Hay personas que son como el Burro de Buridán

¿Conoces esta paradoja medieval? El burro de Buridán representa a las personas excesivamente racionales que se ven atrapadas entre dos opciones que poco tienen que ver entre sí.
Hay personas que son como el Burro de Buridán
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 19 abril, 2018

Ahora mismo quizás estés pensando, ¿y qué demonios es el burro de Buridán? Desde hace siglos los seres humanos nos hemos servido de la caricaturización animal para hacer a nuestros compañeros de planeta protagonistas de historias. Los cuentos infantiles son muy aficionados a esta práctica, personificando cigarras, hormigas, cerdos y, por supuesto, burros.

Bien, pues el burro de Buridán es el protagonista de una paradoja medieval que pretendía, por reducción al absurdo, atacar a la razón como la fuente máxima y única de conocimiento. Concretamente esta historia nació para criticar la demostración racional de la existencia de Dios que hizo Jean Buridan, aunque también puede servir para atacar el resto de las que se han intentado. En este artículo la vamos a utilizar en otro sentido, pero primero vamos a conocer la historia de este histórico burro.

La historia del Burro de Buridán

No era un burro que tuviera nada de particular, lo curioso de su historia era la situación en la que se encontraba. Sobre ella hay muchas versiones, unos cuentan que se encontraba a la misma distancia de dos montones de heno y otros cuentan que se encontraba a la misma distancia de un montón de heno y un cubo de agua.

Lo que cuenta la paradoja es que el burro, muy racional él, al no poder decantarse por uno u otro montón terminaba muriendo de hambre.

¿Qué absurdo no? Pues bien, por absurdo que parezca seguro que conoces a alguna persona que es como el burro de Buridán, incluso puede ser que tú mismo lo hayas sido en una ocasión. Normalmente las opciones que barajamos a la hora de tomar una decisión no están equidistantes, pero sí pueden ser similares en cuanto al nivel de atractivo que les vemos.

¿Qué pasa entonces? Que nos ponemos a profundizar, a evaluar pros y contras y….. ¿qué pasa a menudo también? Que alguna de las dos opciones desaparece y en el peor de los casos las dos, y nos quedamos sin nada. Ya os contábamos que la indecisión es la mejor ladrona de la oportunidad.

Pareja con corazón y cerebro

Personas que se parecen al Burro de Buridán

Como decíamos al principio esta historia nació como una crítica al uso preponderante de la razón como medio de locomoción para andar por el mundo. Pues bien, son las personas excesivamente racionales las que se ven atrapadas en paradojas parecidas a la de nuestro burro y lo peor es que terminan de la misma manera en muchas ocasiones.

En otras no lo hacen, ya no porque sean capaces de tomar una decisión, sino porque es el tiempo o son los demás quienes deciden por ellos eliminando una de las opciones. En grupo su comportamiento también es característico: nunca serán ellos quienes deciden entre planes que son igual de atractivos, pero serán los que, una vez que los demás han elegido uno, hagan fuerza en el sentido contrario. Así, las personas que son como el Burro de Buridán son inmovilistas por naturaleza y buenos “torturadores” en las situaciones que hemos descrito de grupo.

La gente que rodea a este tipo de personas terminan calándolas y procuran plantearles las menos decisiones y opciones posibles, temiendo un bloqueo o un colapso racional. Por otro lado, también suelen ser las personas a las que otros acuden para contarles sus problemas porque saben que tienen un entrenamiento analítico tan desarrollado que harán una evaluación general y profunda de la situación en poco tiempo.

Mujer con cara de duda

También lo saben las empresas, que buscan un determinado perfil para tomar decisiones y otro perfil para hacerse una idea de lo que sucede en una determinada situación. Finalmente lo mismo pasa con los políticos, hay quienes son buenos haciendo un diagnóstico de la realidad pero luego se bloquean completamente a la hora de tomar decisiones y trasformarla.

Un ejemplo de racionalidad llevada al límite lo encontramos en uno de los personajes más carismáticos de la Televisión, Sheldon Cooper. De hecho, es él quien se compara con el Burro de Buridán en una de esas escenas de Big Bang Theory que no tienen desperdicio. No os la contamos porque no nos gusta hacer spoilers, pero podéis verla en el capítulo siete la décima temporada.

Saliendo de la pequeña pantalla, nos podemos ir a los probadores de muchas tiendas de ropa y nos encontraremos con esas personas que entran con dos prendas en el vestuario, que tienen presupuesto solo para una de ellas y que reúnen tal habilidad que son capaces de desesperar a la persona que les acompaña, por más paciente que esta sea.

Los críticos de esta paradoja afirman que las decisiones humanas pocas veces se parecen a la de nuestro burro, con permiso de Buridán. Dicen esto porque las decisiones humanas no se basan en una diferencia objetiva de valor, sino en una percepción de la de diferencia de valor. Aún así, todos seguimos conociendo a personas que frente a dos opciones y sobre las que tienen una preferencia clara, no se terminan de decidir.


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