El amor imprudente es lo mejor de una relación que empieza

El amor imprudente es lo mejor de una relación que empieza
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 22 septiembre, 2019

Enamorarse no sucede todos los días. Para muchos, es un fenómeno extraño y poderoso que no siempre da lugar a una relación ni va asociado solo a la búsqueda de la compañía, evitando así la temida soledad. El amor pasional responde a determinadas pulsiones que no tienen por qué ser irracionales: simplemente son transformadoras por el poder específico y singular que ejercen en nosotros.

Para ciertas personas que han encontrado poder y satisfacción vital en su propia independencia, hacer un hueco en su vida no es solo cuestión de espacio. El amor suma si es amor y nunca resta, por tanto el espacio y el hueco se hacen de forma espontánea. Puede no estar libre de dificultades, pero nunca de ganas.

El principio dulce, digno de ser saboreado

No sientas culpabilidad ni creas ser víctima de un ensoñamiento profundo por encontrarte en el comienzo de una relación. Los principios de algo bello son algo más hermoso si cabe. La huella de lo perenne se mide por su intensidad y por su capacidad para aportarnos lo que necesitamos en un momento determinado.

Disfruta de lo que comienza sin saber cuándo acaba. Hay relaciones inertes que se mantienen en el tiempo por mera costumbre y otras que siendo maravillosas se esfuman sin saber muy bien por qué.

Pareja con la cabezas juntas

El tiempo de vida de una relación a veces es mera anécdota: apuesta por tus sentimientos, no por un formato de relación prefabricada que establece que para ser verdadera tiene que durar una eternidad. Disfruta del encanto incipiente de sentimientos contradictorios que te acechan continuamente: es el flechazo del misterio y la atracción, que puede ser breve o longevo sin variar su autenticidad.

Puede tardar en llegar, pero cuando lo haga será mejor

Es duro exponer tu corazón sin que sirva para nada y más aún si lo sabes desde el principio. A veces la presión social por tener pareja es tan grande que puedes verte envuelto en un vaivén de citas sin sentido, de encuentros programados y en un juego de egos tan previsible como irrisorio.

La experiencia es un grado y el amor no es una excepción. Las relaciones que nos hacen sentir vacíos tienen una misión: cargar con la sabia responsabilidad de no optar por eso nunca más. Ni por presión, ni por tradición.

No te entregues a este tipo de relaciones pero tampoco renuncies al aprendizaje que te ofrecen: a veces es sumamente necesario experimentar el vacío que puedes experimentar con ciertas personas para ser consciente de la fuerza de los sentimientos que te afloran con otras.

Sabia es la experiencia para detectar los grandes inicios

Sabia es la experiencia para detectar los inicios de los grandes sentimientos que se albergan en pequeños trocitos de tu mente. Apenas imperceptibles, pero imprescindibles para seguir viviendo con sentido. Son los guardianes de esos suspiros y momentos de distracción que toda relación incipiente trae consigo.

“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.”

-Julio Córtazar, “Rayuela“-

Amor-corto

Pellizcos en el estómago, de los que ponen razón a todo lo que viven y lo que sueñan. Ese tipo de sensaciones no son muy frecuentes si no eres muy enamoradizo, pero tal vez por ello se hacen verdaderamente únicos.

Los inicios tan irresistibles e intensos suelen aparecer en las relaciones que no se programan, en aquellas que en esencia se sienten. De ese género de lazos que están unidos por el compromiso de quererse, que es mucho más que permanecer unidos.

A veces los inicios son algo nuevo y otras de algo viejo que nunca lo fue

Al igual que la experiencia es un grado para dar cobijo a los sentimientos hacia alguien que acabas de conocer, lo es para hacerlo con alguien que pasó por tu vida y se alejó, pero nunca se fue. Hay relaciones que se acaban como un portazo gélido y ensombrecedor, que hace desfallecer las ganas de cualquiera que pretenda volver a amar. Retroceder en el tiempo es hacer retroceder tus ganas, tu energía y todo lo demás.

En cambio, hay relaciones eternas con principios infinitos. Personas que aún estando a tu lado siempre, vuelven a producirte incesante misterio e interés. No te cansas en tu esmero por conquistar cada día a esa persona que no pretende enamorarte, tan solo lo hace. Es algo espontáneo y natural. No duele ni da rabia.

Pareja abrazada por la espalda

Al igual que hay principios que deben ser vividos por primera vez, otros merecen ser vividos de nuevo. En psicología se llama moldeamiento a una técnica que consiste en establecer aproximaciones sucesivas hasta llegar a la meta final, que tiene que ser satisfactoria.

A veces el inicio parte de cero y en otras ocasiones vuelve a tomar el relevo de una relación pasada. Sea como fuera, disfrútalo, si puedes de una nueva forma cada día. Aunque esa relación pueda tener su fin, eso no es lo importante, por más que a veces hayan intentado que entendamos lo contrario.

Quién nos dice que a veces esas aproximaciones sucesivas deben hacerse para poder encontrar la plenitud con alguien nuevo o con alguien que estuvo. Lo importante es que tengan la capacidad de hacerte “sentir como un adolescente”, sin dejar de lado tu experiencia como adulto. Que te distraigan para que puedas concentrarte nuevamente. Lo importante es disfrutar de ese inicio. De no hacerlo, es el final lo que traería consigo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.