¿De dónde surge el miedo a hablar por teléfono?
Vivimos en una era globalizada en la que las comunicaciones a distancia cada vez son más sencillas y frecuentes. Los dispositivos electrónicos nos permiten estar en permanente contacto y facilitan nuestra vida social y laboral. Sin embargo, para algunas personas esta posibilidad se convierte en una pesadilla: su miedo a hablar por teléfono es tan paralizante que les lleva a perder oportunidades. Pero, ¿a qué se debe este temor?
Son muchas las personas que lo padecen y que se ven obligadas a inventar miles de excusas ante su negativa a usar este dispositivo. Pues, por lo general, solo encuentran incomprensión y culpabilización por parte de los otros.
El miedo a hablar por teléfono puede provenir de una fobia específica (telefonofobia). Pero, con frecuencia se trata de una manifestación poco conocida de la fobia social.
Manifestaciones de la fobia social
La fobia social se caracteriza por un miedo excesivo e irracional a las situaciones sociales en las que el individuo puede ser evaluado. Las mismas se evitan a toda costa o se soportan a costa de un elevado malestar.
Afortunadamente, este trastorno es cada vez más conocido y se comprenden las dificultades, de quienes lo padecen, para relacionarse con otros. No obstante, también presenta ciertas manifestaciones que no son tan evidentes.
No se trata únicamente del miedo a hablar ante una audiencia o a relacionarse con desconocidos. El fóbico social puede sufrir ansiedad ante multitud de situaciones, tales como comer en público, conducir o hablar por teléfono. Sin embargo, estas muchas veces no se asocian a la fobia y, por ende, no se entiende su origen ni la forma de abordarlas.
El miedo a hablar por teléfono
En esencia, son tres las características que convierten las llamadas telefónicas en un elemento ansiógeno:
- Son intrusivas: las llamadas, generalmente, entran de forma inesperada y sin previo aviso. Requieren que la persona abandone lo que esté haciendo y responda al reclamo telefónico, a pesar de no estar preparada. Esta obligación de estar siempre localizables y disponibles puede generar ansiedad.
- Exigen una respuesta rápida: al contrario de lo que ocurre con los mensajes de texto, las llamadas no ofrecen un tiempo para pensar y elaborar la respuesta. Se requieren decisiones y acciones inmediatas. Y, en cierta manera, se pierde control sobre las respuestas pues toda la energía está enfocada a responder con la rapidez requerida.
- Conllevan una evaluación: tal y como ocurre en las conversaciones presenciales, las telefónicas exponen al hablante a la evaluación de su interlocutor. Con la dificultad añadida de que, en este caso, no se dispone de los elementos no verbales de la comunicación.
El teléfono y la fobia social
Así, al hablar por teléfono el fóbico social presenta todos los síntomas característicos del trastorno:
- Ansiedad anticipatoria: cuando la persona sabe que habrá de hacer o recibir una llamada en el futuro, comienza a padecer ansiedad desde ese instante. Malestares físicos y distorsiones cognitivas se unen, haciendo que el sufrimiento comience mucho antes de que tenga lugar la situación temida.
- Evitación y malestar: cuando es el fóbico quien debe llamar es frecuente que postergue esta acción tanto como le sea posible. Y, cuando es el receptor empleará todo tipo de excusas y disculpas para no atender al teléfono. Si finalmente se ve obligado a mantener la conversación, lo vivirá con un intenso malestar y un gran temor a la evaluación. Y tratará de cortar el contacto lo antes posible.
- Rumiación posterior: tras finalizar la conversación es común que la persona se embarque en un proceso de juicio y autocrítica. Rememorando la llamada y recriminándose su mala actuación. De esta forma, se inicia un círculo vicioso de pensamiento que únicamente aumenta y prolonga el malestar.
En definitiva, el temor a hablar por teléfono es solo una manifestación más del mismo trastorno. Sin embargo, sus consecuencias son importantes, pudiendo llevar a la persona a perder oportunidades valiosas: desde verse incapaz de pedir una cita médica hasta descuidar relaciones emocionales o renunciar a oportunidades laborales.
En una sociedad donde el teléfono y las comunicaciones tienen tanta presencia y relevancia, este temor puede generar una gran interferencia en la vida de la persona. Por ello es recomendable realizar un proceso de psicoterapia que nos facilite las herramientas para superar el miedo.
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