Cuando dejas de esperar tu vida cambia
Me gusta actuar de forma sencilla ante la vida, ante mi vida. Una de mis tareas diarias desde hace ya algunos días consiste en pretender liberar la conciencia de mis ilusiones o promesas eternas y lo que su sentir y existencia en mi vida pueden generar. Me he dado cuenta ya de que solo cuando dejas de esperar, la vida cambia.
Me di cuenta que empleaba una elevada gran cantidad de energía a la hora de “verme” en la situación futura que deseaba. Me concentraba demasiado en el mañana. Tomé entonces la decisión de dejar de vivir esperando y no esperar algo de mí.
En cuanto tomas esta decisión tu corazón respira aliviado y tu alma comienza a vivir verdaderamente. En general, nos centramos en el cómo tenemos que vivir, sin darnos cuenta que solo por eso nos condicionamos y en realidad no vivimos. Lo que conseguimos en realidad es encarcelamos nuestra alma y la robotizamos.
Albert Ellis, conocido psicoterapeuta cognitivista, nos recordaba en su libro “Usted puede ser feliz” que cada uno de nosotros somos mediadores de nuestro destino emocional. Por tanto, es necesario que asumamos el control de nuestros pensamientos y enfoque personal. Dejar de esperar para actuar es un acto de responsabilidad personal.
“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
-Proverbio árabe-
Deja de esperar algo de los demás
Decidí por lo tanto, dejar de esperar algo de los demás. Pues que las personas de tu alrededor te valoren, que tu pareja te entienda, que tú misma te entiendas y que los demás confíen en ti, en tu potencial y en tu saber hacer… no siempre es tarea fácil. Aprendí que lo más importante es que yo crea en mí y que si hago algo no es para esperar nada a cambio, sino porque realmente me apetece.
No esperes el dinero en tu día a día
Antes me concentraba en cantidades elevadas de dinero como consecuencia a grandes oportunidades de trabajo que esperaba con mucha ilusión. Me di cuenta que cuanto más anhelaba lo material, menos me lo concedía la vida y menos aún avanzaba hacia ese estado. Entonces acepté de buen grado lo que ya tenía y que no necesitaba más para sentirme bien conmigo misma o ser feliz.
Me dí cuenta que no estaba disfrutando ni saboreando lo que en esos momentos tenía, porque lo único en lo que me focalizaba era en el futuro, en cuando tuviese más y ganase más… realmente perdía el tiempo más importante, el instante presente.
Así, tal y como nos revelan en un estudio de la Universidad de Stanford, lo que realmente nos hace felices no es el dinero, sino el tiempo. Los momentos que disfrutamos llevando a cabo las actividades que nos satisfacen solos o con personas signicativas.
Deja de esperar que todo sea perfecto
¿Para qué esperar que todo sea perfecto? En realidad, pensando así me di cuenta que no estaba sintiendo mi verdadera paz interior. Aquella que todos nosotros tenemos alojada en nuestra alma y corazón por nacimiento. Nuestra esencia y regalo como seres humanos que somos, únicos y extraordinarios.
Cuando dejas de esperar que todo sea perfecto, dejas de depender del entorno para sacar a la luz tu verdadero poder, la serenidad y tu equilibrio interior. Lo que nada ni nadie podrá alterar jamás… La perfección no existe, yo me cansé de ir en su busca.
Mi vida cambia cuando dejo de intentar ser perfecto o que todo lo sea, y empiezo a aceptar las cosas tal y como son.
No pienses en el día de mañana
El mañana es a veces un futuro donde habita el miedo y la incertidumbre. Todos tenemos planes grandes expectativas. Así, la idea de no alcanzar esas metas, de hallar más dificultades de las esperadas nos genera a menudo un gran malestar y ansiedad.
Estudios como el llevado a cabo por los psicólogos Floris P. de Lange y Peter Kok nos señalan que las expectativas modelan nuestra percepción e incluso nuestra motivación al logro.
Las personas siempre estamos esperando algo y colocamos sobre ese horizonte ideas que no siempre nos benefician. Tengamos calma, la vida cambia cuando menos lo esperamos, por tanto confiemos en nosotros mismos y en superar cualquier dificultad.
Ya no espero, ahora me dejo sorprender
¿Sabes lo más gracioso? He descubierto que las largas esperan ya no van conmigo, que ya no me traen beneficios ni felicidad. Me di cuenta de que cuando dejaba de pensar en todo lo que deseaba que ocurriera, comenzaban a suceder respuestas e ideas excepcionales que me permitían conseguir las cosas de forma más simple y disfrutando.
Me cansaba física y emocionalmente en exceso cuando me obsesionaba en que pasaran determinadas cosas. Era como prepararme para una maratón que me decepcionaba y se llevaba un cachito de mi vida. Y es paradójico: lo que más deseaba se llevaba durante el proceso para conseguirlo parte de mi energía vital. Incongruente, ¿no crees?
Después de cuadrar todos los puntos anteriores en mi mente, y llegar al acuerdo con ella de qué era lo que mi alma necesitaba y corazón anhelaba, mi vida comenzó a llenarse de nuevos regalos que venían por su propia cuenta. Comencé a valorar que antes no apreciaba lo que la vida me estaba regalando, al estar continuamente buscando la respuesta a la pregunta “¿cómo lograrlo?”.
Y ahora, para finalizar, es cuando te cuento el secreto de que todo se resume en que decidí dejar de controlar mi vida y empeñarme en averiguar como iban a suceder las cosas. Que todo lo que sucede al ritmo que acontece es porque tiene su propio tiempo, inalterable y simple. Entonces es cuando podemos apreciar cómo sentir la vida y cómo fluir sin esperar nada, solo vivir y ser tú mismo verdaderamente.
La vida cambia cuando dejas de esperar. La vida cambia cuando te permites ser y empiezas a aceptar.
“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.
-Miguel de Cervantes-
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- De Lange, FP, Heilbron, M., y Kok, P. (2018, 1 de septiembre). ¿Cómo moldean nuestras expectativas la percepción y nuestra capacidad de logro? Tendencias en las ciencias cognitivas. Elsevier Ltd. https://doi.org/10.1016/j.tics.2018.06.002