El estado mental de alto riesgo (EMAR) y los primeros brotes psicóticos

La detección temprana es muy importante en la mayoría de cuadros clínicos. En este caso, hablamos de la detección temprana del estado mental de alto riesgo y de cómo esta ayuda a reducir la probabilidad de desarrollar una psicosis.
El estado mental de alto riesgo (EMAR) y los primeros brotes psicóticos
Cristina Girod de la Malla

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Girod de la Malla.

Última actualización: 31 mayo, 2021

El término psicosis se utiliza para referirse a los trastornos mentales caracterizados por una cierta pérdida de contacto con la realidad. Puede afectar a personas de cualquier edad y, por suerte, existen opciones de tratamiento. Sin embargo, para poder abordarlo de manera correcta, la detección precoz es primordial. Detectar un estado mental de alto riesgo puede ayudar a prevenir y tratar un futuro episodio psicótico.

Una adecuada psicoeducación puede ayudar a las personas con mayor riesgo de desarrollar psicosis a detectar los síntomas iniciales para tratarlos lo antes posible, lo que mejora el pronóstico del cuadro.

Los síntomas prodrómicos suelen incluir pequeños cambios de conducta o en la forma de describir las experiencias o los sentimientos. Algunos “síntomas premonitorios” son los siguientes:

  • Cambios en el estado de ánimo: cólera, irritabilidad, inquietud…
  • Trastornos del sueño y cambios de alimentación.
  • Pérdida de energía, incapacidad para concentrarse y tomar decisiones.
  • Percepción de que el entorno a cambiado (atmósfera delirante).
  • Retraimiento y aislamiento social.
Hombre con ansiedad

¿Qué es el estado mental de alto riesgo (EMAR)?

El concepto de estado mental de alto riesgo no es un diagnóstico clínico y, por lo tanto, no aparece recogido en los manuales diagnósticos DMS-5 y CIE-10. Surge en 1995 en Australia, de la mano de los psiquiatras Patrick McGorry y Alison Yung. Se utiliza para describir estados en los que es más probable desarrollar psicosis y, por ello es un “diagnóstico” algo controvertido.

Sin embargo, el DSM-5 sí que incluye entre las afecciones que necesitan más estudio el síndrome de psicosis atenuado. Los síntomas de este incluyen al menos uno de los siguientes síntomas:

Estos están presentes de manera atenuada y con juicio de realidad relativamente intacto, pero de frecuencia y gravedad que requiere atención clínica. Aparecen al menos una vez a la semana y han comenzado o empeorado en el último año.

Para considerar que una persona tiene un estado mental de alto riesgo, se deben tener en cuenta tres criterios:

  • Síntomas positivos atenuados. No son lo suficientemente graves o persistentes para cumplir los criterios de un episodio psicótico.
  • Historia familiar de trastorno psicótico en un familiar de primer grado (padre, madre) o trastorno esquizotípico del sujeto, más un declive funcional persistente o significativo dentro del último año.
  • Síntomas psicóticos breves intermitentes y limitados (BLIPS, brief limited intermittent psychotic symptoms) que no tengan más de una semana de duración y remitan espontáneamente.

El estado mental de alto riesgo se puede evaluar mediante varios instrumentos, siendo los más importantes la entrevista estructurada para síndromes prodrómicos -SIPS, de McGlashan, Miller, Woods- y la entrevista de evaluación integral de estados mentales de alto riesgo, CAARMS -desarrollada en Australia por Young y McGorry y otros colaboradores-.

¿Cómo intervenir en el estado mental de alto riesgo?

Para atender correctamente a las personas con EMAR, el tratamiento debe individualizarse y estar cimentado sobre una adecuada alianza terapéutica. Debe poder ofrecer al paciente estrategias de afrontamiento de los síntomas e información clara y sincera sobre la posibilidad de desarrollar psicosis.

Es importante también tener en cuenta que la intervención debe realizarse, en la medida de lo posible, fuera de un entorno estigmatizante (como puede ser un centro de salud mental). Todo tratamiento debe ofrecer al paciente lo siguiente:

Algunos de los programas desarrollados con el objetivo de detectar precozmente síntomas para poder intervenir sobre ellos son los siguientes:

PACE (Personal Assessment and Crisis Evaluation)

Es una clínica pionera en la investigación y tratamiento de las personas con estado mental de alto riesgo. Realiza intervenciones de psicoeducación familiar, terapia cognitivo conductual, abordaje del abuso de sustancias y entrenamiento en habilidades sociales, entre otras.

RAP (Recognition and Prevention)

Es un programa de investigación que aborda las inquietudes de personas entre 15 y 30 años, que consultan preocupados por cambios en los pensamientos, sentimientos, comportamiento y funcionamiento social.

Un equipo de salud mental ofrece atención sobre síntomas que podrían ser primeros signos de alarma de un episodio psicótico.

PRIME (Prevention Through Risk Identification, Management and Education)

Realiza abordajes en personas entre los 12 y los 40 años que experimentan cambios preocupantes en sus pensamientos, experiencias o sentimientos. Los factores de riesgo para desarrollar psicosis incluyen: desconfianza, pensamientos o comportamientos extraños, mayor dificultad en el trabajo o a nivel educativo y cambios en las emociones.

P3 (Programa de Prevención de las Psicosis)

El programa P3, desarrollado en España plantea tres propósitos fundamentales:

  • Emplear estrategias de evaluación temprana y detección de sujetos en riesgo, o propensos a desarrollar una psicosis, desde los centros de atención primaria y los servicios de salud mental.
  • Realizar intervenciones de carácter cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico en bajas dosis adecuado a cada caso particular.
  • Realizar seguimientos de los sujetos tratados para evaluar la eficacia de las intervenciones realizadas.
Hombre en terapia

Un abordaje correcto del estado mental de alto riesgo reduce la probabilidad de desarrollar psicosis

Como afirma la OMS, los programas de prevención pretenden contraatacar los factores de riesgo y reforzar los factores de protección a lo largo de la vida de la persona con el fin de interrumpir los procesos que contribuyen a la disfunción mental humana.

La intervención temprana permite minimizar el deterioro del funcionamiento psicosocial, retrasar, disminuir o prevenir la evolución a una psicosis. Las investigaciones afirman que los tratamientos combinados (terapia psicológica y antipsicóticos) en la fase de riesgo reducen la tasa de transición a una psicosis de un 40 % a un 26 %.

Por ello, en primer lugar se debería favorecer un acceso rápido a los servicios de salud mental para facilitar la detección temprana. Esto pasa por reducir el periodo de psicosis sin tratar (los”días de espera”). En segundo lugar, se deberá garantizar el mantenimiento de una atención integral de manera continua durante el periodo crítico (5 años).

Por último, la psicoeducación, ofrecida tanto a los pacientes como a sus familiares, permite conocer en qué consisten los estados mentales de alto riesgo y cómo detectarlos, qué opciones de tratamiento hay, estrategias concretas para el manejo de los síntomas y otras formas de implicarse en el tratamiento.


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  • Labad, J. (2016). Retos y perspectivas en la psicosis incipiente. Inf. psiquiátr, 105-126.

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