¿Qué es el efecto tercera persona?

Una persona expuesta a una comunicación persuasiva en los medios de comunicación considera que esta tiene un mayor efecto en los demás que en ella. Curioso, ¿verdad?
¿Qué es el efecto tercera persona?
Marián Carrero Puerto

Escrito y verificado por la psicóloga Marián Carrero Puerto.

Última actualización: 28 febrero, 2023

Al hablar de efecto tercera persona nos estamos refiriendo a la tendencia de las personas a creer que los medios de comunicación influyen menos en ellas que en los demás. Algunos autores lo han explicado como un ejemplo de sesgo de atribución autodefensivo, opuesto al sesgo de falso consenso.

Las explicaciones que se han dado de este fenómeno han sido psicosociales y basadas en las teorías de la atribución. Profundizar sobre el efecto tercera persona es interesante no solo para las teorías de la atribución, sino también para comprender los procesos de comparación social o de relaciones intergrupales. Sin embargo, investigaciones sobre este tema apenas aparecen publicadas en revistas de psicología social.

«Toda cualidad es bifronte, raíz de resultados positivos o negativos según el sesgo que tome y la oportunidad en que se desenvuelva».

-Ramón Menéndez Pidal-

¿Quién propuso el término de efecto tercera persona?

Mujer pensando en la conversación sobre de eso no se habla
El efecto se manifiesta como un sesgo perceptivo diferenciador para el sujeto en relación con los demás.

El término «efecto tercera persona» lo acuñó el sociólogo W. Phillips Davison en 1983. Lo describió como la tendencia de las personas a considerar que los medios de comunicación ejercen más influencia en otras personas que en sí mismos. Esos otros no son «tú» (la gente que se conoce bien), sino terceras personas.

Este autor recalca que la importancia de este fenómeno estriba en las consecuencias que pueden tener, sobre distintos aspectos de la vida pública, las expectativas de influencia de los medios de comunicación.

Las expectativas sobre los otros pueden condicionar ciertas conductas. Un ejemplo claro es la intención de voto: «según se está llevando la campaña electoral en los medios de comunicación, la mayoría va a votar a tal partido; luego, voy a ajustar mi voto a ese conocimiento que tengo sobre los demás».

Para Davison, el fenómeno que subyace se basa en la «ignorancia pluralista». El proceso mental sería más o menos de este tipo: «la mayoría (terceras personas) sin duda se dejarán lavar el cerebro por los medios de comunicación. Desconocerán o no tendrán en cuenta todos los datos que la gente como yo valora al analizar los mensajes de los medios de comunicación y, por lo tanto, la influencia de estos sobre la mayoría será grande».

«Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido».

-Malcolm X-

El efecto tercera persona invertido y la deseabilidad social

Varios investigadores han señalado la deseabilidad social como uno de los factores más importantes para la aparición de este efecto, junto con la distancia social percibida. A medida que el mensaje adquiere tonalidades indeseables, la deseabilidad social toma más y más importancia para hacer atribuciones más fuertes sobre cuánto afecta a los demás en comparación con uno mismo.

Los mensajes de odio y violencia producen un gran efecto tercera persona.

Esto funciona también en el otro sentido: cuanto mayor es la deseabilidad del mensaje, más probabilidades hay de que el sujeto perciba que le afecta más a él que al resto. A esto se le llamó el efecto tercera persona invertido o efecto primera persona, y se da con afirmaciones que se reflejan de manera favorable en el autoconcepto del individuo.

¿Es malo si me veo afectado por este sesgo?

El efecto tercera persona no tiene nada de patológico. Aun con todo, no pierde su calidad de sesgo, ya que se sobreestiman las propias capacidades de resistencia a mensajes persuasivos, al tiempo que se infravaloran los ajenos.

Sin embargo, todos los sesgos tienen una utilidad. Este, en concreto, sirve como reafirmación del autoconcepto, pues procede del análisis del mensaje recibido y su contraposición con las propias ideas y creencias. Además, gracias a él nos defendemos de la influencia de personas y medios hacia los que existe una animadversión.

Como con todos los sesgos, lo más importante es tomar consciencia de cómo opera y ser capaces de analizar la realidad más allá de su efecto.

Investigaciones sobre el efecto tercera persona

En 2011, Falces y colaboradores realizaron un estudio en el que presentaba una de las dos versiones (calidad: fuerte vs. débil) de una campaña de promoción de la salud. El objetivo era probar la existencia del efecto que nos ocupa.

A la mitad de los participantes se les pidió que juzgaran la influencia sobre ellos mismos (primera persona) y al resto la influencia sobre los demás (tercera persona). Los participantes estimaron la influencia de esa campaña (estimación específica) y de las campañas de promoción de la salud en general (estimación abstracta).

