¿Cuál es el origen de la infelicidad?

¿Alguna vez te has preguntado cuál es el origen de la infelicidad? ¿Por qué no somos tan felices como deseamos?
¿Cuál es el origen de la infelicidad?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Francisco Pérez

Última actualización: 06 febrero, 2019

¿Alguna vez te has preguntado cuál es el origen de la infelicidad? ¿De dónde viene? A lo largo del tiempo se han escrito infinidad de libros que versan sobre qué es la felicidad y si es o no posible conseguirla. Esto nos da una idea de la importancia que le damos.

Sin embargo, a día de hoy, no se ha llegado a un consenso. Tampoco sabemos qué hacer para mantenerla. ¿Acaso es esto posible? Lo que sí parece cierto es la percepción casi constante de que algo nos falta o de lo preocupados que estamos por una multitud de problemas. Y es que el malestar ocupa un espacio demasiado grande en nuestra vida diaria.

Poniendo parches a la infelicidad

Existen multitud de teorías que giran alrededor del sufrimiento. Se describen técnicas para superar miedos, para vivir el presente, para no hacer caso de nuestros pensamientos, etc. Sin embargo, en muchos casos queda por responder una pregunta importante: por qué nuestra naturaleza humana tiende a hacer precisamente lo contrario. ¿Cuál es el origen de la infelicidad?

Los seres humanos nos conformamos con ir poniendo parches a nuestra infelicidad, pero no profundizamos en el funcionamiento de nuestras emociones, pensamientos o comportamientos. No buceamos hacia la raíz del asunto.

Taza con un dibujo de una cara triste

Antes de nada, debemos aceptar una cosa: a la naturaleza no le interesa que seamos felices. No le importa que estemos plenamente conscientes a cada momento, ni que nos inventemos miedos, ni que nos apeguemos a nuestros deseos.

Por lo tanto, a la naturaleza no le interesa que seamos felices, sino que sobrevivamos. Y esto, a veces, es una contradicción. Estos dos objetivos, en ocasiones, chocan estrepitosamente. Somos com un niño con un martillo en la mano. En vez de construir, ese niño se dedica a dar martillazos a todo lo que le rodea, incluido él mismo. No sabe cómo funciona la herramienta ni para qué sirve.

El origen de la infelicidad

Según los investigadores, el origen de la infelicidad reside en cuatro causas básicas. ¿Cuáles son estas cuatro causas básicas? Veámoslas. Nacemos con unas tendencias ancestrales útiles. Estas tendencias (estructuras mentales, sistemas emocionales y conductas) las vamos desarrollando a medida que crecemos. Se desarrollaron tanto para sobrevivir como para simplificar, organizar y dar coherencia al mundo exterior.

Estas tendencias arraigan en todos nosotros, más aún cuando las observamos o las sufrimos durante nuestras experiencias vitales. En su mayor parte son inconscientes y automáticas. Si no hacemos buen uso de ellas, pueden hacernos interpretar el mundo alejándonos de la realidad o llevándonos a la deriva de un mar emocional.

En segundo lugar, estas tendencias innatas ya no sirven en el mundo actual en el que vivimos. Sirvieron antes, en un tiempo pasado completamente distinto al actual. No obstante, seguimos pensando y sintiendo de la misma forma que los individuos de aquellas épocas. Esto nos lleva a confundir nuestras verdaderas necesidades.

En tercer lugar, a lo largo de la evolución las innovaciones no parten desde cero. Se superponen a las características ya existentes. Por lo tanto, nuestro cerebro consta desde el cerebro más primitivo hasta el más reciente. Todas son útiles, pero pueden luchar por llevar el mando y llevar a la persona a confundirse en sus contradicciones.

Por último, la falta de autoconocimiento y las dificultades que tenemos para superarla hacen que desconectemos de lo que sucede en nuestro interior. Nos vemos empujados por mareas que nos golpean por todas partes y no sabemos cómo tomar el mando.

Mujer triste pensativo

Nuestras tendencias innatas inútiles

Según Eduard Punset, las pautas de conducta excelentes hace miles de años han dejado de ser útiles y, no obstante, siguen estando vigentes. A nivel físico existen muchos ejemplos de ello: la muela del juicio, la necesidad de crear en nuestro cuerpo una despensa de grasa…

Seguimos atentos, como hace miles de años, a aquello de lo que carecemos, a los errores que cometemos, a los prejuicios con los que son diferentes a nosotros aunque sepamos que no son peligrosos. También continuamos deseando lo que el otro tiene, aunque no nos sirva para sobrevivir. Tenemos las mismas tendencias que nuestros ancestros, pero nuestras sociedades han cambiado.

El 99% de nuestros genes es similar a la de nuestros antepasados. Sin embargo, la evolución de nuestro ADN y su manifestación es desgraciadamente más lenta que nuestros avances técnicos, sociales, culturales, económicos o científicos.

Como vemos, el origen de la infelicidad parece radicar en nuestras tendencias ancestrales inútiles. Antes tenían un claro propósito. En el momento evolutivo actual han dejado de ser tan útiles, llevándonos en ocasiones a desajustes importantes.


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