Duelo y apoyo social: cuando los demás nos salvan del abismo
En algún momento de la vida, todos sufrimos pérdidas. Ante estos acontecimientos, el duelo es la reacción natural que nos permite procesar las emociones, integrar dicho evento en nuestra historia y continuar adelante. Sin embargo, pese a que sea un dolor esperable, aunque sepamos que tarde o temprano vamos a atravesarlo, esto no le resta intensidad ni relevancia. Es esos momentos, cuando nos sentimos caer al abismo, la presencia y contención de otros pueden salvarnos. Por esto hoy queremos hablarte de la relación entre duelo y apoyo social.
Tengamos en cuenta que las pérdidas adoptan múltiples formas. Pueden ir desde una ruptura amorosa a un despido, desde el fallecimiento de un familiar a una mudanza o proceso de migración. Para cada persona el impacto de estas situaciones será diferente, pero en todos los casos la red de apoyo tiene un valor diferencial.
Los efectos del duelo en la persona
La pérdida (de cualquier índole, pero especialmente la relacionada con la muerte de un ser querido) pone en marcha diferentes procesos internos que no son sencillos. Por un lado, despierta gran cantidad de emociones intensas y con carga negativa, que pueden ir de la tristeza y la culpa al miedo, la ira o la desesperanza.
Por otro lado, el día a día del doliente se ve alterado por la pérdida de esa persona. Las rutinas y dinámicas han de cambiar inevitablemente, y es necesario aprender nuevos modos de vivir y funcionar sin esa persona y todo lo que aportaba. Esto incluye desde su presencia, compañía y apoyo emocional, hasta aspectos más prácticos y cotidianos en los que probablemente nos ayudaba o colaboraba y que, ahora, quedan descubiertos.
Además, el sentido de pertenencia del doliente puede tambalearse, especialmente si el fallecido era una persona muy cercana o si se había construido la identidad en torno a la relación con esta persona. Por ejemplo, una mujer mayor que pierde a su marido puede sentir que ya no es necesaria ni útil, pues no tiene de quién ocuparse, a lo que quizás haya que sumarle una intensa sensación de soledad.
Duelo y apoyo social: ¿cómo se relacionan?
Se sabe que todas las personas cuentan con una capacidad de resiliencia que les permite afrontar la pérdida y todos los procesos anteriores y seguir adelante. Sin embargo, el modo en que decidimos abordar el duelo (especialmente en sus momentos iniciales) es crucial para determinar si este terminará convirtiéndose en un duelo complicado. Y es aquí cuando la relación entre duelo y apoyo social cobra relevancia.
Se han estudiado los diferentes estilos de afrontamiento ante la pérdida y ha podido observarse que no todos son igual de efectivos o beneficiosos. De hecho, las personas que se centran en buscar soluciones, que cuentan con apoyo social y que gestionan bien sus emociones son quienes experimentan un mayor crecimiento y transformación personal positiva y quienes atraviesan el duelo con menor dificultad.
Y es que el apoyo social es vital para hacer frente al sufrimiento derivado de la pérdida. Principalmente, porque permite elaborar importantes tareas del duelo:
Expresión emocional
Las emociones tras la pérdida pueden ser intensas y sobrecogedoras, y necesitan ser procesadas y expresadas de manera adecuada. Contar con personas de confianza, que ofrezcan un espacio seguro para ventilar las emociones y que sean capaces de empatizar y validar es sumamente sanador. Si no atravesamos este proceso, dichas emociones pueden enquistarse y producir un dolor prolongado.
Adaptación al entorno sin el ser querido
La muerte de un ser querido sacude nuestras vidas por completo y nos obliga a cambiar rutinas, horarios y dinámicas, e incluso a hacernos cargo de la responsabilidad que asumía el otro. Toda esta reacomodación no es sencilla, y tener cerca personas que nos apoyen a nivel práctico e instrumental es un gran alivio. Si nos vemos abocados a asumir en soledad toda esta carga extra, que se suma al peso emocional, nos será muy complicado seguir adelante.
Sentido de pertenencia
Si nuestra identidad estaba muy ligada a la persona que se ha marchado, podemos sentirnos realmente vacíos, confusos y desconectados. Ya no sabemos quiénes somos, los proyectos que habíamos planeado en su compañía ya no saldrán adelante y puede que no sepamos cuál es ahora nuestro lugar.
Es aquí cuando nuestras personas más allegadas o incluso las nuevas relaciones que podamos construir serán de gran ayuda. Y es que, en gran medida, nos definimos basándonos en nuestros vínculos y contar con relaciones significativas nos ayudará a sentir que seguimos perteneciendo, que formamos parte de algo mayor y más grande.
Sensación de control
Por último, el apoyo social también nos permite recuperar cierta sensación de control sobre nuestra propia vida, esa que sentimos que se nos arrebata tras la pérdida. A este respecto, los grupos de apoyo parecen ser de especial utilidad. Y es que, al formar parte de ellos, la persona está tomando las riendas de su situación, ocupándose apropiadamente de su dolor e incluso contribuyendo a mejorar el bienestar de otras personas del grupo.
Todos podemos beneficiarnos de la relación entre duelo y apoyo social
Contar con la presencia, el apoyo y el respaldo de otras personas durante el proceso de elaboración de un duelo es un enorme factor de protección. Aunque en ocasiones sintamos la tendencia o la necesidad de aislarnos, aunque no tengamos motivación para socializar y solo deseemos perdernos en los recuerdos de quien ya no está, es importante que nos dejemos apoyar.
Si has sufrido una pérdida importante, acude a tus personas de confianza para expresar tus emociones, recibir consuelo, aceptar ayuda y sentirte arropado. Además, evalúa la posibilidad de formar parte de grupos de apoyo o iniciar un acompañamiento terapéutico si no encuentras en tu entorno las condiciones apropiadas. El apoyo social puede salvarte de ese abismo que ahora ves delante de ti.
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