Escuchar sin empatía: la desconexión emocional

Escuchar sin empatía duele. Sin embargo, también es preocupante que quien tenemos en frente comprenda lo que sentimos en ese mismo momento, pero sin embargo, no haga nada al respecto.
Escuchar sin empatía: la desconexión emocional
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 11 octubre, 2022

Escuchar sin empatía es mirar sin ver. Es decir que sí con el rostro mientras la mente está ausente, desconectada y alejada emocionalmente de quien se tiene delante. Pocas competencias son tan esenciales para construir relaciones fuertes y significativas como la comunicación y la escucha empática, ahí donde saber conectar con los ojos, los sentimientos y la voluntad.

Hace solo unos meses el psicólogo de la Universidad de Yale, Paul Bloom, especialista en ciencias cognitivas, dio la vuelta al mundo a raíz de unos polémicos comentarios al respecto de la empatía. Según él, esta dimensión tienen poco de positivo. No obstante, para entender qué quería decir con estas palabras es necesario profundizar en su mensaje.

Según el profesor Bloom en ocasiones, tras esta dimensión se esconde un acto de sibilina falsedad. Uno puede por ejemplo empatizar con aquello que le está explicando la pareja, pero darle exactamente igual. Es decir, todos, de algún modo, somos capaces de calzarnos en zapatos ajenos, pero actuar después con total indiferencia.

Por tanto, podríamos concluir con total acierto que la empatía no sirve de mucho si no hay una actitud proactiva, una sensibilización auténtica y una actitud activa hacia quien tenemos en frente. Es más, tal y como nos señala el profesor Bloom, en ocasiones hay personas que llevan a cabo ciertas conductas partiendo de la empatía, pero no las hacen para ayudar a los demás, sino para sentirse bien consigo mismas.

Todo ello nos anima quizá a afinar un poco más la idea que tenemos de esta característica. No basta solo con estar ahí, con sentir y hacer ver que comprendemos la realidad del otro. Es necesario manifestar de forma activa ese sentimiento, esa vinculación.

“El regalo más preciado que podemos dar a otros es nuestra presencia. Cuando nuestra atención plena abraza a los que amamos, florecen como flores”.

-Thich Nhat Hanh-

Niño triste mirando hacia abajo

Escuchar sin empatía, una conducta tristemente común

Escuchar sin empatía es algo más común de lo que podamos pensar en un principio. Es más, en ocasiones tendemos a ritualizar tanto nuestras interacciones cotidianas que no percibimos esa falta de conexión emocional, esa que casi sin saber, le estamos dirigiendo a quien tenemos delante.

Un ejemplo muy característico son esos papás y mamás que responden casi de manera automatizada a sus hijos cuando estos les explican algo. Son esas frases tan manidas como “sí ese dibujo es muy bonito” o “¿de verdad? qué interesante”, mientras los recogen del cole o mientras están ocupados en otras cosas y los pequeños intentan explicarles qué han hecho durante el día.

Estas dinámicas no significa que queramos menos a nuestros hijos, en absoluto. Significa que a veces no tenemos tiempo de estar presentes y nos limitamos a escuchar sin empatía porque la vida es ajetreada, porque nuestras jornadas hacen que nuestras mentes estén en todas partes (y en ninguna a la vez).

Respuestas no empáticas que dificultan la conexión emocional

Todos hemos tenido esa misma sensación. Esa donde estamos hablando con alguien que permanece ausente, que nos dice que sí con la cabeza mientras sus pensamientos están a kilómetros luz. Ahora bien, es común que se dé a su vez otro tipo de situaciones donde nos emiten un tipo de respuestas, comentarios o reflexiones que lejos de ayudar, actúan como muros. Como alambradas en la conexión emocional.

Son las siguientes:

  • Respuesta asesorativa: lo que tú tendrías que hacer…
  • Respuesta personal enfática: ¡Eres un exagerado, pero si eso no es nada!
  • Correctiva: eso que dices no es así
  • Interrogativa: ¿y ahora por qué dices/piensas/haces eso?
  • Respuesta excusa: sé que eso te preocupa, pero yo ahora mismo no puedo ayudarte porque…

Como vemos, con este tipo de respuestas nos damos cuenta de que a veces es mejor que no nos hubieran dicho nada. Así, al hecho de escuchar sin empatía se le añade a menudo otro problema: emitir respuestas que rompan la comprensión empática.

pareja representando el efecto de escuchar sin empatía

Cultivar una empatía auténtica y con actitud activa

Todos podemos (y seguramente seremos) personas empáticas. Es más, estudios como el llevado a cabo por el doctor Anthony David del Instituto de Psiquiatría, de DeCrespigny Park, en Londres, nos demuestra que ya es posible medir la empatía y obtener nuestro propio coeficiente empático.

Si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta sin duda de que todos poseemos esta dimensión, pero algo en lo que solemos fallar es una de sus dimensiones clave: la habilidad social. Es decir, somos empáticos, pero no usamos esta competencia con efectividad. Ello hace que a veces nos limitemos a escuchar sin empatía, que entendamos al otro pero respondamos de modo inadecuado o que la otra persona no sienta que la comprendamos con autenticidad. Por ello, es necesario que tengamos presente las siguientes claves.

Cómo usar la empatía con efectividad

  • La empatía requiere tiempo y saber estar presentes, sin prisas y sin excusas.
  • La actitud empática se vale en primer lugar de la mirada. Necesitamos mirar al otro sin juzgar, con cercanía y afectividad.
  • En segundo lugar, debemos saber cómo responder. La críticas, los juicios o el “yo en tu lugar hubiera hecho” no ayudan en estos casos.
  • A su vez, la empatía necesita por encima de todo ser proactiva. Porque quien hace ver que entiende pero no hace nada, engaña y falla. Porque hacer creer que somos valiosos, pero descuidarnos luego, deja marca y duele.

Para concluir, no demos por sentado que todos somos unos expertos en esta materia. Siempre tenemos algo que aprender, que pulir, que mejorar en la práctica cotidiana empatía. Empecemos por tanto por nosotros mismos para dar lo mejor a los demás y cuidar así de nuestras relaciones como lo que son: auténticos tesoros.


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  • Shari M. Geller and Stephen W. Porges, “Therapeutic Presence: Neurophysiological Mechanisms Mediating Feeling Safe in Therapeutic Relationships” Journal of Psychotherapy Integration, 2014, Vol. 24, No. 3, 178–192.
  • Lawrence, EJ, Shaw, P., Baker, D., Baron-Cohen, S., y David, AS (2004). Medición de la empatía: fiabilidad y validez del cociente de empatía. Medicina psicológica , 34 (5), 911–919. https://doi.org/10.1017/S0033291703001624

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