El síndrome de Pinocho

El síndrome de Pinocho afecta a aquellas personas que no pueden parar de mentir. Es una patología que requiere de diagnóstico y tratamiento profesional.
El síndrome de Pinocho
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 21 octubre, 2022

El síndrome de Pinocho se conoce en psiquiatría con el apelativo de “mentira patológica” o también con el nombre de “mitomanía”. Algunos investigadores de la mente humana, indican que esta patología se caracteriza por la compulsión irremediable que sufren algunas personas por mentir.

Cuando en la edad adulta observamos a personas que rodean su vida con mentiras y engaños para justificar acciones o para ajustar sus defectos de autoestima, entonces nos encontramos ante un serio problema. Para el mitómano la mentira forma parte de la normalidad.

No todos los mentirosos sufren el síndrome de Pinocho

No todas las personas que mienten padecen este síndrome. Algunos mienten conscientemente para conseguir un beneficio, pero el mentiroso patológico no miente con una intención. Sus mentiras son espontáneas y no planeadas, y una vez entrada en esta dinámica de farsa y engaños no pueden parar.

hombre mentiroso

Quien sufre el síndrome de Pinocho mantiene en muchas ocasiones durante años las mentiras que dice. Pero es importante recalcar que el mentiroso patológico sabe que miente, pero no puede evitarlo. No es algo que él pueda decidir. Es un acto inconsciente, patológico, algo que se le escapa de las manos.

Sin embargo, hasta tal punto es grave esta situación que la persona que sufre el síndrome de Pinocho se termina creyendo sus propias mentiras. Llega un momento en que no sabe discernir qué es realidad y qué es producto de sus mentiras.

La persona que sufre el síndrome de Pinocho no lo hace de manera intencionada, a pesar de que es consciente de que miente.

Las principales señales que caracterizan a un mitómano

¿Cómo podemos identificar a un mitómano? Puede resultar difícil diferenciar entre alguien que miente esporádicamente y con total voluntad de alguien que sufre esta patología. Sin embargo, tenemos algunas señales que si abrimos bien los ojos nos pueden ser de gran ayuda.

1. Las historias que cuenta no son delirios

mentiras

Cuando una persona miente se inventa una historia. Nada de lo que cuenta está siendo verdad, sino que está totalmente tergiversado con una finalidad: la de causar asombro o la de presentarse ante los demás como víctima.

Sin embargo, quien sufre el síndrome de Pinocho no da información totalmente falsa, sino que contiene muchas partes de verdad.

2. Las mentiras se prolongan en el tiempo

Si alguna vez has mentido, reconocerás que eso se hace en un determinado momento. No es algo que se haga en cualquier circunstancia sin tener motivos para ello. Las mentiras tienen una finalidad, como bien mencionamos antes.

En cambio, la persona mitómana miente de manera descontrolada, sin importar el contexto, el entorno o si la persona a la que le miente es un familiar o alguien desconocido. No se discrimina. La mentira se toma como normal.



3. Se cree sus propias mentiras

La persona que sufre el síndrome de Pinocho, a diferencia del mentiroso corriente, cree que todo lo que cuenta es verdad. Es decir, no es capaz de discernir entre lo que son fantasías de su mente de lo que no lo es. Esto es muy importante, ya que causa varios conflictos en sus relaciones con los demás.

teleoperadora mintiendo

Las historias y mentiras suelen describir al mentiroso de manera positiva y favorable, no ocurre lo mismo con quien sufre el síndrome de Pinocho.

La mitomanía no es inofensiva. Tiene efectos secundarios en distinto nivel. En el ámbito social, el mitómano suele perder credibilidad y se le etiqueta como el “cuentacuentos”. A nivel familiar, es definida como una persona poco recomendable y de escasa confianza. Y en cuanto a contactos y amigos, estos tienden a distanciarse o bien la persona termina alejada del grupo.

El único tratamiento para personas con este síndrome es la psicoterapia, aunque en la actualidad, no hay investigaciones sobre esta área que puedan garantizar la cura definitiva del paciente. Es una patología que siempre debe estar bajo supervisión y que sí puede tener mejoras, aunque no hay constancia de que se pueda eliminar por completo.

Causas del síndrome de Pinocho

El inicio de este síndrome se suele situar en la adolescencia, donde el feedback social tiene una importancia especialmente grande. Es decir, que el entorno tiene un gran poder en el mantenimiento y desarrollo de esta dolencia psicológica.

Por otro lado, en un 40% de los casos de síndrome de Pinocho se han encontrado algunas alteraciones del sistema nervioso central. Algunas de ellas son:

  • Epilepsia.
  • Antecedentes traumáticos o infecciosos graves.
  • Electroencefalogramas alterados.
  • Mayor proporción de materia blanca en el lóbulo frontal del cerebro, asociado a una mayor desinhibición y menos preocupación por aspectos morales.
  • Disfunción hemitalámica derecha.

Por tanto, la mentira patológica también puede tener un correlato neurológico, de salud o genético. Esto es clave a la hora de tratarlo como un trastorno y no como una mala costumbre.

El síndrome de Pinocho y la termografía

Un equipo de científicos de la Universidad de Granada, encabezados por el doctor Emilio Gómez Milán, diseñaron un experimento para averiguar se una persona miente o dice la verdad. En este experimento utilizaron una cámara termográfica para registrar la temperatura de la cara de los sujetos experimentales. Concluyeron que cuando alguien miente, la temperatura de la nariz baja y el de la frente sube.

Emilio Gómez apunta que estos dos puntos faciales son las claves para medir lo que denominaron como “Efecto Pinocho”. Gómez asegura que: cuando mentimos, la temperatura de la punta de la nariz desciende entre 0,6 y 1,2 °C, mientras que la de la frente sube entre 0,6 y 1,5 °C. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo”.

Pero, ¿a qué se debe este cambio de temperatura? Emilio Gómez nos da la respuesta: “para mentir hay que pensar, y por eso aumenta la temperatura de la frente, pero también nos ponemos nerviosos, algo que provoca un descenso de la temperatura de la nariz”.

La mentira está al alcance de todos

La mentira es uno de los comportamientos más estudiados en el ser humano. De hecho, todo el mundo lo hace, pero no a la ligera, sino bajo diferentes criterios. Un estudio llevado a cabo en 2017 hizo una revisión sobre este tema cubriendo todos los enfoques hasta la fecha, descubriendo que las personas mienten teniendo en cuenta el contexto, las decisiones, el comportamiento de los demás, el estado de ánimo y el agotamiento.

Por eso es necesario distinguir a un mentiroso de un mitómano y de una persona que miente en ocasiones. El síndrome de Pinocho, como muchos otros trastornos, requiere de un diagnóstico y de un tratamiento, no de un juicio moral.


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