Hijo de padre desconocido, ¿cómo gestionarlo?
Ser hijo de padre desconocido es una condición compleja. A veces tiene lugar porque la madre tuvo varias relaciones ocasionales, incluso con hombres a los que apenas conocía. Al quedar embarazada, no atina a identificar con quien es el padre. Lamentablemente, esta es una condición que se presenta sobre todo en la adolescencia.
En la actualidad hay otra realidad que lleva a tener un hijo de padre desconocido: la inseminación artificial con donante anónimo. A veces esto se produce en el marco de una pareja afectada por la infertilidad. En ese caso, hay un padre biológico (desconocido) y otro de crianza (conocido). Pero si se trata de una mujer sola, se genera un vacío tanto de información como de presencia.
Este tipo de situaciones conforman un escenario que debe manejarse con mucha sensibilidad. Hay que reducir el impacto en el niño en su condición de hijo de padre desconocido. Al mismo tiempo, lo ideal es que la madre se prepare para compensar esa carencia.
«Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado».
-Miguel de Unamuno-
El hijo de padre desconocido
Tener un hijo de padre desconocido seguramente fue la condición habitual para muchos de nuestros antepasados más lejanos. Además de que no se conocían los procesos propios de la gestación, tampoco había hecho su aparición la monogamia. Por lo tanto, era imposible darle el título de padre a un hombre en particular.
Cuando se configuró la institución de la familia y se conformaron parejas estables como tales, la paternidad se presumía en virtud de esa estructura. Sin embargo, tampoco era posible establecer con absoluta certeza quién era hijo de quién. Esa posibilidad solo fue una realidad hasta finales del siglo XX, con las pruebas de ADN.
Durante todo ese lapso se erigió un tabú en torno al hijo de padre desconocido. La propiedad privada y los derechos que daba tener el apellido paterno convirtieron en una especie de parias a quienes no tenían padre. Por supuesto, también a las mujeres que eran sus madres.
Actualmente, estamos en un punto extraño para la paternidad. En virtud de la inseminación artificial se producen casos como el del médico británico Bertold Wiesner, que ha utilizado su propio esperma para fertilizar mujeres y se puede considerar el padre de unos 600 hijos. En este caso, el padre se conoce, pero se convierte en una figura paradójica y confusa.
La importancia del padre
Frente al rol que juega el padre en la crianza de un hijo no se puede dar una respuesta única y definitiva. El factor cultural juega un papel muy importante y también define el lugar que ocupa el hijo de padre desconocido. Tener o tener una figura paterna tiene efectos psicológicos, pero también socioeconómicos y culturales.
En principio, es importante que el niño cuente con un tercero que se convierta, por así decirlo, en un referente alternativo al que pueda acudir. Si la relación diádica con la madre se torna exclusiva, es posible que esto se convierta en un obstáculo para el desarrollo psicológico saludable. Ahora bien, ese tercero no tiene por qué ser un padre legítimo. Otra persona puede hacer sus veces.
Lo ideal es que el padre y la madre estén presentes durante los primeros años de vida de su hijo. Esto suele favorecer a los tres, aumentando las probabilidades de que el hijo tenga un desarrollo más equilibrado. Dicho esto, la ausencia de padre no tiene necesariamente efectos graves. Dicho de otro modo, no es la situación quizás más deseable de partida, pero no tiene por qué condicionar necesariamente el desarrollo de una persona.
¿Quién es mi padre?
En tanto predomina el modelo mental de una familia compuesta por padre, madre e hijos (aunque en la práctica haya más familias que no corresponden a ese modelo) es muy probable que en algún punto el niño quiera saber quién es su papá. No es fácil responder a esta pregunta en el caso de un hijo de padre desconocido.
Lo más importante, en todos los casos, es no dar respuestas falsas o tendenciosas. Se debe tomar en cuenta la edad del niño para saber cómo contestar. Es fundamental no transmitirle una carga negativa en torno a la figura paterna. Con los niños más pequeños, lo mejor es narrarle todo como un cuento, positivado y matizado, pero sin mentiras. Cuando sea adolescente se le puede hablar de una forma más directa.
Tenga la edad que tenga es necesario que no alimentar expectativas que sean poco realistas. Hay que dejarle muy claro que es muy probable que su padre no forme parte de su vida. Quizás haya un momento en el que comience un duelo, en el que el entorno social jugará un papel muy importante, ya sea facilitando o haciendo más complicada su gestión. La mejor noticia es que una persona con padre desconocido también puede llegar a ser una persona equilibrada y feliz.
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