4 enseñanzas de "La historia interminable"
La historia interminable es una obra maestra, una de esas obras clásicas, atemporales, capaces de hacer disfrutar tanto a niños como a adultos. Escrita en 1979 por Michael Ende, no tardó en convertirse en un bestseller. Más tarde, con su adaptación al cine en 1984, sus efectos especiales baratos y su ya mítico tema musical hicieron de esta producción todo un fenómeno de masas.
Sin embargo, el cine no deja de deberle una adaptación equiparable en calidad a la obra de Ende. La complejidad de su narrativa, sus tramas y su aporte filosófico es inmenso, y bien merece una adaptación con los medios y los presupuestos que se manejan en la actualidad para las superproducciones cinematográficas.
Como dato de interés, cabe señalar que Ende nunca aprobó el modo en que el director alemán Wolfgang Petersen realizó la adaptación de su preciada obra a la gran pantalla. Definió la película como un melodrama kitsch, orientado a lo comercial y elaborado a base de felpa y plástico. Demandó incluso a la productora cinematográfica, pero acabó perdiendo el litigio.
No obstante, algo que ocurre con frecuencia cada vez que las nuevas generaciones descubren la película, es que despierta en ellos la curiosidad por acudir al libro. Y es ahí, en el refugio de esas páginas, donde todo cambia y se inicia el auténtico viaje. Ese donde se escapa del simplismo visual para iniciar una travesía más auténtica, heroica, filosófica y transformadora…
Enseñanzas de “La historia interminable”
Las enseñanzas de La historia interminable sitúan a su narrativa entre los mejores libros de fantasía. El niño que lee por primera vez este libro no se queda con ideas como “aplaude si crees en las hadas”, como nos mostraron en Peter Pan. Lo primero que puede suceder es que ese joven lector se vea identificado con el protagonista: Bastian Balthasar Bux.
Es el clásico nerd de la escuela. Un chico introvertido, malo en los deportes, con sobrepeso y que sufre bullying. Su madre ha fallecido y su padre lidia como puede con el duelo, desvinculándose un poco de su propio hijo. Para Bastian, el mundo es demasiado caótico, hasta que cae en sus manos un libro poco usual. Un libro en el que él pasa a ser el protagonista absoluto.
A pesar de que a menudo se enfatiza que esta obra de Ende resulta demasiado compleja para que la lean los niños, se equivocan. Los niños son filósofos natos, solo ellos pueden preguntarse aspectos como: ¿puede existir realmente algo como la “nada” en nuestro mundo? ¿No tener límites es lo mismo que ser infinito? Solo el lector que cuestione lo que lee, tomará contacto con las enseñanzas de este libro.
Veamos ahora un listado de las mismas.
1. La imaginación nos hace libres y sabios
“Los humanos viven por creencias, y las creencias se pueden manipular”.
Algo que descubrimos en La historia interminable es que el mundo de Fantasía no puede subsistir sin el mundo real y, a su vez, nuestro mundo no se sostiene sin Fantasía. La salud de un mundo depende de la salud del otro. No podemos olvidar que Ende fue heredero de pensadores de la Ilustración como Immanuel Kant. Razón e imaginación siembre deben ir juntas.
Esto nos demuestra que solo quienes se permiten disfrutar de las historias y la imaginación logran ser personas libres, nobles y también sabias.
Porque la imaginación, atemperada con la razón, nos permite ver la realidad desde otras perspectivas y gracias a ellas, aprendemos también a relativizar, a cuestionar la realidad. Sin embargo, quien vive aferrado a sus creencias sin cuestionarse nada, puede ser manipulado y dominado.
2. Cuando la tristeza te arrastre, lucha
“Como todas las transformaciones verdaderas, la suya fue tan lenta y suave como el crecimiento de una planta”.
Quienes han visto la película, es muy posible que quedaran traumatizados por la muerte del caballo de Atreyu, Artax. El animal fue hundiéndose lentamente en el pantano de la tristeza, mientras su amo, Atreyu, lloraba su final con impotencia y desesperación. Esta imagen es una dura metáfora sobre la pérdida.
Sin embargo, su protagonista, lejos de dejarse arrastrar por esa tristeza, logró salir adelante, avanzar y reponerse. La muerte forma parte de la vida y ante su imagen, no podemos más que avanzar y transformarnos.
3. Los sueños y la esperanza nos mantienen a salvo de la desesperación
“Una vez que alguien sueña un sueño, no puede simplemente dejar de existir”.
Gmork es ese personaje simbólico en forma de lobo que sirve al vacío y a la “Nada”. Su presencia allana el terreno para la destrucción del mundo de Fantasía. Él mismo da una descripción precisa a Atreyu de lo que es precisamente la Nada. Es el vacío de la desesperación, es cuando perdemos toda esperanza y quedamos desprovistos de cualquier cosa que nos dé sentido. La Nada es, por encima de todo, dolor y sinsentido.
Esas palabras evocan casi de manera precisa el sustrato de una depresión. Sin embargo, Atreyu, ese héroe infatigable, no decae y siempre aúna coraje. No lo hizo en el pantano de la tristeza cuando perdió a su corcel. Y no lo hizo tampoco en su enfrentamiento con Gmork. Lo guía la esperanza y también Bastian, quien empieza a creer en los sueños y en Fantasía.
4. Enseñanzas de La historia interminable: La autoestima, una fortaleza interna
“La armadura elegante no ayuda, la Esfinge puede ver directamente dentro de tu corazón”.
Otra de las enseñanzas de La historia interminable tiene que ver con la autoestima. Con esa valía que, aunque viene a menudo condicionada por lo que nos rodea, debe forjarse desde dentro. Con confianza, templanza, seguridad personal y amor propio. Así, en un momento dado, todos recordamos ese instante en que Atreyu debe pasar entre las titánicas esfinges para dirigirse al Oráculo Sur.
Ese acto le permitirá conocer la enfermedad de la Emperatriz Infantil y salvar a Fantasía. Sabemos que los héroes más aguerridos han perdido la vida en esa prueba. Pero, en realidad, quien ha caído pulverizado por las Esfinges es porque vaciló, porque dudó de sí mismo. En cambio, el niño guerrero avanza con serenidad y confianza en sí mismo.
La autoestima nos abre puertas y nos permite convertirnos también en los héroes de nuestras propias historias.
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- Rojas, Q., & Milagros, V. (2007). La autoestima.