El perfecto imperfecto vínculo del matrimonio
Perfecto por momentos, imperfecto por otros. Felicidad y tristeza pueden combinarse en un minuto. Buenas y malas noticias se conjugan en el día a día. Así es el amor. Si estás a punto de casarte o si llevas varios años de casado, es lo mismo… vale la pena vivir la vida de a dos.
Pocas veces podremos decir que algo imperfecto es bello. En el caso del matrimonio, es de una perfección un tanto extraña, que atañe a dos personas y relaciona a varios más. Estar en pareja es una lucha constante por alcanzar las metas y cumplir los sueños, pero también es saber enfrentarse a las dificultades y adversidades.
Todos sabemos que la perfección no existe, ni siquiera en la naturaleza, en el paisaje más bonito o en la mejor comunidad animal. Sin embargo, podríamos decir que el matrimonio es la perfección más imperfecta a la que un ser humano debe aspirar.
Estar casado es aprender a valorar al otro, a comprenderlo, a quererlo, a ayudarlo, a ser compañero. Y esto incluye tanto al hombre como a la mujer. Es un camino de a dos que se va forjando día tras día y donde los problemas no nos derriban, sino que nos hacen más fuertes.
Para que el matrimonio pueda ser una perfecta imperfección, deben coexistir pensamientos, sentimientos y opiniones iguales y a la vez diferentes. Cada uno de los integrantes de la pareja ha de tener su vida individual.
Recuerda que para que todo esté en armonía se debe cumplir con la siguiente premisa: “tu vida + mi vida = nuestra vida”. Esto quiere decir que tu tienes tus actividades, yo tengo las mías y ambos tenemos algunas en común.
La maravillosa experiencia del matrimonio
Si estás a punto de casarte o si en estos momentos tu relación parece colgar de la cuerda floja, debes tener en cuenta que no siempre habrá felicidad, sino que hasta la tristeza es necesaria para reforzar el vínculo.
“Ningún marinero se hizo experto en un mar en calma”, dice un refrán popular y realmente esto es así. Las adversidades son las que los harán más fuertes y sobre todo, más unidos. Para que el matrimonio sea una perfecta imperfección, es bueno reflexionar sobre estos aspectos:
En primer lugar, es positivo pensar diferente. Muchas parejas se desgastan pelea tras pelea ya que no tienen los mismos puntos de vista (y nunca los tendrán). Es verdad que estar identificados con los mismos valores y las mismas metas es necesario, pero no podemos pretender que el otro piense igual que nosotros el 100% de las veces. El respeto y la comprensión deben estar presentes ante todo.
Por otra parte, el matrimonio es saber que no estaremos solos ante las dificultades. Es verdad que a nadie le gusta tener problemas, enfermedades o verse en apuros, pero así es la vida. Comencemos a ver el medio vaso lleno de cada situación, por más negativa que sea.
Ante una mala noticia tener un hombro en el cuál llorar, un abrazo esperando al final del día, unas palabras de aliento o una comida caliente son los mejores alicientes que podemos agradecer.
La motivación constante del matrimonio no debería ser cumplir con ciertos mandamientos sociales como ser tener un hijo y después el segundo, un trabajo específico, la típica casa con jardín y un perro para jugar.
¿Sabes cuál debería ser el desafío de cada pareja? Mantener vivo el amor.Y no estamos hablando del sexo únicamente, sino de ese afecto que nos une a la otra persona más allá de todo.
Ese amor que puede saltar cualquier barrera y que no le teme a la monotonía ni a la rutina. Muchos matrimonios permanecen unidos por costumbre o por intereses debido a que no hicieron lo posible por “mantener encendida la llama del amor”.
Por último, es bueno comprender que tu pareja es un ser con sus virtudes y defectos. Al igual que el matrimonio, también es la perfecta imperfección que te hace tan feliz por momentos y hasta triste en otras ocasiones.
Ser más tolerante con el otro nos ayuda a serlo con nosotros mismos. No idealizar al hombre o a la mujer con quien dormimos nos libera de muchas presiones, nos permite ver las cosas como realmente son y no nos convierte en alguien que depende de sus habilidades.
El matrimonio es tan perfecto como imperfecto, pero… ¿sabéis que es lo mejor de todo? Que ambas cualidades pueden combinarse para subsistir y hacer que nuestra vida sea más bonita.