieran conocernos mucho más, saber de nuestros pensamientos, planes, miedos, pequeñas manías y obstáculos superados.
Contigo puedo ser yo (confianza)
Hay personas que saben ser hogar o más que hogar, nuestro mejor refugio. Porque conectar desde las emociones es también poder ser nosotros mismos con esa pareja, ese amigo, ese familiar… Con esas figuras caen todas las máscaras y corazas para mostrarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y también con nuestros defectos.
Conexión emocional es escuchar, sentir y comprender al otro
Abundan los que dicen que te quieren, pero en realidad no se molestan en comprenderte. Los hay también que gustan de tenerte cerca, pero ni te sienten ni te atienden cuando les hablas. Estas situaciones son claros ejemplos de la falta de conexión emocional y de tergiversar el afecto auténtico.
Quien esté dispuesto a crear un auténtico lazo de conectividad profunda y significativa te dará espacio, te ofrecerá un lugar en su presente y en su corazón para atenderte desde la empatía. Solo así se nos escucha de manera activa, solo así seremos comprendidos como merecemos.
Para concluir, todos disponemos de esas bases en las que se enciende la chispa de la conexión emocional. Abramos esa luz y la persona adecuada aparecerá, practiquemos los puntos aquí señalados y construiremos vínculos valientes, felices y satisfactorios.
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- Loureiro, S., Ruediger, K. & Demetris, V. Brand emotional connection and loyalty. J Brand Manag 20, 13–27 (2012). https://doi.org/10.1057/bm.2012.3
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