El duelo por nuestras mascotas: 4 claves que nos ayudarán
Nadie nos ha enseñado cómo hacer frente al duelo por nuestras mascotas ni cómo se dice adiós a alguien que durante un tiempo fue un miembro más de la familia. Porque un perro no es solo un perro ni un gato ese ser que puede sustituirse por otro a los pocos días. Cada animal ocupa un espacio en nuestra vida, un rinconcito privilegiado con recuerdos, rutinas y miradas imposibles de olvidar.
Hace solo unos días, nos sorprendíamos con una noticia relacionada con este mismo tema. La revista Variety informaba a finales de febrero que Barbra Streisand, incapaz de soportar la pérdida de su perrita Samantha, había decidido clonarla a mediados del año pasado. Antes de que el animal muriera, encargó a una clínica la extracción de una serie de células para poder así tener meses después dos clones de su Cotón de Tulear.
“Hasta que uno no ha amado un animal, una parte del alma sigue sin despertar”.
-Anatole France-
En la actualidad, la cantante dice estar esperando a que los cachorros se hagan mayores para ver si disponen de la misma serenidad e inteligencia que Samantha. Queda claro sin duda que cada persona puede hacer con su dinero lo que desee. Sin embargo, ¿es esta la mejor manera de superar una pérdida?
Lo cierto es que nadie, animal o persona, debería llegar a este mundo con el único fin de ser una copia de quien ya no está. Cada ser vivo es por sí mismo irrepetible, único en su forma, excepcional en esa historia experimentada, en cada detalle compartido con nosotros… Querer repetir esa narrativa vital carece de sentido y nos lleva sin duda a otros dilemas ético-médicos complejos.
No obstante, lo que queremos decir con ello es que afrontar de manera saludable la pérdida de un animal implica la puesta en marcha de diferentes estrategias, esas con las que integrar poco a poco dicha ausencia con valentía y, sobre todo, con responsabilidad.
El duelo por nuestras mascotas en una cultura demasiado insensible con los animales
La pérdida de un animal es a menudo paradójica. Cuando perdemos a un familiar podemos pedir un permiso de dos o tres días en el trabajo. Sin embargo, y aún no siendo lo mismo, son muchas las personas que viven esta experiencia de forma traumática, y más si a ello se le une la insensibilidad de un entorno donde no faltan frases como “si solo es un perro” o “eso se arregla comprando otro”.
Por otro lado, hay un hecho del que no se habla tan a menudo y que sin duda se da con bastante frecuencia. A día de hoy las mascotas también son origen de conflictos cuando una pareja se separa o se divorcia. Tanto es así que a menudo son los jueces quienes dan una resolución. Así, la persona que termina quedándose sin su animal, también se ve en la obligación de hacer un duelo, de hacer frente a una pérdida más, una nada fácil de explicar.
Por curioso que nos resulte, cabe señalar que la figura del “consejero de pérdida de mascotas” está aumentando cada vez más en el mundo anglosajón. Psicólogos especializados en el vínculo humano-animal, y en concreto en las transiciones. Su ayuda se centra en facilitar el afrontamiento del duelo por nuestras mascotas a través de los siguientes puntos.
Primer paso: evitar la culpabilidad
Un hecho común que suelen sufrir muchas personas ante la pérdida de su mascota es el sentimiento de culpabilidad. A menudo queda en la mente la sensación de que “podríamos haber hecho más por ellos”. Asimismo, otro hecho complejo que tener en cuenta es la eutanasia, ese proceso habitual con el que a veces intentamos liberar al animal de un sufrimiento innecesario.
En este sentido, desterremos de nuestra mente toda sombra de culpabilidad. Acompañarles en sus últimos momentos sabiendo que no podemos hacer más y que dejarles ir desde el cariño nos servirá de ayuda.
La culpabilidad es uno de los principales sentimientos que aparecen a la hora de afrontar el duelo por nuestras mascotas.
Segundo paso: cada persona vive la pérdida de un modo y ese modo merece respeto
Dentro del círculo familiar, cada miembro experimentará el duelo por nuestra mascota de un modo diferente. Entenderlo y apoyarlo es sin duda primordial en estos casos. Asimismo, es importante poner atención en el caso de los niños y los ancianos. En el caso de los primeros, porque pueden estar enfrentándose a la figura de la pérdida por primera vez. En este momento, haríamos bien en aclararles sus dudas desde la sinceridad; desterrando al mismo tiempo un mito: que sean más pequeños no hace a su duelo menos intenso.
Por otro lado, y en el caso de los ancianos, cabe decir que a menudo estas pérdidas suelen ser traumáticas. Las mascotas ocupan un lugar significativo en el día a día de las personas mayores y el efecto de ese vacío puede ser más complicado de amortiguar.
Tercer paso: las rutinas cambian
Un animal ocupa un espacio en el hogar, pero también lo hace en nuestras rutinas. Ellos son ese saludo sincero cuando llegamos a casa, esa compañía en el sofá o en la cama, esa presencia inquieta que nos pide comida o un paseo en un momento determinado del día… Un primer hecho que estamos obligados a afrontar es el vacío de esas interacciones a lo largo del día.
Tomar conciencia de ello e iniciar otras rutinas o cambiar de hábitos nos puede servir de ayuda para afrontar el duelo por nuestras mascotas.
Cuarto paso: las mascotas no se sustituyen por otras
Volvamos al caso de Barbra Streisand. No tiene sentido sustituir a nuestra mascota por otra esperando que aparezca la misma impronta de la original, el mismo carácter, el mismo porte y personalidad. Cada animal es único y es necesario permitirnos un tiempo para vivir el duelo, aceptar su muerte, integrar sus recuerdos y su estela en un rincón privilegiado de nuestro corazón y más tarde, si así lo consideramos, abrir la puerta a otro animal.
Ahora bien, hacernos con una mascota de manera inmediata no es la mejor manera de elaborar un duelo por el animal que ya no está con nosotros.
Para concluir, la pérdida de un animal nos sume a menudo en un dolor intenso y difícil de gestionar. Hay quien se siente solo e incomprendido en su propio sufrimiento, porque no está diciendo adiós a un simple perro, a un simple gato, a un simple caballo o a una simple cobaya. Son vidas significativas que nos acompañaron en un periodo de la nuestra, ofreciéndonos lo mejor de ellas. Por tanto, busquemos ayuda si así lo necesitamos para elaborar el duelo por nuestras mascotas y seguir adelante cargados de bonitos recuerdos.