El Efecto Mariposa
“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el efecto mariposa. Pequeñas acciones capaces de generar grandes cambios, positivos o no. Esta idea sacada de la física y de la” idea del caos” también puede aplicarse al campo de la psicología.
Todos nosotros, de algún modo, estamos batiendo nuestras alas invisibles de forma constante imitando el efecto mariposa. Pensemos en ello durante un instante. A veces, un pequeño acto de bondad puntual puede propiciar un cambio formidable en otras personas. A su vez, una palabra dicha en el momento preciso a un compañero de trabajo, un amigo o un desconocido, puede también dar forma a un cambio de mentalidad que fluye hacia el progreso o a un avance en positivo.
“No puedes cambiar a alguien sin destruir lo que fue”.
-Efecto mariposa-
Una famosa canción reza “La vida es como una barca un remo lo mueve mi mano y otro remo lo mueve el azar”. Esta idea se ajusta a la perfección a esta teoría enunciada en su momento por el físico y matemático James Yorke. Hay aspectos de nuestro comportamiento que aún quedando al azar, son capaces de trazar un antes y un después. De cambiarlo todo. De propiciar un determinado impacto en nuestro entorno del que no siempre somos plenamente conscientes…
Es un tema de profundo interés en el que vale la pena profundizar.
El efecto mariposa y la teoría del caos
El efecto mariposa es una metáfora utilizada para explicar la teoría del caos, expuesta también por Lorenz. Según dicha teoría, en el universo existen sistemas altamente susceptibles a la presencia de variaciones, las cuales pueden generar resultados muy diversos (aunque limitados) de manera caótica e imprevisible.
El modelo principal de la teoría del caos propone que, si imaginamos dos mundos idénticos, donde lo único que los diferencia es el acontecimiento de una variable casi insignificante, con el paso del tiempo esta pequeña diferencia puede provocar que ambos mundos se diferencien cada vez más y más. Hasta resultar prácticamente imposible determinar que una vez fueron el mismo.
El efecto mariposa y la teoría del caos, incita a diversas disciplinas a no realizar predicciones certeras a largo plazo. Ya que, pequeñas variables pueden modificar, en gran medida, los resultados.
El efecto mariposa y la psicología
Los grandes cambios empiezan a veces con actos pequeños y casuales. En psicología es bien conocida esta relación y de ahí, que el efecto mariposa esté presente en muchas teorías y enfoques. Un caso bastante ilustrativo de este escenario se da dentro del psicopatología. Por ejemplo, por mucho que una persona deprimida no note inicialmente una mejora por empezar a estar más atenta de su higiene diaria, tarde o temprano se dará cuenta que este hecho la habrá ayudado a superar la depresión.
Y es que a partir de estas pequeñas acciones la persona opta por probar otras cosas, como salir de casa por primera vez, retornar al trabajo, volver a encontrar placer, mantenerse más activo, etc.
Ahora bien, no solo asumimos este principio como clave para entender los procesos del cambio, también nos es increíblemente útil para desarrollar una competencia psicológica esencial: la adaptación a la incertidumbre y la flexibilidad mental.
- Así, James Yorke, el catedrático de matemáticas antes citado y profesor de la Universidad de Maryland nos indica que sin la teoría del caos y el efecto mariposa el ser humano no hubiera sido capaz de adaptarse a cada desafío a lo largo de nuestra evolución. Debemos estar preparados para esos súbitos imprevistos y para el efecto que el azar tiene sobre nuestras vidas.
- A veces, esas inesperadas alteraciones del destino son positivas y nos favorecen. Otras, como las propias crisis económicas y sociales nos obligan a disponer de valiosos recursos personales: resiliencia, creatividad, mentalidad de crecimiento, enfoque positivo, etc.
Por otro lado, John Gribbin, profesor de astrofísica de la Universidad de Sussex, escribió un libro muy interesante sobre el tema titulado “Deep Simplicity”. En él nos explicaba que las personas somos uno de los” sistemas” más sensibles de este mundo, y más durante un periodo muy concreto de nuestra vida: la infancia.
A veces, basta un hecho casual para que esa experiencia se quede para siempre en nuestra mente. Puede ser algo traumático, pero puede ser también ese hecho puntual y fascinante que en un momento dado nos da un propósito, una pasión de por vida…
¿Qué podemos hacer por nuestro efecto mariposa?
Sabemos ya que cualquier dinámica puntual puede provocar en los demás efectos positivos y negativos. Así, el efecto mariposa nos recuerda que a veces podemos ser como esa piedra que se lanza en un estanque y que empieza a generar ondas y más ondas en la superficie del agua.
