El mejor modo de hacer bien tu trabajo es amar lo que haces
Dedicar una gran parte de nuestra vida al trabajo no es una opción. Al menos para la mayoría de las personas, que necesitan de una vida laboral para cubrir unas necesidades. Sin embargo, cuanto más seamos capaces de ver el trabajo como una posibilidad de enriquecernos, de aprender o de relacionarnos, menor será la probabilidad de que, cuando hagamos balance, este tiempo laboral se lo restemos a lo que consideramos como realmente vivido.
Así, un trabajo que nos disgusta y que no nos hace sentir cómodos nos lleva a una frustración que no se queda únicamente en el ámbito laboral. Ese malestar tiene todas las papeletas para expandirse a los espacios familiares, las relaciones entre amigos, nuestras aficiones, etc.
Para poder desarrollarnos de una manera eficaz necesitamos estar a gusto con lo que hacemos, amar el trabajo que tenemos en la medida de lo posible. El modo de cumplir con las expectativas en él es sentirse conforme y no renegado, ponerle ganas y pasión al esfuerzo que hacemos por sacarlo adelante.
Una dura tarea en la que cabe la esperanza
Quizá estés pensando que es fácil escribirlo pero que no es tan fácil conseguirlo en la realidad, especialmente cuando las necesidades a cubrir acucian y las posibilidades de oficio no son demasiadas. No obstante, Internet también está lleno de historias de superación verídicas y que tienen que ver con lo que te estamos contando.
Sin ir tan lejos, seguro que conoces a alguien de tu entorno que tiene un trabajo con unas condiciones duras pero al que le ha encontrado el punto para que no sea una tortura, para que de él pueda recoger algo más que la pura recompensa económica.
“La esperanza es una cosa buena, quizá la mejor de todas, y las cosas buenas nunca mueren”.
-Stephen King-
Es arduo pero no imposible, por lo que no permitas un “no puedo” y aférrate al “podría ser”: esto te dará impulso y no te dejará caer para que puedas seguir probando. Mientras tanto, es bueno que busques en tu situación actual un punto de inflexión.
Un punto de inflexión no es más que un momento, una hora o un día en el que rompes con la inercia. Es ese instante en el que terminas con la sensación de que eres un autómata que se levanta todas las mañanas para repetir lo mismo que odia. Párate un momento a pensar por cuánto estás vendiendo tu tiempo, un tiempo que es el bien más preciado que tienes.
La clave se halla en la disposición: aquellos trabajos menos acordes a nosotros nos vuelven negativos y la mente es la mejor herramienta para intervenir sobre esa percepción y sobre el juicio de valor asociado. Acuérdate en tus malos días de este juego de palabras: con una buena actitud, ganaremos en aptitud.
Hagas lo que hagas, hazlo con pasión
La razón por la que esta frase se ha convertido en contagiosa es porque detrás de ella hay una manera de ser libre: cualquier empleo que aliene a una persona es en sí mismo una cárcel de barrotes invisibles. Por contra, tener pasión por un empleo, supone unas metas cumplidas y motivación para aquellas que todavía están sin cumplir.
“El placer que acompaña al trabajo pone en olvido la fatiga”.
-Horacio-
La fatiga, el cansancio, el estrés o el aburrimiento son factores que inciden más en quien parece querer salir corriendo de donde está porque no es feliz. Sin embargo, quien siente placer no huye sino que fluye: sufre una presión que en realidad disfruta. En muchas ocasiones no tenemos la posibilidad de elegir el empleo que queremos, pero otras ni siquiera nos hemos molestado en descubrir qué queremos.
Hay trabajos en los que no se cuenta el tiempo que queda
A nadie le gusta concebir su trabajo como un trabajo y de hecho si nos apasiona lo que hacemos no lo veremos realmente como tal. Para nosotros representará un cúmulo de responsabilidades que nos dan un lugar en el mundo, la respuesta a la incógnita de qué es lo que se me da bien, las gracias a quien nos ha dado la oportunidad de llegar ahí, incluso si nos la hemos dado personalmente.
“Tu trabajo va llenar gran parte de tu vida, y la única forma para estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que crees que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces”.
-Steve Jobs-
Encontrar un trabajo que nos guste no solamente nos enriquece, sino que también aumenta las posibilidades de que el resultado de nuestro desempeño sea de mayor calidad. Es lo que sucede con el entusiasmo, que tiene facilidad para contagiarse a los resultados y ser, de paso, el mejor potenciador de nuestra valía.
Amar tu trabajo es eliminar las connotaciones negativas que tiene para ponerle amor: tengo a mi lado enfermeras, médicos, psicólogos, abogados, profesoras y trabajadoras sociales que sonríen cuando ayudan a los demás. Hay cantantes, actores y escritores que lloran y hacen llorar de emoción. Hay padres que encuentran su realización personal en el trabajo y en la familia, en casa o fuera, etc. Se trata de que tú construyas el camino, uniendo lo que encuentres con lo que seas capaz de aportar.