«Focusing», una técnica para la autoexploración y la reducción de estrés
El focusing es una herramienta terapéutica muy efectiva donde la persona debe tomar conciencia de aquello que ocurre en su cuerpo para después, proceder a una sanación emocional. Se trataría por tanto de aprender a enfocar nuestra mirada y nuestra atención hacia esa “sensación sentida” para relacionarnos mucho mejor con nosotros mismos y afrontar así los problemas de la vida.
Somos conscientes de que en materia de gestión del estrés y la ansiedad ya hemos leído casi de todo. Entendemos también que en ocasiones, hay quien tras haber pasado por terapia, quien tras haber probado varios enfoques, escuelas, y pasado por consultorios varios sigue arrastrando casi los mismos problemas. ¿Por qué en ocasiones sentimos que la psicoterapia no nos sirve?
“Relajarse, evocar una época de paz ¿Qué hay entre tú y ese sentimiento? Pon a un lado cada preocupación y profundiza en ese sentimiento de fondo”.
-Eugene Gendlin-
Esto mismo es lo que se preguntó en su día Eugene Gendlin. A quien no le diga nada este nombre, cabe señalar que este filósofo experiencial, psicoterapeuta y colega de Carl Rogers, se preguntó lo mismo durante una buena parte de su carrera profesional. Así, si había algo que caracterizaba al doctor Gendlin era su empeño, su curiosidad y su obsesión por las investigaciones.
Fue a lo largo de los años 60 cuando tras cientos de análisis y sesiones terapéuticas se dio cuenta de una cosa. Existía un modo, un poderoso recurso emocional que le permitió concluir con éxito el 95% de las intervenciones con sus pacientes. Esa técnica, ese proceso terapéutico que desarrolló el doctor Eugene Gendlin se llama focusing.
Lo que desarrolló este filósofo y terapeuta le valió alzarse con el primer premio como psicólogo distinguido por parte de la Asociación de Psicología Americana (APA) y a día de hoy, la técnica del focusing puede aplicarse a cualquier ámbito de nuestra vida: gestión del estrés, educación, salud, trabajo, creatividad…
¿Qué es el focusing?
Para entender qué es el focusing empezaremos con un sencillo ejemplo. Pongamos que llegamos a casa por la noche y nuestra pareja nos pregunta aquello de “qué tal el día”. Nosotros, como siempre respondemos que “bien, cansados pero bien”. Puede que incluso le expliquemos una anécdota sobre un compañero o que le contemos lo que tenemos que hacer al día siguiente.
Ahora bien, Eugene Gendlin en sus sesiones invitaba a los pacientes a que describieran su “sensación sentida“. Este término nos puede parecer poco más que una redundancia, pero lo que buscaba en realidad era explorar en ese universo físico-emocional que iba más allá de las palabras, más allá del relato de “hoy ha sido un día normal estoy cansado, pero bien”.
Así, y en caso de que enfoquemos nuestra atención en el propio cuerpo, lo más probable es que hagamos otro tipo de lectura: hay dolor abdominal, tensión en el estómago, percibimos rigidez en la nunca, un corazón acelerado y una cefalea martilleante que se extiende solo en medio cráneo. Todo ello son emociones sentidas, pistas de que tal vez, haya algo en nuestra vida que quizá no va tan bien como creemos.
El focusing es por encima de todo una de las psicoterapias corporales más conocidas. Forma parte también de otro tipo de enfoques como la vegetoterapia caracteroanalítica de Wilhelm Reich o el análisis bioenergético de Alexander Lowen. Son prismas psicológicos que surgieron en su momento como reacción al conductismo o al psicoanálisis, ahí donde se devuelve el interés a la experiencia humana, a las sensaciones y no solo al comportamiento observable y medible.
- El focusing nos pone en contacto con nuestras emociones y sensaciones a través de la experiencia sentida.
- Al principio, estos procesos físicos nos pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, cuando profundizamos en el por qué de esa tensión, de esa sobrecarga, de esa molestia surge una cualidad emocional que es necesario traducir en palabras. Tras la aceptación de esa realidad emocional, de ese problema se procederá entonces a la acción, a un cambio conductual saludable.
Cómo nos ayuda el focusing a gestionar el estrés
Si hay algo que todos sabemos es que no es nada fácil disuadir el estrés o la ansiedad. A menudo, no nos basta con relajarnos, no sirve de mucho que llegue el fin de semana si al lunes siguiente, volvemos a enfundarnos en el mismo traje, en la misma escafandra pesada y oxidada de la que es imposible liberarnos.
El focusing nos propone iniciar un desprendimiento gradual atendiendo la “sensación sentida”, pero para ello debemos hacerlo de la forma adecuada. Estos serían los pasos recomendables.
“Si quieres ser escuchado, debes poner de tu tiempo en escuchar”.
-Marge Pierce-
Claves para practicar el focusing
El primer paso de focusing es poner en práctica lo que se conoce como “despejar un espacio”. Consiste en dirigir nuestra atención hacia cada sensación física. Por ejemplo, si en el trabajo nos indican que debemos hacer un informe, acudir a cierto sitio o ponernos en comunicación con alguna persona, y lo que experimentamos al momento es dolor de estómago, preguntémonos por qué ocurre esa molestia física.
- Lo ideal es no dejar que se adhiera a nosotros una molestia física tras otra. El focusing demanda inmediatez, requiere que nos preguntemos qué hay entre nosotros y esa sensación, ese sentimiento.
- Nos invita a mantener un diálogo compasivo con nosotros mismos. Es necesario que nos preguntarnos con amabilidad qué nos ocurre, qué nos duele, qué nos preocupa.
- Hay que establecer una relación de confianza con el cuerpo para escucharlo, aceptando la realidad experiencial de cada momento para tomar conciencia de nuestras debilidades y también de nuestros puntos fuertes.
- El focusing requiere también acción, implica generar cambios en nuestra conducta para restablecer el equilibrio físico y emocional.
Para concluir, estamos seguros de que esta práctica humanista, este enfoque de autoexploración y autoconciencia física parece a simple vista tan útil como interesante. En realidad lo es. No obstante, cabe decir que nadie aprende a establecer esa comunicación tan genuina con el propio cuerpo y sus emociones de un día para otro. Requiere tiempo, paciencia y voluntad.
Tomar conciencia de la experiencia sentida para proceder a la sanación emocional y a una adecuada gestión del estrés implica unas cuantas semanas de entrenamiento. Sin embargo, puede lograrse y los resultados sin duda son sensacionales.