Estos dos tipos de estimaciones arrojaron resultados diferentes. Aquellos que pedían un juicio sobre un mensaje abstracto y débil correlacionaron con un aumento del efecto tercera persona. Con las condiciones opuestas encontraron un efecto curioso: cuando la pregunta es específica y el mensaje es fuerte, aparece el efecto primera persona: se tiende a pensar que el mensaje va a tener más influencia en nosotros mismos que en los demás.

Los resultados sugieren que el nivel de abstracción de la estimación puede condicionar la aparición del efecto tercera persona.

El estudio de López-Sáez et al.

En otro estudio, se analizó el efecto tercera persona desde la perspectiva de la superior conformidad del propio comportamiento o efecto primus inter pares. Este efecto indica que prevalece la tendencia de las personas a situarse en posiciones de superioridad respecto a los demás en cualquier proceso de comparación social.

Basándose en los principios de persuasión de Cialdini, elaboraron un cuestionario relacionado con mensajes de una campaña electoral. Al cuestionario respondieron 419 jóvenes que iban a votar por primera vez en elecciones generales.

Tenían que estimar la influencia de cada tipo de mensaje en sí mismos y en otros jóvenes. Esta comparación variaba en función de la condición experimental. Las condiciones eran: joven que vota al mismo partido, joven medio (sin claridad de voto), joven que vota al partido al que nunca votaría.



Los resultados confirmaron que el efecto primus inter pares estaba en funcionamiento en el experimento. Dicho de otro modo, encontraron que había una relación directa entre la influencia percibida en uno mismo y la que se estima en otros.

Además de todo ello, el efecto tercera persona fue significativo para todos los tipos de mensajes presentados en el experimento (excepto para los basados en el principio de coherencia). Esto ocurre porque los mensajes basados en la consistencia o coherencia se acercan a creencias más individuales que nos diferencian de los otros.

«La verdad no tiene nada que ver con el número de personas a las que persuade».

-Henri de Lubac-

La censura, el rap y el efecto tercera persona

En 1997 se publicó otro estudio sobre el efecto tercera persona, esta vez con base en las percepciones de los participantes al verse expuestos a letras de rap violentas o misóginas.

Al pedirles que evaluaran qué efectos tendrían estas letras en el comportamiento y mentalidad de una persona y en ellos mismos, los resultados confirmaron la hipótesis. En efecto, los participantes estimaron que las letras misóginas y violentas tendrían más influencia sobre los demás que sobre ellos mismos.

Los demás son más influenciables en la web

En un estudio más reciente, de 2015, se estudió este mismo efecto aplicado a la información presente en sitios web de medios de comunicación. Mediante un modelo de predicción y una encuesta en línea, se llegó a la conclusión de que las variables que más afectan a la creación de un efecto tercera persona son las siguientes:

  • Número de personas conectadas a la vez a la página de un medio de comunicación (periódicos, redes sociales, etcétera).
  • Número de usuarios que comparten artículos en redes sociales (por ejemplo, la cantidad de retuits).
  • Cantidad de personas que han leído esa información en medio digitales.
  • Cuanta más credibilidad se le da a la información recibida, menor es el efecto tercera persona.
Hombre pensando en el efecto tercera persona
Una de las bases del efecto tercera persona es la diferencia percibida entre yo-otro que se adopta cuando se intenta evaluar el impacto de los mensajes en los medios.


Si no ha interesado a la psicología social, ¿a quién interesa?

En nuestro día a día, podemos observar ejemplos relacionados con el efecto tercera persona: fluctuaciones en la bolsa debidas a noticias aparecidas en la prensa, desabastecimiento por compra masiva de determinados productos si se piensa que van a escasear durante un período de tiempo, censura de determinados medios o programas y un largo etcétera.

Seguramente ha sido este último aspecto, el de la censura de los medios, el que ha originado el interés de los teóricos de la comunicación por el efecto tercera persona. Es por eso que la mayor parte de la literatura sobre este tópico ha aparecido en publicaciones relacionadas con el análisis de los medios de comunicación. Cabe destacar que el grueso de los artículos que encontrarás sobre este tema confirman la existencia de este sesgo.

El efecto de tercera persona puede ayudar a explicar varios aspectos del comportamiento social, incluido el miedo a la propaganda herética de los líderes religiosos y el miedo a la disidencia de los gobernantes políticos. Hay muchas formas por las que podemos ser persuadidos; hacernos conocedores de ellas nos da una pequeña ventaja para no caer en la trampa.


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