Dysania: el motivo por el cual nos cuesta levantarnos
Algunos días vivimos como una verdadera tortura el sonido del despertador en las mañanas. Nos cuesta tanto levantarnos que decimos “diez minutos más”, nos damos 1, 2, 3… vueltas hasta que suena la siguiente alarma, que nos suena como un estruendo, que quisiéramos nunca más volver a escuchar. Este fenómeno tiene que ver con la dysania.
La dysania podría ser la explicación de por qué a veces nos gustaría quedarnos todo el día en la cama. Sí, hay días que aunque la alarma suene y nos recuerde y empuje a levantarnos para hacernos cargo de nuestras ocupaciones, no nos sentimos motivados para comenzar.
Ahora bien, la dificultad para despertarnos seguramente la habremos experimentado todos alguna vez. Pero no siempre se trata de dysania. Continúa leyendo este texto y te enterarás de qué se trata esta afección, cómo identificarla y cómo combatirla.
“A veces sentimos que el cansancio y el sueño se apodera de nosotros, tanto que no somos capaces de levantarnos para iniciar el día”
¿Qué es la dysania?
La dysania es un término poco conocido que hace referencia a cuando a las personas nos cuesta levantarnos. Ahora bien, sola no es un indicativo de que haya un trastorno, cuando lo hay la dysania está acompañada por más síntomas.
Entonces, la dysania se les asigna a aquellas personas que no se sienten capaces de salir de la cama a la hora en que deben levantarse. Pero, este es un síntoma que deriva de alguna otra afección. Generalmente relacionados con problemas de índole físico o emocional.
¿Con qué trastornos se asocia la dysania?
La dysania puede estar vinculada con trastornos del sueño. Puede darse debido a insomnio o alteraciones en el ciclo de sueño vigilia. Sobre todo le puede suceder a personas que trabajan por turnos o tienen muchas preocupaciones que alteran y dificultan los momentos de descanso.
También se suele asociar la dysania a trastornos afectivos. Puede ser producto de la ansiedad, basada en preocupaciones excesivas sobre el futuro. Y, tal cual como sugiere el Psiquiatra Mark Salter, del Royal College de psiquiatras ” es un comportamiento que se ve a veces en aquellos que sufren de un trastorno depresivo mayor”. De hecho, es el trastorno más común asociado, junto con los del sueño.
¿Cómo identificar la dysania?
Para comenzar, la dysania se distingue de una simple falta de motivación por levantarse que se da esporádicamente. Así, esta afección -para ser considerada como tal- debe ser constante, además, puede estar acompañada de los siguientes síntomas:
- Necesidad de regresar a la cama, al instante de haberla dejado.
- Fuerte preocupación de la persona al pensar en tener que levantarse.
- Sensación constante de cansancio o fatiga.
- Mal humor.
- Irritabilidad.
- Falta de apetito sexual.
- Abulia, o falta de capacidad para hacer algo.
- Estar bajo presión.
Además, la dysania implica malestar significativo en la persona que lo padece. Es decir, afecta las áreas en las que se desenvuelve en su día a día. Por ejemplo, a nivel familiar, social, laboral y de pareja. Ahora bien, la dysania no está catalogada como un trastorno, podríamos más bien llamarlo un síntoma. De este modo, puede estar asociado a algún otro trastorno, pero no constituye uno por sí solo.
¿Cómo combatirla?
El primer paso para combatir la dysania es identificar que verdaderamente se padece. Para ello, es muy importante tener en cuenta el factor tiempo. Por ello, si cree tenerla podría hacerse la siguiente pregunta, ¿mi falta de motivación para levantarme es esporádica o es una situación que se mantiene en el tiempo? Además, siempre estar atentos a cuáles síntomas está acompañada para tener la certeza de que se tiene.
Ahora bien, la dysania es un síntoma que, acompañado de otros, puede constituir el cuadro de un trastorno. Y, como hemos mencionado anteriormente, los más comunes son trastornos del estado de ánimo o trastornos del sueño. Así, para hacerle frente podemos:
- Acudir a un especialista. Para que nos ayude a establecer qué es lo que nos sucede, y nos oriente para encontrar una solución. El psicólogo, el psiquiatra o el médico pueden ser profesionales adecuados, ya que son expertos en tratar estos asuntos.
- Autoconocernos. Para que sea más fácil dilucidar de dónde viene el problema. Esto implica no solo estar atento a los cambios emocionales, sino también a los físicos.
- Revisar nuestros hábitos para mejorar la higiene del sueño. ¿Qué hacemos antes de dormir?,¿mantenemos una rutina horaria?, ¿hacemos ejercicio para evitar el sedentarismo?
- Regular cuanto se duerme. Tu más que nadie sabe cuánto tiempo necesitas para descansar, ¿te estas excediendo?
- Vive el aquí y el ahora. Para qué preocuparnos por el pasado si ya nada podemos hacer o por qué quedarnos pensando en lo que puede suceder si aún no es el momento. Vivir el momento presente ayuda a que disminuya la ansiedad y la depresión.
- Realizar ejercicio físico. Hacerlo ayuda a que suban los niveles de endorfinas, unas maravillosas hormonas que hacen que se incremente la sensación de bienestar.
- No te cargues. A veces es importante dejar fluir, no puedes hacerte cargo de todo, suelta eso que tanto daño te hace.
Levantarse no es una tarea fácil en lo absoluto cuando el estrés se apodera de nosotros. Sin embargo podemos hacerle frente y sacar lo mejor de nosotros para recuperarnos. Ahora bien, ¡no hay que exagerar! De vez en cuando no está mal sentirnos agotados y agobiados y querer dormir bastante horas. Simplemente, lo hacemos por desconectar.
Ahora bien, cuando ese deseo por la desconexión se vuelve constante, y está acompañado de un malestar significativo, es bueno que hagamos un alto e intentemos entender qué pasa. Para ello, podemos buscar ayuda o establecer nuestras propias estrategias para estar mejor.