Enso: el círculo zen de la plenitud y la iluminación
El Enso o círculo zen simboliza la plenitud de lo simple. Representa lo infinito contenido en la perfección de la armonía. Pocos símbolos espirituales resultan tan magnéticos para el espectador y a la vez tan poderosos para quien lo pinta. Pues solo quien tiene la mente libre de cargas e iluminada por el equilibrio interno es capaz de trazar ese círculo perfecto.
Los maestros budistas suelen decir que el Enso no puede ser explicado. En realidad solo hay un modo por el cual llegar a entenderlo con todos sus matices, en toda su esencia: experimentándolo. Porque ese símbolo no es un simple círculo y de hecho tampoco es un forma de arte.
Sabemos que cada vez es más común elegir como tatuaje esta forma, esta expresión minimalista de la escuela zen. Sin embargo, su implicación va mucho más allá… Enso es un estado de la mente. Es ese punto de armonía perfecta donde cuerpo y mente quedan liberados para poder volcar su perfección interna a través de un gesto, de un movimiento.
El que lleva a cabo esa mano para expresar un estado personal donde todo está completo, donde todo y nada existe en este momento presente y puede quedar contenido en la forma de un círculo que queda abierto. Aunque hay algunos artistas que lo dibujan cerrado.
Para los que dejan una abertura en el Enso, ésta puede simbolizar distintas ideas. Como, por ejemplo, que el Enso no es una figura separada, sino que es parte de algo más grande; o que la imperfección es un aspecto esencial e inherente de la existencia (como ocurre también en la idea de simetría rota).
Asimismo, el Enso también es un símbolo sagrado, en tanto que los maestros zen a menudo lo emplean a modo de firma en sus obras religiosas.
Crear un Enso japonés exige práctica y calma mental. Porque un Enso se pinta en una pincelada continua, en un solo trazo y con solo una oportunidad para completarlo. No hay marcha atrás para corregirlo.
Enso, el arte del círculo y el equilibrio interior
Los círculos siempre han tenido una trascendencia mágica, simbólica y espiritual. El propio Carl Jung pasó gran parte de su vida fascinado por esta forma y en especial, por el concepto de los mándalas.
Tanto es así que en sus ratos libres, o bien cuando necesitaba poner distancia de sus problemas, solía dibujar círculos. Según él, simbolizaban la formación y la transformación de la propia mente. Porque, según el célebre psiquiatra suizo, a través de estas formas hallamos la calma, pero también el impulso a ir más allá…
Para el budista zen, en cambio, el Enso (círculo) evoca ese momento perfecto en el que la mente es libre de dejar el cuerpo para que el espíritu se eleve. Por ello, solo una persona mental y espiritualmente completa será capaz de dibujar un verdadero Enso.
Es, por así decirlo, el reflejo de su iluminación expresada a través de un dibujo, del pulso firme y seguro de un artista capaz de evocar su perfección interna. Si nos preguntamos ahora sobre el origen de este símbolo debemos ir atrás en el tiempo hasta el siglo 28 a. C en China, momento en que esta idea, este concepto fue importado más tarde a Japón por los monjes budistas.
En el Shinjinmei, un poema oriental que recoge la esencia del budismo zen, se describe al Enso como un vasto espacio donde no falta ni sobra nada. También se explica que la práctica de dibujar estos círculos surgió cuando un monje le pidió a su maestro que explicara con palabras qué era la iluminación. El maestro le dijo que algo así no puede describirse ni en palabras ni en letras. Después, cogió un pincel y papel de arroz y dibujó un círculo.
El Enso y el universo que gira
La forma del círculo está arraigada en casi cualquier cultura. Sin embargo, este símbolo va mucho más allá de su trazo, ya que en infinidad de tradiciones evoca más bien la representación perfecta del propio mundo, del movimiento y también de ese epicentro donde todo confluye y se concentra. Simboliza el uróboro que se muerde la cola en su ciclo infinito.
Es la luna llena atrayendo las mareas en su contacto con la naturaleza, es la taza vacía del té donde leer el futuro e incluso la rueda del Dharma conteniendo la sabiduría del Budismo. El Enso es en esencia, el propio universo en movimiento.
“El Enso no depende del lenguaje, así que debes dejar a un lado el intelecto y comunicarte de forma más profunda. Es simple, porque más que un círculo es una experiencia muy exigente porque no hay explicación. Tienes que vivir con eso. Un Enso se hace de manera decisiva, una vez y sin corrección. Pero no es acto creativo. Dibujar un círculo Zen es una experiencia creativa sin usar la creatividad”.
Artistas que se han inspirado en el Enso
Muchos artistas y creativos del mundo han encontrado en el Enso una oportunidad de crear con libertad y una forma de practicar la meditación y la atención plena. Algunos de ellos son:
- Kazuaki Tanahashi (1933): es un consumado calígrafo japonés y maestro zen, que encontró en el arte un pilar de su su practica budista. En sus obras, retoma incontables veces el Enso para hablar del arte como una forma de meditación y práctica del desapego. Asimismo, siempre realiza el Enso sin cerrar para mostrar la imperfección como algo inherente a la existencia.
- Kazuo Shiraga (1924-2008): fue un artista japonés que retomó el círculo zen de una forma más ambigua que Tanahashi. Para realizar sus pinturas, solía colgarse de una cuerda, convirtiendo su cuerpo en un gran pincel pendular con el que realizaba enormes pinturas caligráficas, siendo el Enso una de ellas. Su propósito era crear acciones que significaran el aquí y el ahora, y en hacer del arte un reflejo del momento creador.
- Yoko Ono (1933): abordó muchos aspectos de la cultura japonesa, como la filosofía zen y la taoísta. En su obra Painting To See the Sky, Yoko te invita a realizar dos agujeros en un lienzo, los cuelgues donde puedas ver el cielo y lo muevas de lugar para ver si éste cambia. Con esta obra retoma la idea del vacío como un todo y el ejercicio de la atención plena al invitarte a observar el cielo a través de los agujeros.
Cómo dibujar un Enso
Para dibujar un Enso hay que partir de una idea: fukinsei, la negación de la perfección. Se trata simplemente de plasmar el momento presente mediante la atención plena. Debemos liberar la mente de pensamientos, limpiarla de toda preocupación para experimentar ese contacto auténtico con un mismo donde volcar en un solo movimiento el trazo del círculo.
Alejemos la pretensión de que nos salga “un círculo perfecto”. Porque no es la perfección lo que buscamos, no hay que pensar en nuestra habilidad, esfuerzo o en el resultado. Hay que fluir, dejarse llevar.
El arte zen es una expresión externa del estado interno. Por tanto, para dibujar o pintar un auténtico Enso se requiere de un trabajo continuado donde hallar calma y equilibrio. Solo cuando estemos verdaderamente preparados, daremos forma a ese círculo imperfecto que representará a la perfección el momento presente.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Yoshiko A. Ensō: Zen Circles of Enlightenment. Colorado: Shambhala Publications; 2007.