Giro cingulado: partes y funciones
El giro cingulado es una parte del cerebro humano que se encuentra en los dos hemisferios cerebrales. Esta estructura, junto con el giro parahipocampal, constituye la corteza límbica del sistema límbico del cerebro.
Cuando nos encontramos inquietos o ansiosos es nuestro giro cingulado el que actúa. Este nos ayuda a expresar nuestro estado emocional a través del gesto, la postura y el movimiento.
Como podrás imaginar, el giro cingulado ha tomado gran importancia en los estudios neurocognitivos y cognitivos. Además, esta parte de la anatomía cerebral se ha visto relacionada con varias funciones cerebrales, pero también con algunos trastornos.
La enfermedad de Alzheimer o la depresión son grandes ejemplos de ello. Sin embargo, también tiene que ver con otros trastornos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, algunos trastornos de ansiedad y otros relacionados con la adicción.
Estructura y funciones del giro cingulado
La corteza cingulada anterior
En términos generales, esta parte de la corteza cerebral tiene su papel especialmente en las respuestas autonómicas y endocrinas de la emoción y el almacenamiento de la memoria.
Además, se cree que participa en la regulación de la función endocrina y en la expresión de estados autónomos. Lo hace a través de sus proyecciones con el núcleo del tracto solitario y el núcleo motor dorsal del nerio vago.
Pero no solo se limita a realizar proyecciones a estas zonas. La corteza cingulada anterior también tiene conexiones extensas con:
- La amígdala. Esta región del cerebro se encuentra altamente involucrada en las respuestas emocionales.
- La sustancia gris periacueductal. Se trata de un lugar primario para la modulación de ciertos circuitos relacionados con el dolor.
- Núcleos medio-dorsal y talámico anterior. Se cree que estos núcleos podrían estar involucrados en algunas funciones tales como el aprendizaje, la memoria y la atención.
Corteza cingulada medial
Esta parte del giro cingulado se involucra cuando hacemos predicciones sobre los resultados del comportamiento. También ayuda a que se ejecute este comportamiento mediante proyecciones que hace sobre la corteza prefrontal dorsolateral, las áreas motoras suplementarias, las cortezas parietales y la médula espinal.
Es por eso que se cree que la corteza cingulada medial está relacionada con el procesamiento de la información sobre la toma de decisiones. Se trataría, en concreto, de la toma de decisiones basada en la recompensa y en la actividad cognitiva asociada con el control motor intencional.
Corteza cingulada posterior
El giro cingulado posterior está relacionado con un circuito de memoria topocinética. Concretamente, su función principal se encuentra en la orientación visoespacial.
La parte más ventral parece estar altamente integrada dentro de la “red de modo predeterminado” del cerebro. Esto es, un sistema en el cerebro que permanece activo cuando no prestamos atención a los estímulos externos.
Además, se cree que esta parte también tiene que ver en los procesos de cognición dirigidos de forma interna. Algunos son la recuperación de memoria, la planificación o el procesamiento de información espacial.
También se plantea la hipótesis de que esta parte esté involucada en el autocontrol y la evaluación de eventos relacionados con la autorrelevancia.
La parte más dorsal de la corteza cingulada posterior se encuentra estrechamente ligada a las regiones premotora, visual dorsal y orbitofrontal del cerebro. Además, esta parte participa en la orientación del cuerpo en un espacio visual.
Corteza retrosplenial
Esta parte del giro cingulado se ha visto implicado en procesos tales como la memoria autobiográfica y la imaginación. Así, parece que muchos trastornos neurológicos que deterioran la memoria están asociados con problemas en esta región del giro cingulado.
Parece, pues, que el giro cingulado se encarga sobre todo de mediar nuestras respuestas emocionales. Además, también se encarga de asignar valor a la emoción ante estímulos tanto externos como internos. Especialmente, el giro cingulado nos permite vocalizar los estados internos (es decir, nos da la capacidad de expresar nuestras emociones en voz alta).
En conclusión, si el giro cingulado se ve dañado, el sistema autónomo podría perder su capacidad para responder a estímulos condicionados. Ello podría derivar en comportamientos agresivos, en timidez o disminución del sentimiento de afecto.
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