El caballero y el mundo, una historia inspiradora
Esta es una historia inspiradora, escrita por Pedro Pablo Sacristán, y adaptada por nosotros. Comienza, como todas las historias maravillosas, en un lejano reino en donde vivía un valiente caballero. Tan valiente era que fue requerido por casi todos los cuentos de hadas para salvar a fascinantes personajes que necesitaban de su ayuda.
Él solo había enfrentado monstruos de varias cabezas, dragones furiosos y ogros malvados. A todos los había vencido y por eso se le consideraba el más valiente de cuantos hubieran existido en el país de la fantasía.
Sin embargo, nuestro valiente caballero de repente se aburrió de los cuentos de hadas. Ya sabía cómo vencer a todos los seres fantásticos y sentía que había llegado la hora de probar algo nuevo. Por eso decidió salir de los cuentos de hadas y visitar el mundo real. Quizás allí encontraría nuevos y fascinantes desafíos que apartaran esa sensación de aburrimiento que le invadía. Y así comenzó esta historia inspiradora.
“La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”.
-Víctor Hugo-
El caballero va al mundo real
Dicho y hecho. Gracias a los conjuros de las brujas, que conocía de memoria, el valiente caballero salió del mundo de la fantasía y llegó al mundo real. Estaba encantado con todo lo que veía, pero desde el principio entendió que en este nuevo mundo existía una amenaza muy poderosa. Se reflejaba en la cara de la gente y él estaba ansioso por enfrentarla.
Las personas que le rodeaban estaban muy angustiadas. Caminaban por la calle con el rostro muy serio y la mirada totalmente apagada. Iban muy de prisa y era evidente que estaban dominadas por el miedo. Casi no toleraban que alguien se les acercase y se veía muy tensos. El valiente caballero pensó que esta sería una gran oportunidad para enfrentar los enemigos del mundo real y para escribir un capítulo maravilloso en una historia inspiradora.
Buscó en cada calle y en cada esquina, pero no veía nada que inspirase temor. Pasó el tiempo y siguió sin entender a qué le temían todas esas personas de mirada apagada y tensa. Por más que indagaba, el caballero no encontraba ni dragones, ni brujas, ni ogros, ni nada que realmente pusiera en peligro a toda esa gente. Confundido, decidió volver al país de la fantasía.
El sabio de la historia inspiradora
En los cuentos de hadas habitaba un viejo sabio que muchos príncipes azules y caballeros osados consultaban. Nuestro héroe lo buscó por los bosques encantados y lo encontró, como siempre, meditando cerca a un río. Sin dudarlo, se acercó a él para ver si podía resolver su gran interrogante . ¿Por qué la gente del mundo real estaba tan asustada?
El viejo sabio se mostró muy interesado por la pregunta del valiente caballero. Sin embargo, después de reflexionar un rato, le dijo que no tenía ninguna respuesta para esa pregunta. Debía volver al otro día porque el asunto requería de estudio y meditación. Por lo tanto, se encontrarían al día siguiente, a la misma hora y el sabio le daría una respuesta. La historia inspiradora seguía su curso.
El valiente caballero acudió puntualmente a la cita. El viejo sabio le dijo que en el mundo real no existían monstruos malvados, ni ogros, ni brujos. Por eso, los humanos habían tenido que inventar enemigos, pero el problema es que no estaban fuera, sino que los llevaban dentro, con ellos, por eso no podían escapar. Esos enemigos eran la codicia, la envidia y la falta de amor. Por más valiente que fuera, el caballero no lograría vencerles: eran muchos y muy peligrosos.
El valiente caballero regresa
El héroe de nuestra historia inspiradora no era de los que se daba por vencido fácilmente. Por eso, pese a las advertencias del viejo sabio, decidió volver para enfrentar a esos enemigos misteriosos que aterrorizaban a la gente en el mundo real. Llevó consigo todas sus armas, las de combate y las mágicas.
El valiente caballero ofreció sus nobles servicios a todo el que lo encontraba. Sin embargo, la única respuesta que encontró fue la indiferencia y la desconfianza. Parecía como si nadie quisiera erradicar esos temores. No querían su ayuda, ni les interesaba cambiar.
Afligido por la actitud de las personas en el mundo real, se fue a caminar por un bosque. Tan distraído estaba que no vio una gran piedra en el camino. Así que tropezó y cayó. No había llegado al suelo, cuando escuchó unas fuertes carcajadas. Cerca de él había un niño que casi se muere de la risa al ver la caída del valiente caballero. Este se enfadó y se dispuso a recriminarle, cuando reparó en el brillo de sus ojos.
El niño reía sin parar, con un hermoso brillo en su mirada y no parecía tener miedo. De pronto, nuestro valiente caballero lo comprendió. El arma para acabar con el miedo de los humanos era la risa y la inocencia. Esa era la respuesta. Desde entonces, va por el mundo tratando de hacer reír a todos, para que vuelvan a ser inocentes. Y colorín colorado, esta historia inspiradora se ha acabado.
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- Urbina, L. G. (1946). Cuentos vividos y crónicas soñadas. (Vol. 35). Porrúa.