Fobias meteorológicas: ¿en qué consisten y cómo tratarlas?
Existen diferentes tipos de fobias específicas, como las animales o las situacionales (claustrofobia, ambientales…), dentro de las cuales se encuentran las fobias relacionadas con los fenómenos meteorológicos. Hay quienes tienen miedo a la presencia de rayos y truenos, tanto en la lejanía como en la cercanía. Otras tienen pánico a las nieblas espesas en las que la visibilidad se reduce al máximo.
Por lo general, las personas que padecen alguna fobia meteorológica han estado en situaciones climáticas adversas que han marcado su historia de vida. El hecho de que se pueda repetir un acontecimiento similar las lleva a sentir y sufrir por lo que han vivido en el pasado.
En qué consisten las fobias meteorológicas
Las personas con una fobia meteorológica experimentan altos niveles de ansiedad junto a un miedo irracional y excesivo ante la exposición o anticipación de determinadas condiciones meteorológicas. Esto da como resultado que la persona intente evitar, en la medida de lo posible, aquellas situaciones o lugares donde estas puedan presentarse.
Este tipo de fobias, al igual que cualquier fobia específica, tiene las siguientes características:
- El objeto o situación específica casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediatos.
- La situación fóbica se evita activa y persistentemente durante 6 meses o más.
- El miedo o la ansiedad experimentados no guardan proporción con el peligro real que representa el objeto o la situación.
- Deterioro social, ocupacional u otras áreas importantes del funcionamiento.
- Los síntomas no pueden explicarse por otro trastorno psiquiátrico, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno de ansiedad por separación o el trastorno de ansiedad social.
La etiología exacta de las fobias meteorológicas no se conoce. Sin embargo, se cree que pueden desarrollarse debido a la asociación entre las condiciones meteorológicas y el miedo o el pánico. La teoría más común que sustenta lo anterior es el condicionamiento clásico, el cual postula que una fobia se precipita cuando un evento que provoca miedo o ansiedad se combina con un evento neutral.
Síntomas las fobias meteorológicas
Este tipo de fobias se puede observar en una persona cuando:
- Tiene un temor excesivo a ciertas condiciones meteorológicas.
- Evita situaciones en las que pueda enfrentarse al objeto de su fobia.
- Se siente ansioso durante las manifestaciones de ciertos fenómenos meteorológicos.
La persona con una fobia meteorológica puede tener síntomas físicos como: palpitaciones del corazón, sudoración, dificultad para respirar, dolor de pecho, aturdimiento, escalofríos, náuseas, enrojecimiento, temblores.
También presentan síntomas cognitivos como: imágenes y creencias negativas, creencias de incapacidad para soportar la situación temida, interpretaciones negativas sobre las reacciones fisiológicas, pensamientos intrusivos, preocupaciones y estado de alarma.
Las fobias pueden desencadenar toda una serie de síntomas que lleguen incluso a incapacitar a la persona en varios ámbitos de su vida: social, familiar, laboral, intrapersonal…
Tipos de fobias meteorológicas
A continuación, expondremos algunos tipos de fobias meteorológicas:
- Anemofobia: temor al viento o a las corrientes de aire.
- Aclufobia: horror a la oscuridad.
- Aurorafobia: miedo a las auroras.
- Brontofobia: miedo a los truenos.
- Ceraunofobia: aversión a los truenos y rayos.
- Eosofobia: miedo al amanecer.
- Heliofobia: miedo al sol.
- Hidrofobia: aversión al agua.
- Homichlofobia: miedo a la niebla.
- Hygrofobia: miedo a la humedad.
- Keraunofobia: miedo a los truenos y relámpagos.
- Lilapsofobia: temor a los tornados y huracanes.
- Meteorofobia: temor a los meteoritos.
- Nephofobia: temor a las nubes.
- Noctifobia: miedo a la noche.
- Ombrofobia: miedo a la lluvia.
- Ouranofobia: temor al cielo.
- Psicrofobia: miedo al frío.
- Quionofobia: miedo a la nieve.
- Termofobia: temor intenso al calor.
- Selenofobia: miedo a la luna.
- Nebulafobia u homiclofobia: temor irracional a la niebla.
Sin importar el tipo fobia meteorológica que tenga, una persona puede adquirir la habilidad de lidiar con ella. Igual que ha aprendido a responder de manera negativa frente a ciertos fenómenos, puede también aprender reacciones más adaptativas ante ellos.
Cómo se trata
Hablar con un profesional de la salud mental puede ayudar a la persona con fobia a gestionar sus temores y ansiedades. La terapia de exposición y la terapia cognitiva conductual son los tratamientos más eficaces en estos casos.
- La terapia de exposición: se centra en cambiar el modo en que el individuo reacciona a la situación temida. La exposición gradual y reiterada a la fuente de la fobia específica y a los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones que se asocian puede ayudarle a la persona a controlar la ansiedad. La exposición en vivo consiste en tomar contacto directo con el estímulo ansiógeno o desagradable. La indicación básica es mantenerse en contacto con el estímulo temido hasta que la ansiedad se reduzca.
- La terapia cognitiva conductual: implica la exposición en combinación con otras técnicas para aprender maneras de ver y enfrentar de un modo diferente la condición meteorológica que está causando el miedo.
- Medicamentos: por lo general, la terapia de exposición tiene resultados satisfactorios en el tratamiento de fobias específicas. No obstante, a veces los medicamentos pueden ayudar a reducir la ansiedad y los síntomas de pánico que experimenta la persona.
Estrategias de afrontamiento
Aunque la psicoterapia puede ayudar a superar las fobias meteorológicas, también se puede adoptar algunas medidas por cuenta propia:
- No evitar las situaciones que causan el miedo. En lugar de evitarlas, se debe intentar estar cerca de ellas con la mayor frecuencia posible.
- Practicar las técnicas aprendidas en terapia y trabajar con el terapeuta para desarrollar un plan en caso de que los síntomas empeoren.
- Buscar apoyo en grupos de autoayuda.
- Cuidar la salud mental y física. Descansar bien, comer sano e intentar hacer actividad física todos los días.
Para terminar, si las fobias no se tratan, pueden afectar significativamente el funcionamiento cotidiano de la persona. Por lo tanto, se le recomienda a quienes padecen de una fobia que consulten a un profesional de la salud mental cuando los síntomas afecten sus actividades diarias y su calidad de vida.
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