Frieda Fromm-Reichmann y la terapia de orientación psicoanalítica

Frieda Fromm-Reichmann fue capaz de curar a muchos pacientes que estaban diagnosticados de esquizofrenia. Lo hizo a través de psicoterapia y sin acudir a los medicamentos. Su obra, lamentablemente, no es muy visible actualmente.
Frieda Fromm-Reichmann y la terapia de orientación psicoanalítica
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 15 junio, 2019

Frieda Fromm-Reichmann fue una psiquiatra bastante peculiar en su momento, pues logró encontrar una vía diferente a la represión física o las drogas químicas para tratar a los pacientes que se encontraban bajo la etiqueta de ‘enfermos mentales’. Además, fue una de las grandes difusoras de las ideas psicoanalíticas en los Estados Unidos.

Ha sido considerada una revolucionaria en la historia del tratamiento de la esquizofrenia. Parte de su fama se debe a que trató y curó a la famosa Joanne Greenberg, una mujer cuyo caso parecía imposible de tratar y ya había sido catalogada como ‘demente’. La terapia con Frieda Fromm-Reichmann no solamente la llevó de nuevo a la cordura, sino también a convertirse en una importante novelista.

“La doctora Fried: Ella es inteligente… pero después de que la conoces desde hace tiempo, te darás cuenta de que con la pequeña Clara Fried, el cerebro es sólo el principio’”.

-Joanne Greenberg , sobre Frieda Fromm-Reichmann-

Su principal obra fue Principios de psicoterapia intensiva , publicada en 1950. Para muchos, Frieda Fromm-Reichmann debería tener un lugar más relevante en la historia del psicoanálisis, pues se trata de una de las neofreudianas más prolíficas y destacadas.

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Frieda Fromm-Reichmann, una chica brillante

Frieda Fromm-Reichmann nació el 23 de octubre de 1889 en Alemania. Provenía de una familia de clase media, de religión judía y muy conservadora. Fue la mayor de varios hermanos, todos ellos varones; por esta razón, su padre le concedió ciertos privilegios que no eran comunes para una mujer en aquel entonces.

Uno de ellos fue el apoyo para que estudiara medicina en la Escuela de Medicina de Königsberg, donde se graduó con tan solo 19 años. Cuando cumplió 22 años ya tenía un doctorado en neurología y psiquiatría. Amaba su oficio y lo demostró dedicándose a él con pasión durante toda su vida.

Su primer trabajo fue con soldados que habían sufrido lesiones cerebrales durante la Primera Guerra Mundial. De esta etapa datan sus primeros artículos, todos ellos con un marcado acento científico. Al terminar esta labor, su perspectiva y su trabajo dieron un giro.

La práctica del psicoanálisis

Frieda Fromm-Reichmann dejó de interesarse por el campo orgánico de su profesión y se adentró en un nuevo camino. J.H. Schultz le facilitó algunos ensayos sobre psicoanálisis freudianos, capturando, de inmediato, su atención. En particular, le interesó el tema de la relación terapéutica, la transferencia y la contratransferencia.

A su consulta llegó un paciente muy particular, llamado Erich Fromm, con el que ya había coincidido en algunos círculos psicoanalíticos. El brillante paciente se convirtió luego en su esposo y vivió con él una tormentosa relación que se prolongó hasta el día de su muerte. Mantuvo su apellido de casada, incluso después de su divorcio.

Debido a su origen judío, tuvo que emigrar de Alemania cuando comenzó el ascenso del nazismo. Estuvo en varios países y, finalmente, se radicó junto a su esposo en Estados Unidos. Tras el fin de la guerra, se propuso difundir la teoría psicoanalítica en su nuevo lugar de residencia.

Una paciente especial

Frieda Fromm-Reichmann comenzó a trabajar en la clínica privada de Chesnut Lodge (Rockville, Maryland), donde ejerció su profesión durante más de 22 años. También allí desarrolló su psicoterapia intensiva, que aplicaba como elemento fundamental en el tratamiento de la esquizofrenia.

En ese mismo lugar, trató a Joanne Greenberg, una adolescente que tenía internamiento permanente. En su mente, había ocho personajes con los que alucinaba y con quienes había construido un idioma común que nadie más hablaba. Joanne era una especie de ‘caso perdido’.

A medida que el proceso terapéutico avanzó, Frieda Fromm-Reichmann hizo un pacto con su paciente. Cada una de ellas elaboraría las memorias del proceso, desde su propia perspectiva. Al final, las dos publicarían un libro con ambas versiones.

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Nunca te prometí un jardín de rosas

La cura de Joanne Greenberg fue sorprendente. Sin embargo, Frieda Fromm-Reichmann murió el 28 de abril de 1957, a los 67 años sin ver terminado su trabajo junto a Greenberg. Tuvo un ataque cardíaco que los médicos atribuyeron a su incontrolable afición a fumar y a su hábito de beber licor. El proyecto con su paciente, pro desgracia, se vio truncado.

Para Greenberg, esta pérdida fue devastadora, pero se decidió a cumplir su promesa. Recordando lo que había aprendido en terapia, se fue gestando su obra Nunca te prometí un jardín de rosas, en la que narra el extraordinario camino desde la locura a la razón, trayecto que ella hizo con la guía de Frieda Fromm-Reichmann y sin acudir a medicación.

La propuesta terapéutica de Frieda Fromm-Reichmann era la de compenetrarse con sus pacientes y lograr una comprensión respetuosa de la raíz de sus síntomas. Notaba que solo con establecer esa relación, profunda y afectuosa, se producían cambios significativos en sus pacientes. Pese a ello, en la actualidad, su obra ha quedado relegada a un segundo plano, seguramente, por el auge de los avances en farmacología que apenas dejan espacio para la propuesta de Frieda Fromm-Reichmann.


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  • Delahanty, G. (2006). Frieda Fromm-Reichmann y la psicoterapia intensiva en la esquizofrenia. Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, 39(1), 12-23.

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