Deshazte de todo lo que sobra para ganar altura
¿Qué es lo que te retiene? ¿Qué es lo que te impide ganar altura y comenzar a volar? Una relación de pareja que no funciona, un trabajo que no te gusta, un amigo que te desprecia. Imagina que viajas en un globo y empiezas a soltar lastre, empiezas a soltar todo lo que te retiene. Recuerda, sólo tienes una vida para volar.
Si alguien te corta las alas y no te deja vivir la vida que deseas ¿a qué esperas para dejarlo ir? Si tienes un trabajo en el que no eres feliz, aunque no sea fácil ¿Por qué no comienzas a buscar un trabajo que te emocione? Tu eres el artífice de tu vida, la creas y la modelas, eres quien la gobierna.
“Sólo gana libertad quien la reconquista todos los días”.
-Goethe-
El egoísmo a veces es necesario y terapéutico
La idea del egoísmo suele ser negativa, porque se asocia a alguien que no es buena persona, alguien que sólo actúa por su propio interés y solo piensa en sí mismo sin importarle los demás. Pero se pueden distinguir tres tipos de egoísmo:
El egocéntrico
Es el de la persona que sólo sabe hablar de sí misma, que no te deja hablar, que sólo hace algo si es en su propio interés. La persona que practica el egoísmo egocéntrico tan solo tiene ojos para sí mismos y cada vez que habla es en referencia suya.
El consciente
Es el egoísmo sano que surge cuando sentimos la necesidad de decir que no a los demás. Se convierte en algo natural porque nos hace conectar con nuestra esencia, con lo que queremos de verdad, no con lo que los demás quieren para nosotros.
El altruista
Se produce cuando alcanzamos la capacidad de poner nuestro interés al servicio del bien común de la sociedad. Es decir, hacemos bien al mundo y eso nos hace sentir bien. Hacemos algo que nos gusta hacer y además se benefician otras personas. No se trata de caridad ni de obligaciones. Simplemente hacemos algo que es bueno porque nos sentimos felices.
Por lo tanto, piensa en ti, en lo que deseas, en lo que te gusta. Busca a personas que compartan tus inquietudes y sentirás como el hecho de conocer a personas que entienden y buscan lo mismo que tú, te llena de satisfacción.
Aprende a decir que no cuando sea necesario. A veces no nos atrevernos a decir que no cuando nos piden algo y nos encontramos haciendo cosas que no queremos o incluso viviendo una vida que no es la que deseamos. Sé feliz haciendo las cosas que te hacen feliz y si tienes que decir que no, dilo. Deshazte de todo aquello que suponga un límite a tus sueños.
“Nadie ni nada pueden hacerte feliz. Solo tú puedes hacerte feliz a ti mismo”
-Gerardo Schmedling-
Echa a volar y gana altura
A veces guardamos recuerdos que nos hacen daño y nos impiden ver y disfrutar el aquí y el ahora. Déjalos ir, deja que te abandonen, que se marchen. Di basta de una vez por todas. Comienza perdonando, para poder seguir adelante, y te sentirás más ligero, tu equipaje de emociones negativas se reducirá de peso.
Si tienes una pareja a tu lado que te evalúa continuamente, que pone en duda tus sueños, que te impone lo que considera mejor para ti, piensa en esa relación con total sinceridad, piensa en lo que te aporta, y decide. A veces es mejor una retirada a tiempo, aunque sea dolorosa, que una vida llena de insatisfacción.
En ocasiones un familiar o un amigo, incluso con su mejor intención, nos limita en lo que queremos hacer, nos juzga y nos condena. En estos casos, a veces es mejor tomar un poco de distancia, ganar perspectiva, tener nuestro espacio y nuestro tiempo para decidir, para que las decisiones sean nuestras. Nos podemos equivocar, una y mil veces, pero no importa, porque serán nuestras equivocaciones y nuestra forma de aprender.
Y, por supuesto, cuando te hayas deshecho de todo lo que te impide tomar altura, despliega tus alas, sonríe y echa a volar hacia tus sueños, siente el viento de tus deseos enredarse en tu pelo, siente el calor de sol en tu rostro, siente como cada vez tus pies se alejan de la tierra para alcanzar lo que siempre has deseado.
“Recordad que el secreto de la felicidad está en la libertad, y el secreto de la libertad, en el coraje”.
-Tucídides-
Imagen cortesía de Amanda Cass