El estudio de las monjas y los hallazgos sobre el alzhéimer
El estudio de las monjas es uno de los más ambiciosos, interesantes y provechosos de cuantos se han hecho sobre la enfermedad de Alzheimer. De hecho, constituye un verdadero modelo de investigación por la gran cantidad de características que lo hacen confiable.
Todo lo relacionado con el estudio de las monjas quedó consignado en el libro 678 monjas y un científico. La historia del mayor hallazgo sobre la vejez y el alzhéimer. Fue escrito por David Snowdon, creador y director de la investigación.
Siendo profesor de la Universidad de Minnesota, en 1986 inició este trabajo. 16 años después (2002), ya tenía listo el libro. El estudio de las monjas recopila información valiosa sobre el alzhéimer que de otra manera habría sido muy difícil de obtener. Sin más preámbulos, entremos en materia.
“Cuando Snowdon pidió su colaboración a una de las monjas que entonces tenía 92 años, esta le contestó inicialmente que “estaba demasiado ocupada para ponerse a colaborar en un estudio sobre la gente mayor”. Ese es el espíritu que ahuyenta el alzhéimer”.
-José Alonso-
El estudio de las monjas
David Snowdon eligió a un grupo de monjas de la congregación de las Hermanas de Notre Dame para realizar su investigación. El grupo inicial vivía en un convento de Mankato, Minnesota. Después se amplió a grupos que habitaban otros conventos y el estudio continuó en Kentucky.
El objetivo de la investigación era analizar la discapacidad mental y física que sobreviene con el envejecimiento y de qué manera se relacionaba con la enfermedad de Alzhéimer y otras demencias. Las hermanas que participaron en el estudio de las Monjas eran 678. Tenían edades comprendidas entre los 75 y los 102 años; la edad promedio era de 83. Ellas aceptaron formar parte de la investigación por una razón conmovedora: creían que era una manera de ayudar a mujeres de todo el mundo.
Todas ellas estuvieron de acuerdo en aportar información cuando les fuera solicitada, practicarse un examen físico anual, someterse a pruebas cognitivas cada año y dejarse tomar muestras de sangre para análisis genético y nutricional. También donaron sus cerebros para que fueran estudiados tras su muerte.
¿Por qué un grupo de monjas?
El estudio de las monjas es único y muy interesante desde el punto de vista metodológico. Pocos grupos de personas en el mundo presentan una homogeneidad tan grande como una congregación religiosa. Allí las mujeres comparten actividades, igual nutrición y las mismas condiciones medioambientales en general.
En estudios de este tipo las variaciones entre unos y otros voluntarios implican cierta complejidad. Las diferencias entre los participantes hacen que deban tomarse en consideración muchas variables antes de sacar conclusiones. En el estudio de las monjas no ocurría esto.
Así mismo, muchas veces no es fácil recopilar información sobre el pasado de una persona con la enfermedad de Alzheimer. Sus parientes, si los tiene, no siempre recuerdan con precisión los hitos en la vida de esa persona. En el estudio de las monjas los investigadores no solo contaban con la información que aportaba la congregación, sino que además cada religiosa había hecho una autobiografía al entrar en la comunidad.
Para completar, la donación de los cerebros fue un elemento fundamental. Contar con el órgano permitía contrastar las observaciones efectuadas sobre la persona en vida, con la constitución del cerebro, que podía verificarse tras la muerte. Todo en conjunto hacía ideal este grupo de estudio.
Las conclusiones del estudio
El estudio de las monjas contiene mucha información y muchas conclusiones valiosas. Una de las primeras que se extrajo era evidente: las monjas tienen mayor esperanza de vida que las mujeres promedio. Está claro que no fumar, no beber y llevar una vida más apacible son factores que inciden en la longevidad.
Otro de los hallazgos más interesantes tuvo que ver con las autobiografías de las religiosas. En promedio, las habían escrito a los 22 años de edad, al entrar en la Congregación. Se encontró una relación directa con el alzhéimer: entre más fluida era la autobiografía, menor probabilidad de padecer ese mal y viceversa.
Se estableció que el 80 % de las monjas que hicieron una autobiografía lacónica desarrollaron la enfermedad de Alzheimer cinco o seis décadas después. Entre las que hicieron una narración muy rica, solo el 10 % presentaron ese mal. Así mismo, se encontró una clara relación entre el estado de ánimo positivo y la salud mental a edades avanzadas.
El estudio de las monjas ha llevado a la pregunta por la base biológica o conductual del alzhéimer. Las religiosas más activas y felices no desarrollaron la enfermedad. ¿Eran así porque no tenían predisposición a padecerla o su conducta las protegió de ese mal? Aun no hay respuesta contundente para esto. Mientras tanto, esta investigación quedará como un inmenso aporte para toda la humanidad.
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