Lo que hacemos, decimos o expresamos tiene un impacto directo en quienes nos rodean, y como consecuencia, también en nosotros mismos. Por tanto hay aspectos de nuestro comportamiento que deberíamos atender y cuidar. Solo así generaremos influencias positivas y un equilibrio armónico donde todos nos beneficiemos.
1. Habla directamente
En lugar de hacer elucubraciones sobre algo o alguien habla directamente con las personas para evitar malentendidos. En muchas ocasiones no todo lo que vemos u oímos es cierto. Es mejor preguntar y no guardarnos nada. Así también evitaremos hacernos “mala sangre” sin motivos.
2. Trabaja tu atención
Un modo de tener mayor control sobre el azar que nos envuelve y el efecto mariposa es trabajando nuestra atención. En lugar de permitir que sea la casualidad la que genere esas alteraciones a nuestro alrededor, también podemos ser nosotros mismos quienes de manera consciente y directa podamos propiciar pequeños cambios en positivo.
Algo así solo puede conseguirse trabajando nuestra atención, estando atentos y siendo sensibles de todo lo que acontece a nuestro alrededor. A veces, si somos capaces de actuar en el momento preciso e idóneo, propiciaremos cambios sensacionales.
3. Sé amable
Con tan sólo una sonrisa o unos buenos días a un vecino o a alguien que no conoces crearás un ambiente agradable en torno a ti. Ser amable no cuesta nada y nos da muchas cosas buenas. Así que no lo dudes, sé bueno con los demás y recibirás positividad. Un ejemplo de cómo esta virtud es capaz de cambiar nuestros entornos lo tenemos en un estudio llevado a cabo en la Universidad de Stanford.
Algo que pudo demostrarse es que la amabilidad generada en cualquier entorno de trabajo, crea climas más felices y productivos. En un aspecto interesante que tener en cuenta.
“La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida”
-Arthur Schopenhauer-
4. Disfruta de pequeños placeres
Una taza de café o chocolate mientras observas como llueve a través de los cristales, observar como duerme un bebé, jugar con los niños o cerrar los ojos y oler y percibir el sonido del mar te proporcionarán una fuente de placer inmediata y que prolongarás en el tiempo. Te irán generando un “pozo de felicidad en tu interior”.
El efecto mariposa como vemos, se inicia con prácticas sencillas capaces de propiciar en nosotros no solo un gran bienestar, sino también una mejora en la salud.
5. Haz pequeñas cosas por los demás sin esperar nada a cambio
Pequeños gestos como acudir ayudar en campañas contra el hambre, ayudar a tu vecino, ceder un asiento, percibir un problema en un amigo y hacer lo posible por ayudarlo, crean efectos mariposa a corto, mediano y largo plazo. Para empezar está comprobado que el altruismo genera felicidad en las personas, por otro lado, si unimos los pequeños gestos de cada uno generaremos un gran huracán.
¿Te imaginas que cada persona lleva un paquetito de arroz para los más desfavorecidos en la campaña navideña contra la pobreza; se acumularán kilos y kilos de arroz…y todo con un simple gesto; algo simple con lo que dar forma a una sociedad mejor, más humana y más feliz.
6. Detente un minuto cuando estés enfadado
Respirar hondo y pensar que somos afortunados por todo lo que tenemos…otro huracán…nuestros niveles de ansiedad bajarán, saldremos de la espiral del enfado y prevenimos sentimientos nada saludables.
Gestos como estos previenen dolores de jaqueca, de estómago, resfriados etc. Las enfermedades están muy relacionadas con las emociones y sino que se lo digan a los romanos y su “Mens Sana in Corpore Sano”.
7. Piensa en el hoy y no en el mañana
Si ahora puedes disfrutar de dar un paseo con tu pareja o hacer una escapada a la playa en buena compañía, hazlo. Volverás a generar un huracán felicidad con estos pequeños gestos…si te vienen malos momentos pensarás lo mucho que te has reído y has disfrutado de la vida en tiempos pasados y te ayudarán a sobrellevar mejor los malos momentos.
8. Pon en práctica buenos hábitos
Los pequeños malos hábitos, tales como: empezar el día malhumorado, fumar para experimentar calma, ingerir alimentos poco salubres constantemente, etc., terminan determinando el rumbo de nuestra vida.
En este caso, lo ideal es aprender a identificarlos y evitarlos en la medida de los posible. Una vez que empieces a hacer pequeñas cosas, como despertar con un mejor ánimo y disposición, notarás grandes cambios.
Ya sabes pequeños gestos pueden mejorar tu vida.
“Algo tan pequeño como el aleteo de una mariposa, el última instancia, puede causar un tifón al otro lado del mundo”.
-El efecto mariposa-