¿Es necesario tener pareja?
¿Es necesario tener pareja para ser feliz? Nuestra cultura nos ha condicionado a entender que la realización personal pasa a menudo por crear un vínculo afectivo con alguien. En caso contrario, si permanecemos solteros, es común a su vez que nuestro entorno más cercano nos anime a encontrar pareja con apremio porque la soledad (dicen) es mala y perjudica.
Bien cabe decir que hay abundante documentación científica que nos recuerda que esto no es así. Es más, desde la Universidad de California en Santa Bárbara la doctora Bella dePaulo nos facilita los datos de un estudio revelador. La soltería no genera malestar ni infelicidad. A menudo, son muchas las personas que tras finalizar una relación experimentan un crecimiento personal notable. Se abre ante ellos una nueva etapa donde disfrutan de sus relaciones sociales, donde ese bienestar renovado influye incluso en su salud.
Ahora bien, no queremos decir con esto que la soltería es más satisfactoria que la vida en pareja. Cuando hablamos de felicidad no hay fórmulas exactas, ni reglas ni directrices que sirvan para todos por igual. Porque la satisfacción no se encuentra obligatoriamente al lado de alguien: debe partir siempre de uno mismo.
“Las personas que disfrutan relaciones satisfactorias y estables son seres equilibrados. No andan en busca de alguien que ‘llene un hueco’. Reconocen su propia valía.”
-Andrew Matthew-
¿Y si alguien no tiene pareja o “decide” no tener pareja?
Este es un asunto muy personal, ya que muchas personas tienen otras prioridades en la vida que tener pareja, lo cual es muy respetable. Para este tipo de perfiles contar con un compromiso puede incluso chocar con el estilo de vida que quieren vivir, por eso deciden no tenerla.
Mantener o no mantener una relación afectiva es (a menudo) una elección personal. Ahora bien, es algo que a su vez debemos dejar muy claro a quienes en un momento dado, puedan interesarse por nosotros. Cada uno tiene plena libertad a establecer qué desea y qué no desea, siempre y cuando eso sí, no hagamos daño a nadie con nuestras conductas. La felicidad al fin y al cabo es un lienzo en blanco en el que uno elige los colores en la historia de su vida.
Las relaciones de pareja que mantenemos dicen también mucho de nosotros mismos, de nuestras inseguridades, vulnerabilidades y miedos.
Por otro lado, en el estudio antes citado de la doctora DePaulo pudo verse algo llamativo que nos hará reflexionar. Por término medio las personas solteras establecen relaciones de amistad más satisfactorias y significativas. También disfrutan más de sus familiares y allegados. Sin embargo, los perfiles que contaban con una pareja veían estas dimensiones limitadas en muchos casos.
Las relaciones sociales y la amistad sí ofrecen felicidad
Fue en el 2002, cuando dos notables pioneros de la Psicología Positiva como Ed Diener y Martin Seligman, realizaron un estudio en la Universidad de Illinois sobre este mismo tema. Descubrieron que la felicidad y el bienestar se relacionan sobre todo con la amistad. Este es precisamente esa dimensión de la que disfrutan en mayor grado las personas que no tienen o eligen no tener pareja.
La amistad es ese apoyo donde compartir problemas, donde las emociones positivas son constantes y nuestro cerebro encuentra calma y felicidad. No es necesario tener pareja por tanto para ser feliz, sin embargo podemos decir que la amistad sí es básica para sentirnos bien.
Tener una relación de pareja saludable y madura sí da la felicidad
En muchas ocasiones nos relacionamos con personas que lejos de sentir una gratificación estando con ellas, nos pueden llenar de amargura e insatisfacción. Realmente, la experiencia de vivir el amor en una relación de pareja es un camino de maduración mutua.
En él aprendemos muchas cosas de nosotros mismos intercambiando gustos, pasiones y placeres. También dificultades, miedos y carencias que corresponden a nuestra apertura interior a la persona con la que hemos decidido unirnos afectivamente. En esa relación mostramos los aspectos más íntimos que no solemos sacar a relucir.
La relación de pareja deja de ser saludable en el momento en el que supone una necesidad, una dependencia emocional, situando nuestro valor en la otra persona.
Con pareja o sin pareja, lo más importante es quererse ante todo a uno mismo, valorarse y respetarse. De esta forma, queriendo tener pareja o no, podremos vincularnos afectivamente con los demás de manera satisfactoria; siendo estos los pilares básicos para mantener una relación sana.
Al fin y al cabo, el objetivo de mantener vínculos afectivos con las demás personas es el de sentirnos bien. No obstante, resulta fundamental distinguir entre la necesidad de obtener ese bienestar por medio de alguien o de compartirlo.
La relación sana supone aceptación, para compartir lo que somos con la otra persona en un espacio común, que también nos permita el derecho de disfrutar de nuestro propio espacio.
¿Por qué se tiene la idea de que es necesario tener pareja?
Lo más común en la sociedad en la que vivimos es tener pareja, o al menos eso es lo que nos han hecho creer. Lo vemos a través de los medios de comunicación, de la literatura y en nuestra educación.
Seguro que recordarás a más de un familiar preguntándote cuándo te vas a echar novio, ya desde la más tierna infancia. Buscar pareja se puede llegar a vivir como algo obligado, haciéndonos sentir mal el hecho de no tener pareja.
Esta idea también ha sido introducida a través de películas y cuentos que dan gran importancia al amor romántico, a los príncipes y princesas, la existencia de la media naranja y al hecho significativo de que es preciso sufrir por amor. Todo ello mitos extendidos que aparecen en nuestras mentes como: “Deberías tener una pareja para ser feliz”.
Los matrimonios y la pareja se han consolidado en nuestra cultura como un núcleo fundamental en la organización de nuestras comunidades. Sin embargo, son muchas las personas que deciden no tener pareja, puede ser durante un tiempo determinado o puede ser para el resto de sus vidas.
“Saber situar el amor en nuestra vida y saber situarnos en el amor requiere un trabajo de crecimiento personal para no confundir el amor con otras cosas: la posesión, la presión, la anulación, etc. Desarrollar en el día a día el arte de amar es entender el amor como un arte: el arte de compartir, de la armonía, de la creación.”
–Fina Sanz-
La cuestión más importante es saber que el hecho de tener una pareja forma parte de una elección, no de una necesidad. En el momento que surge como una necesidad, aparece la dependencia, el conformismo y la posesión, de tal forma que construimos una relación basada en la desesperación.