Gracias papás por caminar siempre a mi lado
Gracias papás por estar siempre a mi lado, aunque no os vea, gracias por haber creado unos lazos tan fuertes como para sobrevivir a todos los errores que he cometido mientras crecía. Gracias por crear una familia, sembrar los valores y esperar con paciencia los frutos que ofrecen hoy, cada día.
Sois maravillosos por haber sabido caminar a mi lado, pero esquivando la tentación, a medida que crecía, de intentar controlar cada uno de mis pasos, pasando de dirigirme a aconsejarme. Gracias a esta actitud he podido crecer y gracias a esta actitud habéis podido echarme una mano cuando me he metido en empresas, con la osadía que da la juventud, que superaban mis recursos.
Me habéis ayudado a tejer unas alas tan fuertes que alturas en otro tiempo grandes, hoy parecen pequeñas. En mi cabeza quedan los ecos de vuestros ánimos, esos que intentaban darme impulso para subir mucho más de lo que lo habría hecho sola. Hoy siguen funcionando, teniendo el mismos efecto.
Estoy agradecida por haberme dado la vida un día, pero sobre todo por no haberos detenido en ese umbral. Por no haber hecho todo por mí, por haberme enseñado a hacerlo en vez de hacerlo por mí. Lo primero en ocasiones ha costado rabietas, tiempo y frustración; los segundo habría sido mucho más fácil. Sin embargo, con lo segundo, tampoco sería la persona que soy ahora.
No olvido que a la hora de hacer planes he sido una gran prioridad para vosotros. Habéis pasado noches conmigo cuando estaba enferma y al día siguiente habéis ido a trabajar. Me habéis llevado a sitios muy aburridos para vosotros y habéis esperado con paciencia a que me cansara por empacho. Entonces no era consciente, ahora sí.
La familia se construye cada día
Gracias papás por hacernos una familia de verdad, de las que están unidas, de las que se mantienen fuertes ante las adversidades y no dudan el subir al tejado para tapar una gotera antes de tirar toda la casa. Gracias papás por darnos herramientas y dejarnos construir todo lo que hoy tenemos, lo que hoy podemos contar como un equipo, una familia.
Os agradezco que, aunque las vidas cada vez nos hagan tener menos tiempo para todos, sigamos buscando aquello que nos hace felices y lo sigamos compartiendo. Os agradezco haber mantenido esa prioridad frente a otras muchas de la competencia.
Gracias por darnos tanto amor, tanto que nos da para querernos y seguir teniendo ganas de querer; por abrazarnos fuerte, pero sin dificultar nuestra respiración. Gracias papás por ser lo que hoy somos, una familia de las de verdad: de las que discuten, pero saben cómo arreglarlo; de las que no se quedan en minucias y se mantienen atadas y fuertes.
Gracias papás por crear un vínculo tan fuerte y seguro
Gracias por enseñarnos tanto, por cuidarnos sin ahogarnos, por preguntar sin interrogar, por hacer que sepa que allá donde vaya siempre podré volver y tener a alguien esperando con alegría mi regreso, alguien que me quiere y que tendrá hueco para mí. Gracias por todo lo que hoy siento hacia a vosotros, por enseñarme que el amor y la familia son pilares importantes, por mostrarme dónde estará siempre mi refugio y reservar un lugar para mí.
Gracias por estar ahí, por sentiros aunque no pueda veros, por haber sabido expresar todo lo que me queréis y hacer que me sienta así, querida y segura. Por hacerme ver que siempre estaréis, pase lo que pase, y haga lo que haga, por darme un amor incondicional. Ese que hoy puedo sentir, pero también ver. Ese por el que os escribo.
Os agradezco todo lo que habéis hecho y seguís haciendo cada día, gracias por caminar a mi lado y darme tanto. Por quererme y enseñarme, por ayudarme a ser quien soy ahora. Gracias papás por formar la familia que hoy somos, gracias por hacer que el amor tenga una representación física, gracias papás por todo el trayecto recorrido juntos.